Por Soledad Colina
El director boliviano Eduardo Gómez ofrece en su logrado documental La conquista de las ruinas (una coproducción entre Argentina, Bolivia y España), un intenso trabajo coral de diferentes zonas de nuestro país y parte de Bolivia, tanto en paisajes urbanos, como campestres.
Filmado en el año 2020 y en plena pandemia, se nutre de escenarios naturales como el Delta del Río Paraná, de la Patagonia, partes del vecino país boliviano y de la fascinante Ciudad de Buenos Aires, para retratar la tensa relación entre lo natural y lo urbano, en una sociedad que debe destruir al primero para luego hacer crecer al segundo y con las irreparables consecuencias que estas acciones conllevan.
Un arqueólogo, dos integrantes de una comunidad aborigen, un minero y un obrero, son algunos de los protagonistas de este retrato lleno de interés y mucho de productivo, de corta duración, pero conciso lema.
Eduardo Gómez, su director, hace muy personal su mirada y enfoque sobre una problemática de índole mundial, en este caso ubicándose en nuestro país, y que nos hace reflexionar sobre la ambición del hombre por el dinero, por sobre el cuidado del planeta, y de su destrucción.
Lo abstracto de algunos tramos conviven muy en armonía con los diferentes testimonios, logrando así un documental que se ve y aprecia muy amenamente. También los encuadres, una fotografía preciosista y precisa, las puestas de cámara y, desde lo narrativo, los personajes que lo habitan y sus atractivos relatos, nos llenan de interrogantes. ¿Es el mundo un lugar para vivir menos natural, en pos de una evolucionada urbanización? ¿ Cuál es el límite de su lenta, pero inexorable destrucción?
Estas preguntas y seguro muchas más son las que pasarán por la mente de los espectadores de La conquista de las ruinas. Lejos de tener un mensaje ecologista, la película es más una sentida composición sobre la humanidad, su temido presente y también su apocalíptica caída, dónde la culpable es ella y nadie más.
Titulo: La conquista de las ruinas.
Título original: Idem.
Dirección: Eduardo Gómez.
Intérpretes: intervenciones de Juan Cuevas Brañez, Mayko Crispín Méndez, Reinaldo Roa, Santiago Chiara y Sebastián Apesteguia.
Género: Documental.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 84 minutos.
Origen: Bolivia/ Argentina/ España.
Año de realización: 2020.
Distruidora: Rodante Films/ Pensilvania Films (Coproducción).
Calificación: 7 (siete)
