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jueves, 21 noviembre 2024
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Especial James Bond #9: Las chicas de 007 (segunda parte)

Por Alan Prince

Hasta ahora vimos como las chicas Bond ganaban terreno, pero sus participaciones fluctuaban entre personajes con gran desarrollo o que sólo estaban para mostrarse en ropa interior.

A mediados de los 90s quedó confirmado Pierce Brosnan como el nuevo Bond, aunque el actor ya estaba en la mira desde la participación de su entonces esposa, Cassandra Harris (1942-1991), como la Condesa Lils Von Schalf en Sólo para sus ojos (1981).

Este cambio vendría acompañado también de una actualización urgente de Bond post Guerra Fría y caída del muro de Berlín que sería gestionado férreamente por una Barbara Broccoli cuyo control sobre la saga terminaría siendo absoluto.

Uno de los primeros movimientos de este seudo reinicio fue la inclusión de Judi Dench como M, la jefa de Bond. Una idea que ya se venía amasando desde la etapa Dalton, acá tendríamos el nuevo tono con respecto al trato de las chicas. Su dinámica con el flamante Bond era también uno de los elementos característicos que ahora se sumarían a la saga, una especie de batalla de sexos.

Si antes pasaron de figuras decorativas (incluso poniendo el cuerpo literalmente como el caso de Rider o Romanova, que sus voces eran dobladas) a aliadas que necesitaban al 007 para alguna de sus misiones, ahora se lo ordenaban, lo cuestionaban; en otras palabras, tenían voz propia: la chica Bond sumisa había llegado a su fin.

La etapa de Brosnan se convertiría en una de las más consistentes en materia chica Bond, no faltaba alguna que siempre resultaría afectada por su trato, pero finalmente tendríamos chicas que eran más que una cara bonita.

Goldeneye (1995) nos presentó a Xenia Onatopp (Famke Janssen), una mujer totalmente encantadora que, pese a su imagen sensual, no terminó por encamarse con el 007. Un mensaje claro que parecería decir “aunque luzca sexy y seas James Bond, no busco sexo”.

Wai Lin (Michelle Yeoh) se presentó como una Bond femenina, en El mañana nunca muere (1997), una clara influencia de Nikita a mi parecer; sin embargo, Paris Carver (Teri Hatcher) fue el personaje más perjudicado ya que parecía remitir a las chicas Bond que solo estaban en la historia para mostrarse y morir.

Con El mundo no basta (1999) tuvimos a Elektra King (Sophie Marceau) un personaje con grandes giros, que jugó con la dinámica de la trinidad de chicas Bond, combinándolas de damisela a villana y finalmente muriendo a manos de James Bond, así como leen.

Pero nada de esto se comparó con El mañana nunca muere (2002) cuando Halle Berry en la piel de Jynx Johnson, un personaje con intenciones de tener su propio spin-off pero que el fracaso de la cinta tiró los planes por la borda. De todos modos, su escena en traje de baño es una de las mas recordadas.

La consolidación

Si vimos como las chicas Bond se la hacían difícil a Brosnan, Eva Green llegaría para meterse en la piel de Vesper Lynd y seducir al Bond de Daniel Craig en Casino Royale (2006), un reinicio del 007 que tendría una nueva continuidad.

Vesper era más que la atracción de Bond, su vínculo fue mucho más trabajado y además de remitirnos al filme Al servicio secreto de su majestad (1969), dejaría huella en esta saga que tendría un correlato en las entregas posteriores.

Quantum of Solace (2008) trabajó ese conflicto, por primera vez veíamos cómo reaccionaba Bond con la pérdida de un amor; el resultado: volverse más frio en cuanto a relaciones, pero también canalizando su dolor con adrenalina, o bebiendo e incluso estando con otras mujeres. Pero también el Vesper, su bebida favorita, ahora tenía un nuevo valor emocional.

No fue hasta en Skyfall (2012) que pudo sanar sus heridas, aunque siempre la llevaría en su corazón, pero también el conflicto tendría uno de sus ejes en la relación de Bond y M (Judi Dench), no amorosa sino más bien maternal, que renovaría el dolor de perder alguien.

Así como esta etapa nos presenta a un Bond más melancólico, también nos da chicas Bond con más desarrollo. Spectre (2015) fue mucho más que una entrega que había hecho historia como una de las más caras, también nos cuestionaría el rótulo chica a mujer Bond. Allí también tuvimos a la chica Bond de mayor edad, siendo Lucia Sciarra (Monica Belucci) con 51 años, pero fue Madeleine Swann (Léa Seydoux) la que llegó para hacerle a Bond volver a creer en el amor y con ello no sólo el agente sentaría cabeza sino que por primera vez en años, volveríamos a ver a Madeleine en la siguiente entrega de manera física, teniendo un enorme peso, llegando a darle incluso una hija.

Con Sin tiempo para morir (2021), no sólo tendríamos la despedida definitiva de Craig como Bond, sino también que realmente se llegó a temer, sobre todo para los fans, que Bond podría continuar esta vez con una mujer como protagonista. Nomi (Lashana Lynch) fue la encargada de portar el 007, consecuencia argumental tras la renuncia de Bond al MI6, sumado a Paloma (Ana de Armas) que también funcionó como experimento: en resumen, la saga podría quedar en buenas manos.

El final de la etapa Craig dejó como saldo una gran emotividad y dejó el lugar de la mujer en una posición altísima que evolucionó más que el propio personaje a lo largo de 60 años.

Aunque el rol del 007 quedó vacante y pese a la especulación de que James Bond podría ser interpretado por una mujer (no era la primera vez que se había barajado), finalmente Barbara Broccoli echó por tierra esa idea. Aunque está más que claro que las chicas no tienen nada que envidiarle.

Con la expectativa sobre qué actor podría ser el siguiente aún en el aire, lo cierto es que las chicas Bond ya no van a estar ahí para servirle al agente, sino para trabajar codo a codo en sus misiones e incluso darle órdenes.

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