Por Joan Segovia, corresponsal Cine Nueva Tribuna, España
Netflix ha comenzado el año estrenando un nuevo thriller, una costumbre que está tomando tintes de ser mensual. En este caso, un detective, interpretado por un Christian Bale desganado, investigará los asesinatos de unos cadetes en una academia militar. Allí conocerá a un joven Edgar Allan Poe, al que da vida Harry Melling, quién será su ayudante. El caso se complicará con la aparición de nuevas víctimas y la trama se alargará innecesariamente con la introducción del interés romántico del escritor para así justificar su aparición.
La historia mostrada, aun siendo una adaptación literaria, es tristemente básica. No hay giros de guion inesperados, un recurso clásico, diría incluso qué distintivo, de este tipo de películas. Para todos aquellos fans del género detectivesco, cuyo número aumenta día a día, alentado por la sobreexplotación que vivimos estos últimos años de personajes como Sherlock y Poirot, el caso es tan simple que resulta aburrido a media película y con un final previsible. Con total seguridad, si el espectador es de los que gustan de intentar resolver el caso mientras está viendo la obra, terminará pensando una trama más original que la que verá.
Las interpretaciones son otro punto que resta en Los crímenes de la academia. Christian Bale parece profundamente aburrido en su papel, como si estuviese forzado a trabajar en el proyecto sin que este le guste lo más mínimo. La actuación de Harry Melling es incluso peor. Al primo malo de Harry Potter le va grande la melancolía y pesimismo que tenemos asociado a la figura de Poe y va por la película como una horripilante, además de descuidada, caricatura del escritor. Aunque Toby Jones también aparece, tampoco tiene espacio suficiente para poder mostrar su indudable talento. Y del resto de actores mejor no hablar porque solo sería tirar sal en las heridas.
La dirección y guion corren a cargo de Scott Cooper, director del desastre de Antlers (2021). El trabajo de cámara y postproducción es simple. Pero no simple, entendido como minimalista o con el objetivo de dar un tono natural a los planos para que el espectador se sienta dentro del film, sino como sinónimo de flojo y básico. Plano contra plano para todos los diálogos, algún paneo para seguir al personaje andando, un ocasional zoom in al detective cuando está pensativo mirando la nada, y mil ejemplos más de un trabajo que cumple, eso sí, pero sin ningún tipo de motivación detrás. Esto hace que en esta película sea más difícil encontrar un travelling o un plano contrapicado que al asesino.
Con un guion sin muchas capas ni profundidad, unos actores con pocas ganas en el proyecto y un director que no parece estar dándolo todo, el resultado es evidente. Los crímenes de la academia da para matar una de esas tardes tontas que llueve fuera y da pereza salir de casa. Una producción a la altura de los telefilms de bajo presupuesto que pasará por el catálogo de Netflix sin pena ni gloria. ¿Pero aun así merece la pena de ver? Sinceramente no. Es más fácil encontrar algo mejor que ver haciendo zapping por los canales de televisión.
Título: Los crímenes de la academia.
Título Original: The Pale Blue Eye.
Dirección: Scott Cooper.
Intérpretes: Christian Bale, Harry Melling, Gillian Anderson, Lucy Boynton, Toby Jones, Robert Duvall, Timothy Spall, Charlotte Gainsbourg, Charlie Tahan, Fred Hechinger y Simon McBurney.
Género: Thriller, Drama de época.
Clasificación: Apta para mayores de 16 años.
Duración: 128 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2022.
Plataforma: Netflix.
Fecha de Estreno: 06/01/2023.
Puntaje: 3 (tres)