Por Omar Tubio
Escena 1: Luciano (Echarri) llega desconsolado a su casa después de ser golpeado y echado de su trabajo, y con una deuda enorme a pagar en 24 hs. Su mujer y su suegra lo esperan en el mismísimo palier para comunicarle que será abandonado (por su esposa, no por su suegra); él intenta convencerla de que todo va a cambiar, pero ella muy decidida le espeta: “el amor es como una plantita… sino la regás se muere… pero vos no te preocupes que el día menos pensado esa puerta se va a abrir y voy a ser yo que volví”. El crudo paisaje de Lugano I y II es testigo. Si querés triunfar… mudate.
Escena 2: Luciano, muy desesperado, entra a un almacén con intenciones sospechosas. Tan sospechosas que la dueña misma le pregunta si la va a robar. Y es así nomás, ya que abruptamente se le abalanza encima y le pide toda la plata; pero acto seguido el arrepentimiento lo invade y se arrodilla entre sus faldas implorando su perdón. Cuando se está yendo la mujer lo detiene: “Esperá!!!…” Uno piensa que finalmente le va a dar algo para que vaya tirando, pero no. Le obsequia tiernamente un rico alfajor. ¿Será la semana de la dulzura?
Escena 3: Luciano, cada vez más desolado, encuentra en su peregrinar un caballo blanco paradito en una esquina. Se acerca, lo acaricia, pareciera querer contarle su penar, pero de pronto saca su revolver, toma distancia y le pega un tiro. ¡Que feo descargar la bronca con los animales!, ¿no?
Y no sigo más. Porque haber hay, créanme. Esto es solo una muestra de las disparatadas situaciones a las que se ve sometido el pobre Luciano en esta película. Ah!! ¿No les dije que era una película? Si!! Y la dirige (y la escribe!!) Juan Bautista Stagnaro. ¿El de Un día en el paraíso? Sí!!!! Cartón lleno.
Stagnaro –hay que decirlo- ha conocido tiempos mejores. Casas de fuego (1995), que cosechó varios Cóndor de Plata en ese año, El camino del sur (1988) y colaboraciones en guiones tan importantes como el de Camila, Los amores de Kafka, Miss Mary o El marido perfecto. ¿Y entonces? Habrá que preguntárselo a él.
Según cuenta en un reportaje, ha buscado en este film el exceso, la desmesura y el afán de internarse en una búsqueda de riesgo. El resultado demuestra sin lugar a duda que la búsqueda lo sobrepasó o que no supo cómo manejarla.
Es duro y para nada gratificante escribir en forma negativa sobre una película nacional, sabiendo de antemano todo el esfuerzo y lo que cuesta sostener una industria tan poco apoyada a nivel estatal. Pero es imposible soslayar errores tan gruesos en el guión que promueven a la carcajada en un film que dista mucho de ser una comedia.
Los actores en medio del caos hacen lo que pueden. Gabriel Goity como el líder de una secta, trucho y salvador; Jorge Marrale en la piel de un insólito y bonachón comisario, y Alejandro Awada componiendo a un singular primo que nadie desearía tener en la familia, tienen sobrado oficio y salvan las papas. Paola Krum tiene los peores diálogos y las escenas más desopilantes, por lo cual la pobre está más desorientada que el espectador. Y Echarri sigue sin encontrar –exceptuando Plata quemada– el papel en el cine que lo aleje del estereotipo televisivo que él mismo se encargó de forjar. Y además… ¿hasta cuándo esos horribles afiches con su rostro enajenado?
Stagnaro se dio el lujo de estrenar dos veces en un año. Lujos que muy pocos tienen en nuestra alicaída cinematografía y que habría que aprovechar mejor. Como Ismael Caetano (Bolivia, Un oso rojo).
Título: El séptimo arcángel.
Título Original: Idem.
Dirección: Juan Bautista Stagnaro.
Intérpretes: Pablo Echarri, Alejandro Awada, Gabriel Goity, Paola Krum, Fabián Arenillas, Jorge Marrale, Andrea Pietra, Daniel Reyes, Daniel Di Giulio y Fernando Llosa.
Género: Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 92 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Líder Films.
Fecha de Estreno: 04/09/2003.
Puntaje: 1 (uno)