Por Mónica Grau-Setó, corresponsal en España
Un día de septiembre tres personajes se dan cuenta de que sus vidas no son lo que soñaban. La felicidad es una idea lejana y sin embargo, aún posible. Un cuento colectivo que explora las relaciones humanas, nuestra naturaleza más profunda, la búsqueda de un contacto más auténtico entre las personas.
Crítica
Estamos ante una comedia coral que nos muestra una historia fresca, divertida y a la vez cotidiana sobre las relaciones humanas, la soledad y la búsqueda de amor y la sexualidad. La cercanía de los personajes nos permite identificarnos y consigue que empaticemos con ellos en todo momento, siendo un logro para la ópera prima como directora de Giulia Louise Steigerwalt que ya tenía experiencia como guionista. Destacando el buen trabajo interpretativo del conjunto de actores, al que Giulia dirige magistralmente consiguiendo una naturalidad y realismo sorprendentes.
Septiembre es el mes en el que han terminado las vacaciones de verano y nuestros protagonistas vuelven a sus vidas anodinas y rutinarias como el inicio de la escuela, la vuelta al trabajo o a relaciones fallidas. A través de tres historias tratará las relaciones humanas y sobre todo el amor, desde el punto de vista de una niña, una adolescente, una mujer casada y un anciano solitario, porque el amor no tiene edad y en todas las etapas se vive con intensidad.
Cada personaje nos muestra estas diferentes etapas y en cada una de ellas siempre hay aprendizaje, igual que en la vida hay inicio y fin, y nunca es tarde para tomar decisiones valientes.
La más joven es María, una niña tímida e inocente de 14 años, su cuerpo aun no ha cambiado y sigue siendo muy niña en todos los sentidos. Ella no sabe nada de las relaciones ni tan solo ha besado nunca a nadie, su amor platónico es un chico llamado Cristian, pero ni tan sólo se dirigen la palabra. El interlocutor entre ambos es Sergio, el primo del chico, que intercambia mensajes entre ellos dos, esto provocará indirectamente unas citas no previstas en las que Sergio irá conociendo de verdad a María, creando una amistad entre ellos dos y siendo una especie de guía en todas las dudas sobre sexo que tiene la niña.
El segundo personaje es Ana, una chica de 18 años, una preciosa pelirroja de apariencia inocente y muy devota, todos los domingos va a misa. Mateo el joven panadero está enamorado de ella y de su aspecto puro, los dos empiezan a quedar ya que ella nunca había sentido ese sentimiento de enamoramiento, pero las apariencias engañan y la chica oculta secretos y tiene miedo de que él la rechace si los descubre. El sentimiento de inocencia y la ilusión que siente la chica cuando está Mateo contrasta con lo que le hacen sentir el resto de los hombres.
La última historia es la de Francesca, lleva años casada, pero siente una soledad indescriptible y sufre la falta de cariño y deseo de su marido Alfredo, a la vez, su mejor amiga Débora está sufriendo una situación aún peor, ya que ha descubierto la infidelidad de su esposo, se convertirán en cómplices de su propio dolor y decepción. Ante la posibilidad de una posible enfermedad, Francesca se deja llevar y explora una parte que no conocía de ella misma, ya que tal vez sea el momento de ser valiente y no resignarse a estar atada a una persona que la ignora constantemente. Un ejemplo que va más allá de la sororidad entre mujeres y el derecho que tiene una persona adulta a empezar de nuevo y sentirse amada de verdad.
Además, una especie de hilo rojo conecta a todos los personajes a través del anciano Guglielmo, divorciado y un tanto amargado. Sergio es el hijo de Francesca, y ella a la vez va a la consulta del doctor Guglielmo, a la que no sólo trata como paciente, sino que también aconseja en temas amorosos basándose en su propia experiencia y fracaso. Como sabiamente le dice “Cuando se casan las parejas, los hombres son felices y las mujeres infelices, cuando se separan es al revés”. Finalmente, siempre busca la compañía de la joven Ana, para sentirse escuchado y comprendido a la vez que muestra interés por la vida privada de la muchacha, ofreciendo consejos para que ella no tenga miedo de sentir por primera vez el sentimiento de enamorarse del joven panadero.
Giulia Louise Steigerwalt, nacida en EE.UU., se formó como guionista en la UCLA, en los Ángeles, declarándose seguidora de las típicas comedias indies americanas. Su primer papel como actriz fue con la película italiana Ahora o nunca (Come te nessuno mai, 1999) y su título internacional más conocido es Bajo el sol de Toscana (2003).
Su estreno como directora novel es todo un acierto, mujer polifacética que ha ganado premios como guionista destacando el Premio Especial de Guion de la Sociedad Italiana de Autores y Editores en los Nastro d’ argento, en 2019, por Il Campione (dirigida por Leonardo D’Agostini) y Croce e delizia (dirigida de Simone Godano) presentada fuera de competición en su estreno mundial en el 13º Bif&st de Bari International Film & TV Festival.
Settembre muestra con mucho respeto las escenas íntimas, sobre todo en los personajes más jóvenes, siendo también una mirada cotidiana y emotiva a los sentimientos de estos, logrando traspasar la pantalla y contagiar al espectador, pudiendo crear melancolía o alegría según el estado de ánimo de cada uno y consiguiendo una sonrisa al final del filme.
Título: Settembre.
Título original: Idem.
Dirección: Giulia Louise Steigerwalt.
Intérpretes: Fabrizio Bentivoglio, Barbara Ronchi, Thony, Tesa Litvan, Margherita Rebeggiani, Luca Nozzoli, Enrico Borello y Andrea Sartoretti.
Género: Drama, Comedia, Romance.
Calificación: pendiente.
Duración: 110 minutos.
Origen: Italia.
Año de realización: 2022.
Distribuidora: CDI Films.
Fecha de estreno: 01/02/2024.
Puntaje: 7 (siete)