Por Francisco Nieto, corresponsal en España
La página de IMDb de So-Me (cuyo nombre real es Bertrand Lagros de Langeron), director acreditado de Banger (DJ Encubierto en España), dice que durante su trayectoria laboral ha estado al frente de la creación de muchos videos musicales, entre ellos algunos del exitoso rapero Kanye West. Wikipedia lo describe como “diseñador gráfico, animador, director y productor musical francés”. También se puso al frente de uno de los seis episodios de 6 X Confiné.e.s (2021), titulado Scorpex.
No he podido ver 6 X Confiné.e.s, pero el título del episodio hace referencia al personaje interpretado por Vincent Cassel. Parece que Cassel ha retomado su papel de Luis/Scorpex en Banger. Una comedia policíaca, de la que así de entrada, podemos llegar a afirmar que parece un videoclip extendido con historia mínima poco inspirada de por medio. La sinopsis es simple: un DJ fracasado es persuadido para que denuncie a un colega joven y popular que está involucrado en diversas actividades delictivas.

Si no estuviera Vincent Cassel de cabeza de cartel la película sería un bodrio de mucho cuidado, pero como sale uno de los actores más grandes que ha dado Francia en los últimos años pues uno la ve e incluso esboza alguna media sonrisa de vez en cuando. Conocido por sus papeles decididamente duros, a menudo asociados con el factor machista, aquí no tiene problema alguno en presentarse como una figura de broma patética. Es como el metrónomo que mantiene el ritmo de la película.
Aunque solo sea para calibrar la diferencia de nivel interpretativo entre el inolvidable protagonista de El Odio y el resto del elenco actoral ya vale la pena acercarse a ver su festival de muecas y sus poses emulando a los disc jockeys más auténticos. Se nota que el amigo se lo está pasando en grande y en cierto sentido acabas por encontrarle hasta un punto entrañable a su personaje. La pena es que no le acompañe un guion en el que pueda lucirse algo más, y es que tiene muy poco donde agarrarse en un libreto donde hay que hurgar mucho para hallar alguna línea diálogo digna de mención.
Si al menos uno pudiera engancharse a su banda sonora, ya que se supone que el director es un entendido en la materia, podríamos decir que existe algo en la película que vale la pena aparte del protagonista absoluto. Se supone que al tratarse de la peripecia de unos cuantos personajes que se mueven entre discotecas y galerías de arte de moda el acompañamiento musical debería ser de categoría, pero por desgracia la cosa no va por ahí. La música de la película es terriblemente olvidable. Uno no es capaz de distinguir una melodía de otra.
Todo suena igual, y los ritmos carecen de vida. El objetivo que se marcan los hacedores del film desde buen principio es el de imponer un ritmo frenético: se corre y se salta sin parar como si todos estuvieran medio drogados durante la hora y media de metraje. Sin embargo, la historia no nos lleva a ninguna parte. La velocidad de la película puede disparar la presión arterial al principio. Sin embargo, una vez que te acostumbras a su tono, los ritmos se vuelven bastante repetitivos.
La peripecia de policías y camellos se desinfla en cuanto se explica. La trama juega a querer mantener la incógnita durante un buen rato sobre quien es el capo mayor, excusa perfecta para perpetrar dos o tres escenas en las que el DJ encubierto se infiltra en las líneas enemigas para ver si averigua algo sobre la identidad del traficante; baste decir que en una de estas incursiones en terreno enemigo la gracia del asunto está en ver a todos los implicados en pelota picada jugando una partida de billar americano (sic). La desidia acaba por emborronar algún gag aislado y todo se reduce a un sinfín de idas y venidas en las que nadie sabe bien hacia dónde tirar. Netflix en su publicidad nos la vende como una sátira, pero le falta garra para constituir una crítica feroz hacia nada ni nadie. Incluso como comedia de espías o drama familiar, en última instancia no es suficiente.

La relación entre el DJ y su hija también quiere jugar un papel importante en el desarrollo argumental, pero cuando ella aparece en pantalla funciona más como un pequeño respiro entre secuencias de acción con el único cometido de constatar las diferencias generacionales entre ambos que un personaje con peso específico en lo que va a suceder. En este aspecto, en general los secundarios están bastante desaprovechados, y no dejan de ser meros arquetipos sin evolución propia a lo largo del film.
En definitiva, quien tenga preferencia por este tipo de música electrónica puede echar un vistazo, aunque no nos engañemos, la película no habla mucho sobre el acto de crear música. Sí que vemos a gente hablando de crear ritmos, pero en ningún momento se nos ilustra en cómo se pueden lograr. Sin embargo, en general, esta Banger es una decepción de las gordas, ya que el factor entretenimiento es bastante mejorable, y como autoparodia se queda a medio camino. En algún pasaje solitario se vuelve un pelín divertida, pero la mayor parte del tiempo solo se puede ver encogiéndonos de hombros.
Título: Banger.
Título original: Idem.
Dirección: So-Me.
Intérpretes: Vincent Cassel, Laura Felpin, Alexis Manenti, Mister V (Yvick Letexier), Manu Payet, Nina Zem, Déborah Lukumuena y Nicolas Maury.
Género: Comedia, Música.
Calificación: AM 16 años.
Duración: 91 minutos.
Origen: Francia.
Año de realización: 2025.
Plataforma: Netflix.
Fecha de estreno: 02/04/2025.
Puntaje: 4 (cuatro)
