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jueves, 21 noviembre 2024
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El juego de Arcibel: Jugando en los campos del dictador

Por Enzo Alfano

En una nación imaginaria –Miranda- es donde ocurre la historia de El juego de Arcibel. Un país bajo régimen totalitario y donde el uso de varios acentos es normal (cosa que le viene como anillo al dedo para justificar cómo hablan los actores del film, quienes, al tratarse de una coproducción, son de variados orígenes) será retratado durante varias décadas por el director, Alberto Lecchi, en su octavo largometraje. Luego de un debut promisorio en 1993 –Perdido por perdido-, el cine mainstream argentino pasó a ser su caballito de batalla, y la que nos ocupa no es la excepción a la regla.

Darío Grandinetti es el protagonista e interpreta a Arcibel Alegría, un ajedrecista que está dando sus primeros pasos en el periodismo, escribiendo notas acerca de ese juego en el diario “El mundo de Miranda”. Pero por un error en la sala de corrección, su columna aparece con la foto del dictador de turno –a quien llaman “El viejo”- y es malinterpretado por ciertos gorilas, quienes lo arrestarán por desacato. La cárcel, obviamente, será el destino y donde permanecerá por un tiempo interminable: lo que dura toda la película. Allí conocerá a “El rengo” (bien Juan Echanove), a Pablo (Diego Torres) y demás prisioneros del régimen. Una cosa que llama la atención es lo bien que lo pasan allí dentro y lo agradable que son los guardias. Tal es así que hasta a cierto personaje, cuando le regresan su libertad, no la acepta y decide seguir encerrado. Pero bueno, en un país imaginario cualquier cosa puede suceder. Hasta Arcibel puede inventar un juego –el del título- parecido al T.E.G pero mucho menos entendible, y que hará que el pueblo se rebele contra la tiranía (utopías baratas, que le dicen).

Aburrimiento, en realidad, es lo que sentirá el espectador ante todo esto. Con la sucesión de situaciones y diálogos inverosímiles, la identificación con alguno de los personajes será casi imposible, menos que menos con el papel de Grandinetti, quien ya cansa con su postura de actor serio y sus frases sentenciosas. Pareciera que lo sabe todo, que es un semi dios y hasta llega uno a pensar “ojalá que se le acaben de una vez las líneas de sus diálogos y le den mayor peso al resto de los caracteres”. Los que sí le tratan de sacar el jugo a sus breves intervenciones son Diego Torres (cuyo papel originalmente era para otro galancito, Pablo Echarri), Echanove y Juan Diego (dignos aportes de la madre patria).

Alejada completamente del llamado “nuevo cine argentino” y con mucha producción pero no tantas ideas, el tedio acaparará la pantalla por la morosidad con que se cuenta toda esta historia que, quizás, en otras manos podría haber llegado a mejor puerto.

Título: El juego de Arcibel.
Título Original: Idem.
Dirección: Alberto Lecchi.
Intérpretes: Darío Grandinetti, Juan Echanove, Juan Diego, Diego Torres, Rebecca Cobos, Vladimir Cruz, Enrique Quiñones, Alejandro Trejo, Gabriel Rovito y Vando Villamil.
Género: Drama, Fantasía.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 115 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 29/05/2003.

Puntaje: 3 (tres)

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