Por Pablo Arahuete
El Aprendiz parte de la idea de un doble relato iniciático, elementos que atraviesan la existencia del joven protagonista, por un lado con su proyecto de futuro vinculado a la gastronomía y por el otro un presente gris donde las malas influencias y un entorno hostil no lo ayudan demasiado. Una película de decisiones y responsabilidades, sin tipo de concesión o idealización previa. En esta entrevista su director Tomás de Leone nos amplía el sentido y el motivo de su ópera prima ganadora en el Festival de Mar del Plata (foto de portada).
Pablo E. Arahuete – En una entrevista, de cierta manera dejaste planteado un horizonte al hablar de la pregunta que deberían hacerse los directores al decidir hacer una película y que tiene que ver con cuestionarse qué películas filmar ¿Por dónde pasa para vos hoy la asignatura pendiente del cine argentino?
Tomás De Leone–No pienso en términos de asignaturas pendientes. Pero sí creo que es imprescindible que nuestras películas provengan del lugar más auténtico de nosotros, al menos eso intento yo. Las preguntas tienen que tener cuestiones relevantes para los realizadores, urgentes si querés. Después como espectadores siempre reaccionamos a esto. Aún con películas que no nos gustan del todo, o películas que tienen sus falencias, reconocemos cuando el realizador la hizo desde un lugar sincero. Desde una necesidad.
Pablo E. Arahuete-Teniendo en cuenta el entorno que atraviesa la vida cotidiana del protagonista, hay un claro rasgo de disfuncionalidad familiar ¿buscaste hacer hincapié en este sentido cuando del otro lado no hay manera de apoyarse en la familia para alcanzar una meta?
Tomás De Leone–El protagonista de la película está solo. Y eso en términos narrativos es muy útil porque lo pone en constante situación de abismo. Es decir, que no tenga parámetros o referentes positivos lo obliga a tener que repensarse todo el tiempo. Se trata de una película de autoafirmación porque el personaje es realmente alguien cuando toma dos o tres decisiones que lo autoafirman, y esas decisiones nacen desde él. Nada del entorno lo asiste en esta construcción.
Pablo E. Arahuete-El aprendiz, como indica el nombre, tiene que ver con los aprendizajes y por ende con la curva inciática ¿ por qué termina inclinándose durante gran parte de la película la balanza hacia el lado del delito y no es al revés?
Tomás De Leone–Es cierto que hay más presencia del delito, pero no hace hincapié en el delito por el delito mismo. Elegir ese grupo de pertencencia, esos amigos es lo posible, lo más sencillo. Es otro modo de familia. La suya no funciona y busca por otro lado, aunque tampoco va por ahí. Entonces aparece abismo: ¿Con quién voy? ¿Quién soy? Parecen todas preguntas existencialistas, pero son cuestiones muy concretas.
Pablo E. Arahuete-¿Te condiciona el cine de género para contar tus historias?
Tomás De Leone-Todo cine es de género. Ahora si me decis género policial, me gusta. Sobre todo cuando es un medio para contar otra cosa. A veces hay una preocupación por emular la cáscara, las cuestiones de forma del cine de género y eso no me interesa en absoluto. El género puede ser al mismo tiempo una estructura muy conservadora, pero que facilita transitar cuestiones muy interesantes.
El aprendiz es un drama con elementos de policial, pero la cosa pasa por otro lado. Es un policial existencialista! (jajaja).
Pablo E. Arahuete-¿Cómo fue el trabajo con el elenco, en especial con Nahuel Viale?
Tomás De Leone–Nahuel es intuitivo y se dejó llevar todo el tiempo. Y tiene algo propio de él: su mirada que fue lo que me captó desde el principio. Tiene una mirada honda y tierna. Intenté capturar eso en todas las escenas y contraponerlo a situaciones agresivas y duras. En la unión de esas dos cosas está la película. “El gusto no está ni en la manzana ni en mi boca, sino en ambas”
Pablo E. Arahuete-El cine argentino a nivel producciones independientes como ésta no encuentra aún pantallas para darse a conocer, salvo que venga inflado por los festivales o a veces el boca a boca de los críticos. ¿cómo creés vos que puede revertirse esta situación tan asimétrica respecto al cine comercial ya instalado en el gusto del público? ¿Es internet y el streaming una salida posible?
Tomás De Leone–La posibilidad de que nuestras películas lleguen a espectadores está coartada. Eso es innegable. En este sentido hay dos vectores distintos de trabajo: uno es el del estado que debe favorecer y ampliar estas posibilidades. Y el otro somos nosotros, los realizadores y productores. Tenemos que pensar esta cuestión, pero no solamente desde el lugar de realizadores sino en términos cinematográficos. Hay que dar respuestas cinematográficas a esta situación. Hay que defender el cine argentino desde ambos lugares, sino es tierra yerma.