Por Francisco Nieto, corresponsal en España
Uno no deja de sentir un poco de lástima por Pixar Studios. Durante mucho tiempo estuvieron a la vanguardia del arte de la animación, sus obras fueron éxitos de taquilla que gustaron a toda la familia y recibieron excelentes críticas. Pero desde que empezó el coronavirus las cosas han ido mal. A pesar de su gran calidad, Red y Soul fracasaron, y todas las películas entre 2020 y 2023 que llegaron a ver la luz no cumplieron con las expectativas previstas. Por eso fue aún más sorprendente cuando Intensa-mente 2 de repente cayó como una bomba este verano.
La película no sólo se convirtió en la más exitosa en la carrera del estudio. Incluso se convirtió en la película animada más exitosa de todos los tiempos. En este sentido, es el momento perfecto para proporcionar nuevos suministros a la saga, y ahora nos llega una miniserie de escasos cuatro episodios que perfectamente se podría haber estrenado en cines como una tercera entrega de la serie. Mike Jones, coguionista de Soul y Luca, ha ideado algo particularmente ingenioso e inteligente para esta intercuela, una historia ambientada entre las dos películas de Inside Out, y ha puesto en el centro el estudio cinematográfico conocido de “Inside Out”, el “Dream Studios” (originalmente “Dream Productions”).
Las emociones personificadas que conocemos de las dos primeras partes tan sólo aparecen aquí en contadísimas ocasiones como invitados. En cambio, los cuatro episodios presentan nuevos personajes que se encargan de los sueños una vez ha finalizado la labor de los guardianes oficiales de las emociones de Riley. En cuanto esta se queda dormida, aparece en escena un auténtico estudio de cine, incluyendo todos los elementos propios del lugar: dirección, guion, producción, decorados, eléctricos… Todos se ponen en marcha para que la chiquilla tenga dulces sueños, intentando capear las dichosas pesadillas que acechan a la vuelta de la esquina. En este sentido es loable la intención de los creadores de ir en una dirección diferente en lugar de simplemente continuar el hilo argumental propuesto en las dos películas anteriores.
La protagonista de estos cuatro episodios, si excluimos a Riley, claro, es Paula, quien como directora tiene un rol nocturno de mucha responsabilidad: nada más y nada menos que poner en escena los sueños de la niña y así ayudarla a procesar mejor su vida. Juntas ya han superado de esta manera numerosas situaciones difíciles, y eso le ha valido fama y reconocimiento en la industria, con algún que otro triunfo sonado, como lo fue el sueño: “Riley abandona el chupete”.
Pero los mayores desafíos aún están por delante, ya que después de todo, Riley ya ha cumplido doce años, lo que significa que pronto surgirán los problemas típicos de la adolescencia. Como si eso no fuera suficientemente desafiante, a Xeni, otro realizador con ideas más revolucionarias, se le asigna la tarea de ayudar con los sueños en el futuro. Y para él, eso significa que él lo dicta todo y su experimentada colega tiene que obedecerle sin chistar. No pasa mucho tiempo hasta que surgen los primeros desacuerdos y las cosas pronto se vuelven caóticas…
Quizás lo más sorprendente del asunto es el papel bastante secundario, de Riley. Es cierto que los sueños son sobre ella, pero también lo es que ella se halla extrañamente alejada de los acontecimientos principales. El arte de ambas películas residió en que las fantásticas aventuras de las emociones y la vida cotidiana real del protagonista se entrelazaban de tal manera que el público podía identificarse con ellas. Producciones de ensueño es mucho menos emotiva si nos referimos a ese aspecto en concreto, primando la peripecia continuada de las relaciones entre todo el equipo que garantiza el éxito de la ensoñación a la vida interior de la niña.
La serie es un disfrute continuo y desde luego su visionado es más que recomendable. Su póker de episodios se consume como un suspiro y la sensación es de que te quedas con más ganas de aventuras, porque cuando empiezas a tomarle el gusto a los personajes resulta que ya no hay más cera que la que arde. Su estilo de falso documental le viene como anillo al dedo, y la locura y el slapstick acaban por imponerse en un conjunto en el que las virtudes superan sobremanera a sus escasos defectos. Aplicaremos aquello de que lo bueno si breve dos veces bueno, y esperaremos con ansiedad que tengan a bien proveernos pronto de una nueva tanda de capítulos, y si pueden ser que sean más de cuatro.
Una miniserie deliciosamente mordaz y sarcástica, que asume todos los clichés imaginables de la fábrica de sueños (¡sic!) de Hollywood y los satiriza en el perfecto estilo de Pixar.
Título: Producciones de Ensueño.
Título original: Dream Productions.
Dirección: Mike Jones, Valerie LaPointe & Austin Madison. Creador: Mike Jones.
Voces originales: Paula Pell, Richard Ayoade, Kensington Tallman, Maya Rudolph, Amy Poehler, Liza Lapira, Tony Hale y Lewis Black. Género: Miniserie, Spin-off, Animación, Comedia, Fantasía.
Calificación: ATP. Duración: 4 episodios de entre 22 y 27 minutos.
Origen: EE.UU. Año de realización: 2024. Plataforma: Disney+. Fecha de estreno: 11/12/2024.
Puntaje: 7 (siete)
