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jueves, 21 noviembre 2024
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Laura Lago y Malena Battista: Lo que antes era locura hoy es opción de vida, arte u oficio

Por Pablo Arahuete

Los fuegos internos (ver crítica) es un documental que mezcla también algo de ficción y que forma parte de un proyecto colectivo del grupo El Cisne del Arte, donde la integración de pacientes que estuvieron internados en hospitales psiquiátricos resulta fundamental y además de terapéutica se conecta directamente con el arte. CineFreaks pudo entrevistar a Laura Lago, coordinadora general de El Cisne del Arte y a Malena Battista quien además de participar activamente de este colectivo dirigió junto a Ayelén Martínez, Ana Santilli Lago y Laura Lugano, el documental. Nos contaron con mayor profundidad su trabajo.

 La salud mental es un proceso que nos compromete a todos

Pablo E. Arahuete- ¿Cuál fue el mayor obstáculo para concretar este documental una vez que le propusieron a los pacientes hacer de sí mismos?

Laura Lago: -La idea inicial era hacer un cortometraje que cumpliera las expectativas del grupo, de los protagonistas que son usuarios del Hospital y de las voluntarias. Es nuestro primer largometraje. No teníamos mucha formación en cine. Algunos sabían manejo de cámara, otros algo de guion. Fuimos aprendiendo y formándonos en el paso a paso, junto a los usuarios. Nos encontramos con los obstáculos propios de quien hace algo por primera vez. Pero estamos acostumbrados a la creación colectiva, a armar situaciones de aprendizaje e intercambio dentro y fuera del grupo. 

El tiempo que nos llevó desde concebir la idea hasta tener la copia final fue una dificultad en algún sentido por lo que significa sostener autogestivamente una producción -más allá de la ayuda del INCAA y el Fondo Nacional de las Artes, que fueron decisivas. Pero estaba a favor el hecho de que ellos mismos tenían interés en contar una historia y eso siempre fue motivante para buscarle la vuelta.  Después, tuvimos dificultades por falta de recursos porque aún no está asumido que al ser dispositivos de arte del hospital es necesario contar con presupuesto y personal remunerado. Entonces, al ser mayoritariamente voluntaria la participación del equipo de realizadores, los tiempos de trabajo se hicieron más largos. Pero los obstáculos y dificultades los fuimos sorteando gracias a la colaboración de muchas personas, artistas, amigos, profesionales, de manera que por cada dificultad nos aparecía una solución. Por cada necesidad, la red social nos acercaba una respuesta.

Malena Battista: -En cuanto a la idea de “hacer de sí mismos” a pesar de que las historias de cada uno de los protagonistas eran historias difíciles de contar -por lo que evocan- nunca fue un obstáculo, más bien fue una idea que operó como motor creativo., el trabajo colectivo permitió crear personajes, que si bien se basan en ellos también suman elementos de otras historias (de otros usuarios que participaban de la realización de la película) y también sueños y deseos. Algo que permite el arte en sí mismo.

Laura Lago y Malena Batistta: Lo que antes era locura hoy es opción de vida, arte u oficio 2

P.E.A.: – ¿Qué parte del cine encuentran funcional a la antropología y su enfoque sobre los grupos humanos?

Malena Battista: Interesante la idea del “enfoque sobre grupos humanos”, da pie a pensar que también podemos enfocarnos en otras “cosas” o seres no humanos.

El cine y la antropología son ámbitos que a lo largo de la historia han convivido siempre. La primera filmación de los hermanos Lumiere fue sobre la vida cotidiana de las personas, la salida de la fábrica. Y la antropología siempre se preguntó acerca de la cámara en campo, sea para hacer registro (cómo, quién/es, porqué, para qué), sea para explorar la imagen (qué imágenes produce tal o cual cultura, sobre qué soportes – lingüística, performática, visual), o lo que provocaba la cámara misma – Jean Rouch y su idea de cine-trance.

Pero también se han desarrollado enfoque teórico-metodológicos en el encuentro entre cine y antropología: como son la antropología compartida de, otra vez, Rouch. Una idea de cine y una idea de la antropología (porque no todo el cine se plantea así ni toda la antropología) permiten explorar la producción de conocimiento y de representación de manera colectiva, en un diálogo fluido, de manera creativa, poniendo a disposición la imaginación como proyección y por tanto promoviendo la transformación social. Esto es al menos lo que nosotras en parte buscamos y en parte encontramos.

 

P.E.A.: – ¿Qué significa, según su experiencia, la popular frase “estar loco”?

Malena Battista: -Es un estigma que al menos la película, como objeto, pero también como experiencia, intenta desandar. Como estigma significa no ser capaz, ser peligroso, no encajar en la norma o la normalidad, no tener derecho a decidir sobre la propia vida, no tener posibilidades de desarrollarse más allá de esa “condición”, significa, en última instancia, ser otro. Desandar el estigma significa en primera instancia comprender que la diferencia no es un problema. Que la anormalidad es un concepto, un casillero, un chaleco de fuerza, que no hace más que asustarnos e individuarnos. Que la salud mental, si se quiere, es un proceso que se sostiene en conjunto, que nos compromete a todos. 

Estar loco entonces puede ser “ser diferentes”, el tema es qué hacemos con esas diferencias, a las cuales nadie es ajeno.  

Laura Lago: -Una idea que circula es que estar loco es delirar. Pero todos deliramos, a veces el delirio o la forma en que tenemos de delirar nos enlaza y a veces no. La realidad, tal como la pensamos, es una trama de delirios que pueden apretar y ahogarnos o sostener y permitirnos tramitar deseos y malestares. Por otro lado, las ideas “populares” van cambiando con el tiempo, lo que antes era locura hoy por hoy es opción de vida, arte u oficio. La ciencia ciertamente no escapa de eso. En un momento se realizaban diagnósticos y terapéuticas basados en el color, textura y olor de los diferentes flujos- corporales, los llamados humores. Hoy, bueno…. el diagnóstico por imágenes aporta lo suyo. En la película trabajamos sobre las trayectorias de vida, los logros, los momentos críticos de cada uno, orientados sobre lo que se quería contar y la manera de hacerlo como en cualquier guion. Fue una manera de transmitir que -como decía Daniel uno de los protagonistas “de bohemios y de locos todos tenemos un poco” y que, como otro de los protagonistas dice en la película: todos queremos estar mejor.

El cine y la antropología permiten explorar la producción de conocimiento y de representación de manera colectiva

P.E.A.: – ¿Qué falta integrar desde la política de salud pública una vez que un paciente es externado?

Laura Lago: -Preferimos hablar de personas con padecimiento y no tanto de enfermos. Ya que la salud mental nos incumbe a todos más allá de los diagnósticos y de los momentos críticos que es cuando emprendemos un tratamiento, un acompañamiento, o necesitamos una referencia o asistirnos en un Servicio. En ese sentido lo que hace falta, como lo expresan los protagonistas de la película, son los dispositivos intermedios, es decir los servicios comunitarios que reemplacen a los llamados manicomios. Y políticas públicas que hagan realidad lo que la Ley, su reglamentación, el Plan Nacional de Salud Mental y todas las recomendaciones proponen: accesibilidad a un abordaje interdisciplinario, a ser escuchados en su singularidad y a ejercer sus derechos como cualquier otro ciudadano. También es importante que se produzcan transformaciones simbólicas en relación a los prejuicios y las cargas negativas, relacionadas a la locura. El estigma limita y mortifica el lazo social, genera mayor malestar y exclusión. 

 

P.E.A.: – ¿Cuáles son los cambios de paradigma sobre el manicomio y la locura de la última década en Argentina y cómo se perfila frente a otros países más desarrollados y avanzados en términos de salud?

Laura lago: -La Ley se sanciona en el 2010 y recoge como antecedentes experiencias de campo e incluso de leyes provinciales de décadas previas. Es decir que el cambio se viene gestando hace tiempo. Tal vez una manera de sintetizar es que el modelo de atención en la comunidad, respetuoso de la singularidad y la diversidad cultural, con abordajes interdisciplinarios y perspectiva de derechos, fue ganando terreno a la perspectiva médica hegemónica en su sesgo reduccionista y objetivante, aunque con tensiones e intentos de dejar a la Ley de lado. Por otro lado, hay muchas experiencias a nivel federal surgidas en el mismo seno de los hospitales y demás servicios de salud, mucho saber y mucho saber hacer que va transformando desde adentro mismo las prácticas.

El hecho de contar con una Ley Nacional es importantísimo porque tracciona a que se materialicen políticas públicas para esa transformación. Y Argentina en ese sentido es pionera a nivel mundial. Claro que con la letra no alcanza. Hay que poder escribir en el terreno y con los usuarios ese otro mapa de la salud mental, donde el concepto también sea revisado, ampliado, equivocado… Zarandeado en la cultura y por las culturas que nos atraviesan como pueblos. Y para que algo se inscriba en lo individual y en lo colectivo se precisa un Estado presente, es con recursos, con presupuesto. Es sintomático que el tema del Día Mundial de la Salud Mental en el 2020 sea “Salud Mental para Todos. Mayor inversión, mayor acceso”, cuando en la Ley Nacional se indica que para el 2020 ya no existan los manicomios. 

En cuanto a la región, Brasil por ejemplo realizó una reforma del sistema de salud mental muy importante pero que lamentablemente está siendo puesta en jaque por el actual gobierno. 

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Malena Battista:Bueno, Chile, que se supone, o suponía, un país ejemplo del desarrollo o de modernidad, presenta serias dificultades en el sistema de salud en general, pero en especial en términos de salud mental. Hay muchas experiencias de militancia antimanicomial o desmanicomial.

Tengo entendido que EEUU también tiene serias dificultades o más bien vacíos en el área de salud mental.

Italia es un muy buen ejemplo en materia de salud mental. Es la cuna del movimiento, pero también de las prácticas antipsiquiátricas. Hay cifras muy interesantes en cuanto a cómo aportan las cooperativas de trabajo mixtas (usuarios y no usuarios) al producto bruto interno del país, pero también a la recuperación de las personas. 

Ecuador no tiene ley de salud mental. Lo cual implica que no hay presupuesto ni recursos ni infraestructura para implementar el “Plan de Salud Mental Nacional” que tienen. De hecho, aún practican terapia de electroshock, sobre medicación, esterilización involuntaria, y dinámica de encierro.

 

P.E.A.: – ¿Qué diferencia existe entre la poesía creada por un paciente con respecto a la poesía aceptada culturalmente hablando?

Laura Lago: -Ninguna, la diferencia en todo caso será la que el lector encuentre. Y sabemos que lo que una obra de arte nos dice es aquello que llevamos en nosotros mismos como preguntas. 

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