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viernes, 3 mayo 2024
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Japón: El sabor de los frijoles

Por Pablo Arahuete

Japón, ópera prima del mexicano Carlos Reygadas, es uno de esos films inclasificables desde los convencionalismos de los géneros, y un verdadero desafío para elaborar un análisis despojado de la más absoluta subjetividad. Su debut en el Festival de Rotterdam, por fuera de la competencia oficial, le abrió las puertas de Cannes -premiado de paso con la Cámara de Oro- y posteriormente a otros Festivales, como el de Estocolmo, La Habana y San Pablo, entre otros, donde también fue premiado.

La ruta festivalera de Japón hizo escala en Buenos Aires en el marco del V Festival Internacional de Cine Independiente. La mención de estos datos obedece, exclusivamente, a dejar en claro que de no haber viajado por los Festivales de cine, jamás se hubiese estrenado en nuestras pampas y el público hubiese estado impedido de conocer un cine diferente, rico en estética y poesía, profundo desde su contenido y virtuoso en materia cinematográfica.

Es necesario advertir que Japón puede resultar perturbador desde el comienzo, dada su manifiesta intencionalidad de indefinición e incertidumbre. Esta idea se sostiene en su protagonista (Alejandro Ferretis), presentado en los créditos finales como “El Hombre”. Alejado del vértigo y la oscuridad de la ciudad, donde los autos parecen reproducirse como conejos, el personaje inicia un viaje por el inhóspito y hostil desierto mexicano. El contacto directo con la naturaleza y los hombres surge de un modo repentino porque se manifiesta con crueldad y, entonces, el paisaje se transforma en el personaje principal de esta pequeña gran alegoría sobre los ciclos de la vida y de la muerte, con el tiempo, único testigo invisible del proceso. Vida, muerte, perdurabilidad, finitud, son conceptos irrenunciables de todo pensamiento humano y sobre ese eje descansa la búsqueda de su protagonista, quien se interna en los cañones del pueblo de Hidalgo (a 200 km de la ciudad) con el firme propósito de suicidarse. Allí toma contacto con una vieja india artrítica llamada Ascención (Magdalena Flores), cuya hospitalidad contrasta con la frialdad de los lugareños. Su conmovedora sabiduría lo atrae y despierta su interés.

Este mínimo relato propone un doble juego de acercamiento- distanciamiento al espectador, multiplicado por el uso expresivo de la banda sonora, el registro por momentos casi documental y la ausencia de diálogos de relleno.

Si hay algo que se puede afirmar de Japón es su carácter evocador y no narrativo. Es un film de sensaciones. A eso se debe el minucioso trabajo de la banda sonora, donde es posible distinguir la inminente presencia de la muerte en el desgarrador lamento de un cerdo a punto de ser faenado, o el susurro de una pareja de caballos copulando. El silencio se impone cuando las imágenes entregan poesía, belleza, crueldad o verdad. En esos momentos, Reygadas se guarda el rótulo de debutante y lo reemplaza por el de maestro, con innegables influencias del cine de Kiarostami en el tratamiento pausado del tiempo, de Werner Herzog en su modo de abordar la crueldad del paisaje, y en su confesa admiración por el realizador soviético Andrei Tarkovski.

Distinguir estos rasgos, no implica necesariamente la ausencia de un sello personal, cuyo máximo exponente es la decisión de haber filmado la película con actores no profesionales, en 16 milímetros y en un formato Scope (pantalla ancha). Si bien este dato resulta innecesario a los efectos de esta nota, el resultado en la pantalla desplaza la mirada del espectador hacia la globalidad del paisaje y no sobre un fragmento, como suele ocurrir. La cámara describe junto al espectador la majestuosidad de los lugares; gira 360 grados y descubre aquello que perdió la mirada en su constante devenir.

Para aquel público acostumbrado al cine iraní, Japón contiene su esencia; para quienes prefieren un cine tradicional, este film rompe estructuras y por ende no es recomendable; para quienes amamos el cine audaz, provocador y no convencional, la obra maestra de Reygadas es una cita obligada; para los lectores que no dejaron de leer esta nota en las primeras líneas, vívanla.

Título: Japón.
Título Original: Idem.
Dirección: Carlos Reygadas.
Intérpretes: Alejandro Ferretis, Magdalena Flores, Carlos Reygadas Barquín, Yolanda Villa, Martín Serrano, Rolando Hernández, Fernando Benítez y Bernabe Pérez.
Género: Drama.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 130 minutos.
Origen: México.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Eurocine.
Fecha de Estreno: 03/07/2003.

Puntaje: 9 (nueve)

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