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sábado, 27 abril 2024
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La noche del crimen: La noche de Pacino

Por Sergio Dobosz

Es innegable el hecho de considerar a Al Pacino como uno de los mejores actores que el cine nos ha brindado, pero también es cierto que en sus últimas apariciones se ha limitado a interpretar, con talento por supuesto, a personajes agotados que se sienten demasiado viejos para este mundo de jóvenes, y con demasiadas cicatrices en esta época de cirugías plásticas. Lamentablemente, este mal comienza a repetirse. En La noche del crimen, Pacino ha dejado de ser un actor que se pone al servicio de las películas que se le han ido ofreciendo para constituirse en un género cinematográfico en sí mismo, a base de repetir –por otro lado, satisfactoriamente- un mismo personaje prototipo: el de hombre maduro en decadencia existencial, cansado de todo y de todos, sacudido por dilemas de orden moral y atormentado por determinados acontecimientos que lo mantienen arrinconado y sin salida posible aparente. Agotado -física y anímicamente-, desesperado, desencantado de la vida, rostro demacrado, profundas ojeras y pelo revuelto, junto a la falta de sueño y el estrés laboral, empiezan a ser una constante señal de identidad en su más reciente filmografía. Un papel que encaja bien con él -pese a que en ocasiones lo sobreactúe- y que a punto está de convertirse, más que en un rol iterativo, en su imagen pública como intérprete.

En el film que nos ocupa, el personaje central Eli Wurman (Pacino) es un agente de publicidad en su etapa de decadencia (graduado en Harvard; seguidor de Kennedy y Martin Luther King; intelectual alguna vez respetado) que lleva una rutina malsana y se codea con la elite de un mundo sofisticado de falsas apariencias que se sostiene gracias a sus propias reglas, y en el que cada uno vale el precio de su agenda de contactos, es decir, un universo de ricos y famosos donde no importa tanto quién eres como a quién conoces -de ahí el título original de la película: People I Know-. Por hacerle un favor a uno de sus pocos clientes importantes, el maduro galán cinematográfico Cary Launer (un recuperado Ryan O’Neal), a quien saca las castañas del fuego con un servilismo casi esclavo desde hace varias décadas, Wurman deberá desplazarse una madrugada hasta la estación de policía para pagar la fianza de Jilli Hopper (magnífica Téa Leoni), joven y temeraria actriz de la televisión, “amiga” de Launer -otra víctima de las circunstancias-, que se ha metido en apuros. El encuentro con la muchacha y su posterior itinerario nocturno, parecen querernos sumergir en una especie de carrusel fugaz, amargo y de trasnochado pero impecable glamour; no obstante, lejos de estas tribulaciones scorsesianas, La noche del crimen toma rumbo con la aparición del primer cadáver, hacia un enjambre de complots y manipulaciones operados desde la sombra por la élite, bastante limítrofe con Ojos bien cerrados de Kubrick -sexo y drogas incluidos-, que arrastrará a Wurman hasta lo inevitable.

Se dice que el argumento está inspirado en la verdadera historia del afamado publicista Bobby Zarem, quien asumió el riesgo de revelar cuestiones comprometedoras de ciertos personajes importantes de la alta esfera social neoyorquina.

Con corrección formal y gran sencillez plástica está rodado este film de Dan Algrant (responsable de la serie televisiva Sex and the City), que se limita a mostrar las miserables coordenadas vitales de un neoyorquino en un tiempo muy breve, punteado por el reloj. El film está impregnado del tedio y la angustia del manager que se obstina, muy a su pesar, en sobrenadar entre modelos, actores y hombres de negocios y en respaldar las causas sociales de actualidad.

¿Qué hay de negativo en La noche del crimen? Que se agota a la media hora de proyección; una vez que tenemos al personaje de Pacino definido, de ahí en adelante, es una repetición que, en lugar de mostrar con imágenes la figura de ese perdedor, se limita a insistir (mediante situaciones y diálogos reiterativos) que lo es alargando escenas y recreándose en exceso en situaciones y personajes de la vida neoyorquina, intentando establecer una trama de intrigas que no termina de conectar con la historia. En el discurso clásico la historia se muestra en la pantalla; en el discurso que imita a los clásicos lo que se muestra es la intención y el armazón de la estructura del film, lo cual provoca planos y situaciones que rayan la pedantería citando aquel plano final de la cámara girando sobre el personaje de Pacino, que acaba enfocando al cielo y que destaca más por lo forzado de su situación que por el valor estético la excesiva focalización en el personaje de Wurman, y en su ansiedad crónica, resulta bastante monótona, y por encima de todo, hay muchos rasgos del personaje que resultan demasiado similares al tipo del neoyorquino tan bien definido ya por Woody Allen.

La película tiene una pseudo costado progresista (Robert Redford aparece en la producción) en la que se muestra la contraposición entre los ideales de los ‘60 y la actual sociedad descrita con pesimismo; aparece aquí el lado idealista de Wurman, escindido aún, como en su juventud, entre las causas sociales y las estrategias publicitarias. Escenas que podrían haberse tratado con más profundidad, como las diferencias y tensiones entre un reverendo de color y un judío metido de lleno en las intrigas políticas de la ciudad, se exponen en forma superficial.

El film de Daniel Algrant (protegido de Martin Scorsese en sus comienzos), se encuentra cargado de buenas imágenes, correctas actuaciones y escenas que intentan satirizar al mundo de la farándula, pero todas parecen venir de películas distintas. Y aunque se llega a pensar, por momentos, que se está viendo una historia con cierta coherencia, la verdad es que este drama no se decide a ser un thriller, una tragedia romántica o un descenso a los infiernos. Ni se decide tampoco a ser los tres al mismo tiempo. Una pena…

Título: La noche del crimen.
Título Original: People I Know.
Dirección: Daniel Algrant.
Intérpretes: Al Pacino, Kim Basinger, Téa Leoni, Ryan O’Neal, Richard Schiff, Sophie Dahl, Bill Nunn, Robert Klein, Mark Webber, Paulina Porizkova, Eldon Bullock, Juliet Papa y Ramsey Faragallah.
Género: Drama, Crimen.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 100 minutos.
Origen: EE.UU./ Alemania.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Forever Films.
Fecha de Estreno: 09/10/2003.

Puntaje: 4 (cuatro)

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