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jueves, 2 mayo 2024
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Un gran ladrón: Un buen oficio

Por Juan Blanco

Después de El juego de las lágrimas, Entrevista con el vampiro y El ocaso de un amor, uno de Neil Jordan espera mucho más de lo que quizás se puede encontrar en Un gran ladrón. De hecho, no se trataría de un gran ladrón sino apenas de uno bueno a secas, tal como reza su título original, ni tampoco de una gran película, sino tan sólo de un buen producto de género. Pero eso no importa; lógicamente uno de Jordan sigue esperando más. Por eso Un gran ladrón puede llegar a decepcionar en su respetuosa inscripción dentro de la tradición del cine negro francés y en muchos de sus derivados “lugares comunes”, ya que lo cierto es que no innova, no sorprende ni trasciende el mero homenaje o su porte de remake (ya se hizo en el 55 por Jean-Pierre Melville y se llamó Bob le flambeur). Pero todo esto no implica que el film de Jordan carezca de ciertos atractivos estilísticos gracias a la pericia de este buen artesano; los tiene de manera muy poco ambiciosa, pero a grandes rasgos.

Nick Nolte es el ladrón Bob Montagnet; un yanqui exiliado en Niza que ya está de vuelta del oficio, ahora regalado a la heroína y al alcohol, y escondido en antros de mala muerte en los que corre módicas apuestas a las cartas. En eso un buen día el buen ladrón de Bobby rescatará a una prostituta de un agujero negro, recibirá una propuesta de negocios de un par de colegas medio perdidos, y sin casi advertirlo estará de nuevo en el juego y motivado como hace años. Pero para eso tendrá que recuperar su antiguo estado, recolectar algunas viejas amistades y levantar nuevas apuestas. Todo para concretar un robo al casino de Montecarlo, pero no de dinero sino de unas célebres pinturas originales -cuyas copias cuelgan de las paredes del mismo- escondidas en un recinto súper monitoreado en los alrededores del complejo.

En Un gran ladrón Jordan no reniega de los códigos del género para armar el típico juego del gato y el ratón entre un ladrón y un detective –veteranos ambos- que llevan años sacándose chispazos, así como también el conocido cuento del golpe maestro. También trae a colación al típico abanico de profesionales para el golpe, en su mayoría ex-compas de Bob, para justificar y hacer divertido el robo. Incluso la damisela irresistible que rescata el héroe también responde al arquetipo de la prostituta arrepentida que se enamora de su salvador y que le termina retribuyendo el favor.

Pero de alguna manera Jordan llega a combinar todos esos elementos de una forma no tan canónica, sino más abierta a la improvisación, a una estructura quebrada y que deja a los personajes articularse sin apuros, sin tiempos prefijados, predisponiendo así al film a una posterior revuelta al género, o al menos a dar la impresión de hacerlo. Mucho de esto se presta gracias a pequeños detalles que Neil articula con sumo cuidado. Están los diálogos retóricos entre Bob y su perseguidor, donde se transparenta un trato acertadamente casual (y hasta con dejos de un cariño muy platónico) y no tan dictado por un guión; también la anómala relación entre Bob y la joven descarriada, donde la diferencia de edad rompe el estereotipo del flechazo a primera vista y presta al enamoramiento de manera más torpe, ambigua y hasta sorpresivamente transgresora. Y hay más, por ejemplo el personaje de Phillipe, un ex-colega fisicoculturista de Bob que cambió de sexo y que ahora se llama Phillipa, y al que su jefe no juzga y trata como si apenas se hubiese cambiado el peinado.

Todo esto levanta a Un gran ladrón como una desprejuiciada, sólida y entretenida película de género que hace manifiesta su consciencia sobre las implicancias de su historia, y que juega sus cartas con suficiente astucia y precisión como para no caer en la poco instruida figurita repetida. Además, tiene a un Nick Nolte pasado de talentoso, al que le queda tan bien hacer de viejo guerrero cansado en plena lucha de su última batalla que resulta imposible no aprender a quererlo y desear acompañarlo al ruedo. Aunque, cabe decirlo, todos los personajes son devotos de un cariño inmenso.

¿Novedosa?… no, pero sin dudas una de las películas más divertidas y disfrutables del año.

Título: Un gran ladrón.
Título Original: The Good Thief.
Dirección: Neil Jordan.
Intérpretes: Nick Nolte, Tchéky Karyo, Saïd Taghmaoui, Nutsa Kukhianidze, Gérard Darmon, Marc Lavoine, Emir Kusturica, Ralph Fiennes.
Género: Crimen, Drama, Remake.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 109 minutos.
Origen: Francia/ Reino Unido/ Irlanda/ Canadá EE.UU.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 30/10/2003.

Puntaje: 7 (siete)

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