Por Juan Blanco
Si alguien pensaba que ya el mundo del cine se había librado de los fantasmas con los pelos en la cara, bueno… piénsenlo de nuevo. Una vez más (no sé exactamente por qué número vamos), los americanos decidieron adaptar con sus capitales otra película pequeña 
oriental con fantasmitas peludos, sólo que esta vez lo hicieron contratando al mismo director de la original, llamada Ju-on: The Grudge, para concretar la remake. El resultado, de nombre The Grudge o bien El Grito, es tanto mejor de lo que cabía esperarse debido al conocimiento de causa de su realizador, quien ya había transitado por la misma casa embrujada con su proyecto indi hace un tiempo, y a que además el mismo decidió volver a filmarla en Japón, con muchas de sus estrellas originales y procurando que el idioma japonés no se perdiera por completo entre los modismos y la fonética yanqui. En otras palabras, son apenas unos pocos los cambios que traicionan a la obra original, conservando así parte de su calidad para unos nuevos y efectivos sustos, ahora con un empleo del CGI más costoso y el mejor surround.
La historia gira en torno a una casa presa de una maldición que consume a todo aquel que se acerca a la propiedad. Por cada muerte violenta o abrupta que acontece en el lugar, una maldición se desata y se esparce, creando así una cadena de lamentos del más allá. No conviene dar detalles más precisos, debido a que el film busca una narración fragmentada en la que hasta en el último minuto de metraje puede descubrirse información vital para entender la anécdota. De hecho, uno de los mayores logros de Takashi Shimizu (el director) es el de construir el relato de manera no lineal, permitiendo así que la película no se agote antes de tiempo y que confunda (lugar ideal para desestabilizar al espectador) y sorprenda de manera constante. Donde uno piensa que ya no hay más información a procesar, puede que aún se esconda algún nuevo secreto en la casa, lo cual predispone a continuar expectante hasta el final. El Grito, además, es portadora de algunos de los mejores sustos vistos en cine de los últimos tiempos; resultado tanto cortesía de un buen director que sabe administrar sus elementos de puesta en escena, como de la tecnología digital de la que Shimizu sacó un buen –aunque a veces excesivo, hay que decirlo- provecho.
Hay que reconocer que los fantasmitas vengadores ya fueron -y son- probablemente
demasiados; sobre todo en los últimos años, desde el momento en que se destapó la fiebre oriental sobre el tema que contagió a los americanos y donde hoy la fórmula atenta cada vez más contra los productos que buscan excusarse dentro de estos parámetros. Además, existe un segundo tecnicismo en la cuestión que hace a que los clones americanos son más explicativos, utilitarios y conservadores que los modelos originales, quitándoles magia y misterio. Pero aún con sus probables clichés y con su buen número de obvias explicaciones para que los americanos entiendan lo que están viendo (hay incluso una escena en la que Sarah Michelle Gellar –la protagonista- busca información sobre la maldición en la página de Yahoo!!!), El Grito es un eficaz ejemplo de cine de terror contemporáneo; al menos uno más ingenioso que muchos otros exponentes que todavía pretenden hacer creer que el grupito de adolescentes perseguidos por un loco con machete o motosierra sigue siendo el único recurso para mantener vivo al género. Uno todavía más viejo y gastado que el de los espectros lanudos.
Título: El grito.
Título Original: The Grudge.
Dirección: Takashi Shimizu.
Intérpretes: Sarah Michelle Gellar, Jason Behr, William Mapother, Clea Duvall, Bill Pullman, Ted Raimi, Yoko Maki, Kadee Strickland, Takashi Matsuyama, Grace Zabriskie, Takako Fuji, Ryo Ishibashi, Rosa Blasi y Yuya Ozeki.
Género: Remake, Terror.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 91 minutos.
Origen: EE.UU./ Japón.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 03/03/2005.
Puntaje: 7 (siete)
