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domingo, 28 abril 2024
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Constantine: Entre el cielo y el infierno

Por Juan Blanco

No se pudo llamarlo Hellblazer por miedo a crear confusión con otros títulos como el clásico Hellraiser o la reciente Hellboy; tampoco pudo tener a Sting como protagonista porque un inglés como “Mesías infernal salvador del mundo” no hubiese sido precisamente un deleite para los norteamericanos, y menos si la acción de la película transcurría en Inglaterra. De hecho, Constantine es patrimonio yanqui, un producto diseñado para ser disfrutado, comprado y respetado en los EEUU por sobre cualquier otro territorio. Eso, también, es algo que se traduce en el estilo, o bien en el formato general que presenta esta libre adaptación del cómic de Vértigo, una línea under de DC cómics.

Constantine, en efecto, está inspirada en Hellblazer y lleva el nombre de su protagonista como título por lo explicado anteriormente. Se sabe que el personaje fue inspirado en el cantante Sting, pero ahora que Keanu Reeves es hot luego de Matrix, a los productores les pareció una buena elección para suplantar al músico y ex-actor. Y como bien se dijo antes, las calles londinenses cambiaron por las de Los Ángeles, y el tono dramático y oscuro del cómic cambió por una riña deportiva entre Dios y el Diablo digna del CGI más sofisticado y de los maquillajes de Stan Winston. Y sí, Constantine aparentemente no es Hellblazer; sería como la versión Disney del cómic, convirtiendo a la película del debutante Francis Lawrence en una mala, cuando no pésima, adaptación de la historieta original. Aclarado esto, sólo cabe plantearse lo siguiente: ¿Constantine es una mala película por defraudar al cómic que la excusa? ¿Puede que exista en el film algún valor intrínseco que lo exima de las comparaciones con material gráfico? Mi respuesta es no a la primer pregunta y si a la segunda.

La verdad es que nunca tuve la oportunidad de leer un ejemplar de Hellblazer, por lo tanto ignoro la gravedad de la traición. Tampoco, y por fortuna, llegué a tener la imagen preconcebida de Sting en el lugar que me tocó ver –a mí por vez primera- a Reeves. Por lo tanto, no puedo sino confiar en el criterio de quienes con justa razón estarían calificando a Constantine como una pésima adaptación del cómic. Ok, entonces la película no es apta para fans de Hellblazer… y punto. Pero no puede decirse lo mismo sobre aquellos pochocleros aficionados al cine de acción fantástico, del suspenso y horror high-tech que reina en nuestros tiempos por el norte.

Constantine no es un gran exponente de este tipo de cine, pero tampoco uno moroso hacia el rubro. Está bien dirigido, al menos se entiende a dónde va y cómo llega a destino. Es divertido y exuberante. Utiliza un contexto denso, como lo es la religión, la fe y demás temas de origen místico, para brindar un relato ágil y entretenido al mejor estilo Hollywood, y lo hace a lo bestia, sin miedo. Si Constantine parece ingenuo ideológicamente es por la falta de ambición de trascender a nivel discursivo. Demonios guerreros pululando por entrar en la tierra a los trompazos, exorcismos estrambóticos, una arquetípica lucha entre el bien y el mal a puro efecto visual, el cielo y el infierno con cláusulas impositivas y un Diablo que parece bajo los efectos del éxtasis no son precisamente detalles menores. Constantine no es, ni pretende ser, El Exorcista.

Y he aquí el problema: si su mayor virtud resulta ser, en todo caso, la metida de pata a fondo sin miedo al ridículo, su mayor defecto –y por defecto- es la liviandad en el tratamiento de temas que quizás no sean para tomarse tan en broma. Y no porque no puedan subvertirse, sino porque tergiversados y ridiculizados en exceso pasan a carecer de razón, del sustento suficiente como para convencer de que aún la aventura más descontrolada puede que tenga sentido, incluso en Hollywood.

Aún así, una historia que seduce lo suficiente, un personaje atractivo por demás para la anécdota (Constantine es un cínico exorcista con cáncer terminal y condenado al infierno que combate a las fuerzas del mal para ganarse el cielo…) y todos los dólares de la Warner y de Village Roadshow llegan a demostrar que del ponchazo a la excelencia hay un abismo, y que Constantine es un buen film de género que está, sin grandilocuencia ni culpa, a un digno medio camino entre el cielo y el infierno.

Título: Constantine.
Título Original: Idem.
Dirección: Francis Lawrence.
Intérpretes: Keanu Reeves, Rachel Weisz, Shia LaBeouf, Tilda Swinton, Pruitt Taylor Vince, Djimon Hounsou, Gavin Rossdale, Peter Stormare, Michelle Monaghan y José Zúñiga.
Género: Basado en comic, Acción, Fantasía, Terror.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 121 minutos.
Origen: EE.UU./ Alemania.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Warner Bros.
Fecha de Estreno: 17/03/2005.

Puntaje: 7 (siete)

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