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domingo, 28 abril 2024
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Cargo de conciencia: El regreso de los muertos vivos

Por Pablo E. Arahuete

¿Puede haber algo más obvio que comenzar un film argentino con un plano general del obelisco, acompañado de una canción que apela a unir esfuerzos a profesionales y cartoneros para sacar este país adelante? Eso que a las claras parecería una parodia sobre un cine nacional obsoleto, declamativo hasta el hartazgo y hoy caduco, se rubrica con el sello de la seriedad y el compromiso social, bajo la pretensión de eximirlo de cualquier crítica o reparo.

Si a este nefasto panorama le agregamos la figura de Emilio Vieyra, cuya trayectoria cinematográfica cosecha bodrios de mejor calidad y relajos simpáticos como Sangre de vírgenes, el combo del desagrado se puede aderezar con falta de timing, planos mal cortados, actores mal dirigidos y un guion insultante. Faltó Rolo Puente en esta suerte de seleccionado decadente, que en el film operan como cabezas parlantes, donde el único que sale indemne es Rodolfo Ranni porque muere al principio.

Lamentablemente, Pepe Soriano, Aldo Barbero, Alicia Zanca (y los nombres siguen a una lista interminable) se sumaron a este impresentable pastiche llamado Cargo de conciencia. La trama se interna en la corrupción política con un trasfondo de denuncia moral en pos de rescatar aquellos valores que una vez hicieron grande a nuestra nación, cuyas instituciones más nobles quedaron severamente mutiladas por la inmoralidad de su clase dirigente. En ese antro de negociados espurios aún quedan hombres probos que no bastardean los artículos de nuestra Constitución y alertan sobre el peligro de aprobar una ley de despenalización de estupefacientes que dejaría a nuestro pueblo a merced de los narcotraficantes. Así, la sospechosa muerte de un senador que se opondrá a la ley, antes sindicado de corrupto por la oposición, abre el camino de una investigación policial y otra periodística encabezada por Rubén Stella y una mujer policía (Cecilia Narova).

A medida que la investigación avanza, el film se sumerge en un absurdo relato con escenas que son la apoteosis del cine grasa, en donde Armando Bó podría considerarse un Fellini y la aparición del facha Martel como el rey de lo narcos, merecedora de un Cóndor de Plata al ridículo.

Por si no entendimos de qué va la cosa, Vieyra nos deja un mensaje al final con los subtítulos de su canción para que nunca se nos olvide que debemos unirnos y guardar la bandera de los rencores. Resulta paradójico que este Emilio Vieyra sea el mismo que en el Proceso nos deleitara con sus parapoliciales Delfín, Tiburón y Mojarrita para lo cual no tuvo ningún cargo de conciencia. Un fiel exponente del peor cine argentino.

Título: Cargo de conciencia.
Título Original: Idem.
Dirección: Emilio Vieyra.
Intérpretes: Pepe Soriano, Rubén Stella, Rodolfo Ranni, Aldo Barbero, Alicia Zanca, Cecilia Narova, Cristina Alberó, Magalí Moro, Aldo Barbero, Ricardo Bauleo, Silvia Fernández Barrios, Adrián Martel, Graciela Pal y Claudio Izaguirre.
Género: Crimen, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 92 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Independiente.
Fecha de Estreno: 18/08/2005.

Puntaje: 1 (uno)

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