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jueves, 2 mayo 2024
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Lejos de ella: Un clásico del futuro

Grant y Fiona han compartido más de cuatro décadas como marido y mujer con todo lo que esto conlleva. Los años de él como profesor de literatura especializado en mitología escandinava podrían haber socavado la relación debido a sus habituales infidelidades con algunas chicas universitarias. Pero Fiona lo ha perdonado y siguen juntos pese a todo. Ya septuagenaria, la pareja se encamina al último tramo de su vida con una aparente tranquilidad interior y aunque no siempre –se intuye- fue así, el entendimiento y el compañerismo que se demuestran el uno por el otro parece absoluto. Cuando se llega a cierta edad los recuerdos se convierten en un elemento indispensable para llenar las horas de ocio. Grant y Fiona no son una excepción pero paulatinamente la enfermedad de ella –sufre del mal de Alzheimer- comienza a producir esas lagunas en la memoria que van anticipando lo inevitable. Primero son sólo minucias -como una sartén que se guarda al descuido en el freezer- que la mujer procura solucionar pegándole cartelitos identificatorios a diversos objetos del mobiliario. En sus raptos de lucidez Fiona es consciente de que Grant no siempre estará en condiciones de atenderla como corresponde. Una persona con su condición requiere de un cuidado médico y una contención emocional que a Grant, precisamente por amarla, le costaría mucho darle. A los pequeños episodios de olvidos cotidianos se le suman otros más graves desdibujándose rostros, lugares, fechas y eventos de manera constante. Así las cosas, Fiona le pide a su esposo que la interne en una clínica geriátrica donde pueda pasar su etapa terminal sin ser una carga ni un impedimento. Con mucho dolor -y por insistencia-, Grant accede.

 

Menudo desafío se planteó la novel directora canadiense Sarah Polley (da un poco de ternura recordarla como la nena que acompañaba al personaje principal de Las aventuras del barón Munchausen, aunque seguro que la mayoría la reconocerá por su rol protagónico en la remake de El amanecer de los muertos) al adaptar especialmente para la gran Julie Christie un cuento de Alice Munro llamado “The Bear Came Over the Mountain”. Christie le devolvió la gentileza entregando una de las más conmovedoras interpretaciones en la historia del cine acompañada como los dioses por la señorial presencia del magnífico Gordon Pinsent. Polley apabulla con su dominio de los recursos audiovisuales y narra con una convicción increíble lo que podría definirse como un acabado –y definitivo- drama romántico crepuscular. En la visión de esta joven realizadora la enfermedad de Fiona no es usufructuada con fines especulativos, sino que la utiliza como punto de partida para ejercitar la reflexión. ¿Los temas? La naturaleza del amor, el tiempo y la memoria. También la culpa, el perdón y las segundas oportunidades. Lo bueno es que aún indudablemente ambiciosa Polley va deslizando todas estas cuestiones con delicadeza en un trabajo de guión lisa y llanamente monumental (advertido por la Academia que la ha nominado a un premio Oscar; otro tanto ha ocurrido con Julie Christie). Además de sutil, Polley hace gala de un raro equilibrio para estructurar un relato simple que cobra una nueva dimensión al ingresar Fiona a la clínica. La observación certera, humana, que se hace allí de pacientes, familiares y enfermeros creo que registra muy pocos antecedentes en este tipo de películas. Lejos de ella no busca regodearse en las emociones y sin embargo, mediante la mágica descripción de sus personajes, las mismas calan muy hondo. El desolado Grant, la etérea Fiona, la solidaria enfermera Kristy (Kristen Thomson), el silencioso Aubrey (Michael Murphy) y su enérgica esposa Marian (Olympia Dukakis) son personajes que uno no puede abandonar cuando se retira de la sala.

Como si no fuera suficiente con su exquisita sensibilidad visual, Polley también deslumbra en la elección musical con dos canciones impecables de Neil Young (alucinante la versión de Helpless por K.D. Lang que acompaña los créditos del final), a la que hay que agregarle la fabulosa partitura de Jonathan Goldsmith (a veces recreando distintas piezas de Bach). Un complemento perfecto para escenas de gran lirismo. Por ejemplo, las que transcurren en la nieve. Blanco por el hielo que rodea a Fiona –acostada mirando hacia el cielo- y blanco por ser el color que mejor denota el vacío al que se ve sometida su frágil memoria. Este film, desde ya un clásico del futuro, es una joya desde donde se lo mire.

Título: Lejos de ella.
Título Original: Away from her.
Dirección: Sarah Polley.
Intérpretes: Julie Christie, Gordon Pinsent, Olympia Dukakis, Wendy Crewson, Kristen Thomson y Michael Murphy.
Género: Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 110 minutos.
Origen: Canadá/ Reino Unido/ EE.UU.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 21/02/2008.

Puntaje: 9 (nueve)

El staff opinó:

Sarah Polley deslumbra con este relato sobre el mal de Alzheimer por su habilidad para sintetizar un proceso que por lo general en el cine se aborda chapuceramente. Sin golpes bajos y con una fuerte apuesta en sus actores y en la historia, consigue realizar una de las mejores películas románticas de la última década.Pablo E. Arahuete (10 puntos)

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