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sábado, 4 mayo 2024
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Odette, una comedia sobre la felicidad: Realismo mágico de cotillón

Argentina, si tienes más de 45 años y sientes que esa díscola jovencita llamada Amélie Poulain fue incapaz de representar la idiosincrasia de tu generación… ¡pues hay una buena noticia para ti! Para llenar ese vacío emocional acaba de hacer su entrada triunfal la hiperquinética madame Odette Toulemonde. Su lema bailantero de cabecera (“A mover el culo”) te incitará a sacarle viruta al piso en incontenibles noches de rítmicos bailongos. Como Odette, aprenderás a mirar al sexo opuesto con la candidez de una carmelita descalza y te asombrarás por cómo tus arreboladas mejillas se mimetizan con el rouge escarlata de tus labios al entrever, a través de la fina camisa de tu compañero de autobús, el enrulado vello de un ancho pecho varonil. Y desde ya, te romperás la cabeza para entender cómo hace esta cincuentona más buena que el dulce de leche para aceptar de la vida sólo lo que ésta pueda entregarle. Si alguna amiga de Eliseo Subiela lee este comentario le propongo que le hagamos gancho con Odette. ¿O acaso no es Eliseo quien busca desde hace muchos años una mujer que sepa volar?. Recapitulemos: “… pero eso sí, y en esto soy irreductible, no les perdono bajo ningún pretexto que no sepan volar… sino saben volar pierden el tiempo conmigo” (Subiela adaptando al poeta Oliverio Girondo en El lado oscuro del corazón, 1992). Odette, estrictamente hablando, no sabe volar pero sí levitar. Se la observa bastante tiesa a la señora flotando por ahí y sin embargo ella así es feliz. Sólo necesita de algunas canciones festivas de Josephine Baker o de una novela de su adorado escritor favorito Balthazar Balsan para tocar el cielo con las manos (y sí, levita mucho…).

Este curioso personaje fruto de la imaginación del experimentado guionista y dramaturgo francés Eric-Emmanuel Schmitt –que debuta en la dirección con este film- tranquilamente podría ser calificado de ingenuo, simple y romántico. Para algunos espectadores de espíritu reblandecido, Odette será contemplada como un alma gentil; para otros, en cambio, probablemente la mujer recaiga en la categoría de “boluda total” -no por estúpida sino por crédula…- Si la Amelie (2001) de Audrey Tautou tuviera veinticinco años más y sufriera un poquitín menos de ese raro autismo que la aísla de la realidad circundante, quizás respondería al nombre de Odette Toulemonde. Claro que el talento del rudimentario Eric-Emmanuel Schmitt resulta inexistente comparándolo con el del esteta Jean-Pierre Jeunet…

La perennemente optimista Odette (una encantadora Catherine Frot) ha enviudado hace más de una década y desde entonces nadie ha vuelto a robar su corazón (Dios me ayude: estoy entrando en sintonía con la cursilería de la obra). Vive con sus dos hijos adolescentes, el peluquero gay Rudy (Fabrice Murgia) y la depresiva Sue Ellen (Nina Drecq), en un departamento diminuto mientras se sostiene económicamente trabajando como vendedora de cosméticos en un shopping. Nada le gusta más a Odette que imaginarse al lado de Balthazar Balsan –por quien siente una especie de amor platónico-. Su sueño comienza a cristalizarse cuando una carta en la cual le confiesa al escritor sus pensamientos más íntimos es recibida de la mejor manera posible. Balsan (un magnífico Albert Dupontel) arrastra un intento de suicidio y no sabe qué rumbo seguir ni cómo resolver sus muchos problemas personales. Las palabras edulcoradas pero sinceras de Odette lo conmueven: intelectual y socialmente parecen pertenecer a universos distintos y no deberían compartir ni una sola afinidad… Para que esto no ocurra existe un viejo axioma (el de los opuestos que se atraen) que convendría no menoscabar. Hollywood no sería lo que es sin él…

La estética de Odette, una comedia sobre la felicidad le roba parte de su estilo a la Amelie de Jeunet para fusionarlo con varias escenas musicales que de no mediar el considerable carisma de su protagonista rondarían el patetismo más lamentable. La teoría de que la gente humilde, sin educación, sabe alcanzar la felicidad más fácilmente que los pudientes intelectuales se asemeja a un sospechoso gesto de condescendencia por parte del autor y director. Un dejo de cinismo invade la pantalla y enturbia un mensaje igualitario. Además, la insólita presencia de Jesucristo en la historia parece salida de otra película. Establecer un paralelismo entre Odette y Jesús ya es abusar de la paciencia de todos. Me parece que monsieur Schmitt acaba de sacarse un aplazo en realismo mágico…

Título: Odette, una comedia sobre la felicidad.
Título original: Odette Toulemonde.
Dirección: Eric-Emmanuel Schmitt
Intérpretes: Catherine Frot, Albert Dupontel, Jacques Weber, Fabrice Murgia, Nina Drecq, Camille Japy, Alain Doutey, Julien Frison, Aïssatou Diop, Laurence D’Amelio y Philippe Gouders.
Género: Comedia, Drama.
Calificación: Apta para todo público con reservas.
Duración: 100 minutos.
Origen: Francia/ Bélgica.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Notro Films.
Fecha de estreno: 29/05/2008.

Puntaje: 4 (cuatro)

El staff opinó:

Mezcla de novelita rosa al estilo Corin Tellado con tibias dosis de cinismo y muchas influencias de Amelie. Pese a los subrayados y reiteraciones de recursos, sin duda lo que salva a esta mediocre película es la frescura de Catherine Frot.Pablo E. Arahuete (4 puntos)

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