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viernes, 3 mayo 2024
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Aguas turbulentas: Ni olvido ni perdón

Por Pablo E. Arahuete

Considerada como la tercera parte de una trilogía del realizador Erick Poppe que comenzara con Schpaaa (1998), luego con Hawaii, Oslo (2004), Aguas turbulentas es un film sobre la redención, tanto desde el punto de vista religioso como del pragmático. Esos dos enfoques además están representados por dos mujeres, Anna y Agnes, ambas madres de muy diferente conducta, cuyo nexo es el protagonista de la historia: un joven que tras una estadía de 8 años en prisión por considerarlo responsable de la muerte de un niño intenta reincorporarse a la comunidad como organista de una iglesia protestante en Oslo.

En el lugar, se sabe muy poco sobre el pasado de Thomas (Pai Hagen Sverre), cuyo verdadero nombre es Jan -lo mantiene oculto- pero dadas sus condiciones con el instrumento y su llegada desde la cárcel es rápidamente aceptado. El perturbado Thomas encuentra en la música la fuga ideal para huir de los fantasmas del pasado pero la presencia del hijo de la pastora Anna con características similares a la víctima (edad, contextura física, etc.) reaviva la pesadilla.

Sin embargo, el acercamiento de Anna permite que Thomas pueda conectarse con su entorno de otra manera y entablar con el pequeño una relación amistosa como parte de su proceso de redención personal. Ella no sabe nada de la historia del organista pero considera que no se debe juzgar a nadie sin darle una segunda oportunidad, fiel a los preceptos religiosos de poner la otra mejilla.

Ahora bien, cuando todo parece indicar que Thomas está reparando las heridas y descubriendo lazos afectivos la azarosa llegada de Agnes (Trine Dyrholm), una maestra que además es la madre del niño que el protagonista mató, precipita las cosas cuando lo descubre revelando su verdadera identidad. Así, reabre las cicatrices de una historia que aún no tiene un final porque ella necesita saber la verdad sobre aquel día en que Thomas secuestró por diversión a su hijo Isak, a quien desde ese momento nunca más pudo volver a ver.

Estructurado de forma fragmentaria (pasado y presente se fusionan) en perfecta sintonía con lo que podría ser la psiquis del protagonista en tanto recuerdos, miedos, secretos y angustias, el relato adopta dos puntos de vista completamente contrastantes: el de Thomas y el de Agnes como si no existiera una única verdad y todo dependiera de la mirada sobre los hechos.

Pero esa mirada múltiple también es la que termina por definir a los personajes en su soledad y en su búsqueda personal de la redención. Para Thomas no hay perdón posible sin revelar la verdad y para Agnes la única manera de seguir adelante es conocer lo que realmente motiva a que una persona haga actos de maldad sin poder explicarlo.

Erick Poppe no apela a la fábula moral pero eso no significa que los planteos éticos sobre los personajes queden desechados. Logra a fuerza de austeridad y un ritmo sostenido el desarrollo interno de sus personajes, construidos con rigor y complejidad.

A esas virtudes deben sumárseles un elenco impecable con la brillante interpretación de Pai Hagen Sverre, cuya sutileza para crear el mundo interior de Thomas hablan de un trabajo soberbio.

Resulta imposible no pensar por un segundo en otro film sobre la redención como El hijo de los hermanos Dardenne, que si bien descartan la fábula moral igual que Erick Poppe intentan diseccionar las capilaridades de la conducta humana.

Título: Aguas Turbulentas.
Titulo Original: De Usynlige.
Director: Erik Poppe.
Género: Drama.
Intérpretes: Pål Sverre Valheim Hagen, Trine Dyrholm, Ellen Dorrit Petersen, Fredrik Grøndahl, Trond Espen Seim y Angelou Garcia.
Duración: 115 minutos.
Calificación: Apta para mayores de 16 años.
Origen: Alemania/ Noruega/ Suecia.
Año Realización: 2008.
Distribuidora: IFA Cinema.
Fecha Estreno: 09/06/2011.

Puntaje: 7 (siete)

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