Por Maximiliano Curcio
Cuando Sergio Leone se abocó a este proyecto ya había rodado dos films pertenecientes al spaghetti western como Por un puñado de dólares (1964) y Por un puñado de dólares más (1965). Esta película completa la trilogía autoral, más conocida por los cinéfilos como la Trilogía del Hombre sin nombre, dejando una huella aún presente en el revisionismo que perseguía al género por aquellos años.
Durante las décadas del ’60 y ’70 el género comienza a reinventarse, fruto del gran quiebre que vivía Hollywood por entonces. Allí es cuando se populariza en Italia un nuevo formato llamado Spaghetti Westerns. Filmadas con escaso presupuesto, estas películas eran rodadas en locaciones que poseían mucha similitud con los paisajes del oeste americano. Fruto de la renovación estética y estilística, esta nueva vertiente del western apelaba a la acción y la violencia de un modo más marcado que el western clásico.
El argumento de la película tiene las características tradicionales que recrea el mundo de Leone: tres excéntricos personajes se lanzan a la búsqueda de un valioso tesoro escondido teniendo a la Guerra de Secesión norteamericana como telón de fondo. Un agudo y firme tratamiento argumental encuentra el punto de equilibrio exacto entre el desarrollo de la trama y una ambigua delineación de sus personajes. En ellos se percibe una naturaleza criminal evidente, pero con un resto de moralidad. Sin perder el toque de humor que emplea para narrar la humanidad, valentía y realismo que caracterizan a la historia, el realizador italiano emplea una serie de recursos que quedan en la galería del recuerdo de sus mejores films.
Es común el empleo de primeros planos y una ambientación perfecta que retrata el clima desolado y caluroso, sumado a un manejo de tiempos y espacios que brinda a la película un espíritu renovador, siendo una absoluta marca registrada la inolvidable banda sonora de Ennio Morricone. El histórico compositor musical es un personaje emblemático dentro de estas obras, que junto a Leone y el propio Clint Eastwood quedará identificado para siempre como uno de los tríos más representativos del cine western revisionista. Gran parte de esta huella personal puede verse hoy heredada, a manera de sincero homenaje, por realizadores como Quentin Tarantino.
El elenco nos presenta tres nombres de leyenda que hacen de esta película el western spaghetti perfecto. No obstante, uno de ellos sobresale de forma notable. Clint Eastwood firmó un contrato por tres películas con Sergio Leone concretando la mencionada trilogía que lo llevara a la fama absoluta. Lee Van Cleef y Eli Wallach, por su parte, son nombres igualmente emblemáticos y su contribución al género es cuantiosa, en la piel de personajes que quedarán por siempre grabados en nuestra retina.
Leone se erige como pionero del subgénero western spaghetti, gracias a una obra inmortal, responsable de hacer conocer al mundo entero a la legendaria estrella de Clint Eastwood. Pasaporte al éxito de una carrera todavía hoy vigente y que se iniciara de la mano del célebre y pionero realizador, Eastwood dejaría su marca indeleble en el género dirigiendo títulos como La venganza del muerto (1973), El fugitivo Josey Wales (1976), El Jinete Pálido (1985) y Los Imperdonables (1992).
Título: El bueno, el malo y el feo (tcc. Lo bueno, lo malo y lo feo).
Título Original: Il buono, il brutto, il cattivo.
Dirección: Sergio Leone.
Producción: Alberto Grimaldi.
Guión: Agenore Incrocci, Furio Scarpelli, Luciano Vincenzoni y Sergio Leone.
Dirección de fotografía (Color): Tonino Delli Colli.
Música: Ennio Morricone.
Montaje: Eugenio Alabiso & Nino Baragli.
Diseño de producción: Carlo Simi.
Intérpretes: Clint Eastwood, Lee Van Cleef, Eli Wallach, Aldo Giuffrè, Rada Rassimov, Mario Brega, Luigi Pistilli, Aldo Sambrell, Enzo Petito, Claudio Scarchilli, Al Mulock, John Bartha y Livio Lorenzon.
Género: Spaghetti western.
Duración: 161 minutos.
Origen: Italia / España / Alemania Occidental.
Año de realización: 1966.