Por Juan Alfonso Samaja
*Se advierte al lector que la crítica contiene spoilers
La historia focaliza el conflicto interno de Alma (Julia Roberts), una profesora de filosofía que se halla en un dilema ético y moral frente a una acusación de abuso que Maggie (Ayo Edebiri), una tesista suya hace contra Hank (Andrew Garfield), un colega con el cual Alma viene manteniendo un amorío clandestino desde hace un tiempo.
Critica
Como el exceso de perfume, la enunciación de la película se pavonea con unas notas propias de la poética de Woody Allen. Desde el diseño de los créditos iniciales, el ambiente intelectual y hasta los diálogos de las primeras escenas, parecen evocar ese universo diegético que Guadagnino no pretende ocultar. Sin embargo, la filiación resulta apenas superficial, vinculados a los aspectos más bien enunciativos, y no llegan a afectar a la estructura profunda de la trama, ya que, a diferencia de los personajes del director de Crímenes y Pecados (1989), cuyos personajes sufren en carne propia la angustia existencial de las decisiones que toman, siempre atravesadas por la reflexión filosófica que tematizan, en esta película ningún personaje se hace cargo realmente de nada; no los vemos sufrir, ni padecer las consecuencias de las acciones principales que toman.

Lo más parecido a sufrir una consecuencia por una decisión es cuando Alma pierde la posibilidad de titularizar su cargo de profesora, como represalia por haber robado una receta para automedicarse. Es tan lateral en la trama este asunto, que equivale a acusar a Al Capone por evadir impuestos, en lugar de los crímenes y asesinatos cometidos. Pero esta represalia no impide en absoluto el crecimiento académico de Alma, quien termina accediendo al cargo de decana, transcurriendo su vida posterior a los acontecimientos representados sin ningún remordimiento, como si las acciones réprobas que ha tomado no implicaran ningún tipo de consecuencia, ni fáctica ni moral. En esto, la película se distancia completamente de ese universo culposo woodyalleniano.
El principal problema de la película es que no tiene claro por dónde pasan los elementos fuertes del conflicto que hubiesen articulado con potencia el relato, perdiéndose en una serie de contingencias y personajes secundarios de poco peso.
El relato parece estar narrativamente fuera de foco; el personaje de Alma es, a todas luces, la protagonista, sin embargo, ella está allí, únicamente, para que la veamos reaccionar sobre unos acontecimientos que suceden a otros personajes, y de los cuales ella no participa sino secundariamente. Narrativamente, se pone el acento en dos personajes secundarios, que lo son no sólo por el peso enunciativo que despliegan en la trama, sino por la carencia de desarrollos psicológicos de sus caracteres, la nula información sobre sus historias que permitan empatizar siquiera mínimamente con sus actitudes.
En el caso de Maggie, ella está allí simplemente para ser una víctima por su condición de mujer, por su condición de afroamericana, por su condición de lesbiana. Más allá de estas etiquetas, no encontramos ninguna sustancia, y puesto que la propia trama no ha considerado interesante a este personaje como para dedicarle un tiempo narrativo, no vemos porqué nosotros debemos hacerlo.
En el caso de Hank, está allí por ser un varón blanco y heterosexual, y como una fuerza agresora. De él no sabemos casi nada, más allá de su competencia laboral con Alma por el cargo en disputa. Incluso el hecho de que sean amantes, que podría haberse tematizado desde el comienzo para justificar el acento sobre este personaje, no se revela explícitamente hasta el final, y tampoco desempeña en el relato ninguna función, resultando gratuita su presencia dramática en la trama.

En cuanto al personaje protagonista (que lo es no sólo por el tiempo que la narración le dedica, sino porque es el único personaje sobre el cual se revelan situaciones de su biografía que explican comportamientos psicológicos complejos), toda la historia vinculada a su adolescencia y la situación del falso abuso al amigo de su padre es lo más interesante de la historia, pero de ello no sabemos casi nada sino hasta el desenlace, y lo que sabemos se suelta en dos o tres parlamentos que ella expeditivamente relata desde una cama.
De su vida actual no sabremos casi nada; hasta el desenlace (cuando se revela el romance con Hank) no se alcanza a entender su actitud apática con el marido, como tampoco se entienden los síntomas ni las causas de la condición de salud aparentemente muy graves que la tienen a maltraer; tan poca presencia tiene esta enfermedad en la trama, que su tematización parece estar únicamente para justificar el robo de la receta, que la llevará a perder la posibilidad de ascenso en la titularidad de su asignatura.
Título: Cacería de brujas.
Original: After the Hunt.
Dirección: Luca Guadagnino.
Intérpretes: Julia Roberts, Ayo Edebiri, Andrew Garfield, Michael Stuhlbarg, Chloë Sevigny, Lío Mehiel, David Leiber, Thaddea Graham y Will Price.
Género: Drama.
Calificación: AM 13 años.
Duración: 138 minutos.
Origen: EE.UU./ Italia.
Año de realización: 2025.
Distribuidora: UIP – Sony.
Fecha de estreno: 09/10/2025.
Puntaje: 6 (seis)
