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martes, 18 noviembre 2025
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John Candy: Me agrado: Sobre el legado de un comediante legendario

Por Francisco Nieto, corresponsal en España

A los cinéfilos que crecieron en los ochenta y noventa no necesitan que les digan quién fue John Candy. El imponente actor de ojos de cachorro disfrutó de un gran éxito en su época con comedias como Tío Buck, S.O.S. Hay un loco en el espacio o Mejor solo que mal acompañado. Más de treinta años después de la muerte de Candy, Colin Hanks, quien efectivamente es hijo de Tom Hanks y ya había hecho sus pinitos como director en el documental musical El auge y hundimiento de Tower Records, rinde homenaje al prematuramente desaparecido y querido actor canadiense.

Que el director ha aprovechado al máximo sus contactos en Hollywood es evidente por la gran cantidad de estrellas que aparecen en John Candy: Me agrado. La película arranca con fuerza con una escena en la que el siempre encantador Bill Murray intenta con ahínco identificar el único defecto de Candy, consiguiéndolo tras mucha deliberación. Eso lo dice todo, la verdad. Y es que Candy no era conocido en vano como el actor con un corazón de oro.

El documental recorre cronológicamente la vida del actor, desde su éxito inicial en Second City Television hasta sus papeles protagónicos en continuados éxitos de taquilla, a través de anécdotas de viejos amigos, colegas y talentos que trabajaron con él a lo largo de su vasta filmografía. Muchos de estos relatos ofrecen una visión del ingenio de Candy para la sincronización y la improvisación, pero en ocasiones, la admiración se convierte en idolatría. Una escena en la que Conan O’Brien describe un simple sketch de Candy como “su Oppenheimer particular” ilustra cómo la nostalgia puede llevarnos a la exageración si no la controlamos.

Así, el hecho de que tantos amigos y conocidos aún recuerden con cariño sus entrañables anécdotas conjuntas más de treinta años después de su muerte habla mucho de la personalidad de Candy, pero esto crea a su vez una imagen un tanto parcial y hagiográfica. Con casi dos horas de duración, el documental resulta un poco largo, sobre todo cuando, a mitad de la película, se hace evidente que se centra en los elogios, convirtiéndose más en un cálido homenaje que un retrato crítico.

Brevemente sí que se llegan a citar los frecuentes comentarios de Candy sobre su peso y la presión de Hollywood para mantener su imagen de “buen chico”, pero la película apenas aborda los demonios personales con los que lidió. Solo en el tramo final, que abarca sus últimos años, se profundiza. A través de historias de sus familiares, se descubre que el intérprete ahogaba sus preocupaciones y luchaba contra trastornos de ansiedad. Se menciona la posibilidad de que esto estuviera relacionado con su muerte prematura, pero el delicado tema no se llega a explorar a fondo.

La incapacidad de Candy para hablar de sus sentimientos y miedos es un reflejo de la época en la que vivió. Como explica el autor Dave Thomas, la terapia solo cobró impulso lentamente en Nueva York en la década de 1990. En Toronto, donde vivía, la terapia estaba lejos de ser normalizada. Resulta irónico pensar que, si esta hubiera sido más accesible en aquel entonces, la vida de Candy podría haber tomado un rumbo diferente. Entonces, al igual que sus viejos amigos Steve Martin y Catherine O’Hara, podría seguir siendo una figura importante en el panorama actual Hollywoodiense.

Indicar que la obra se compone de los elementos básicos clásicos: material de archivo, entrevistas y clips de películas. Afortunadamente, hay mucho de esto último, lo que permite a los espectadores menos familiarizados con la obra de Candy hacerse una idea de su talento. Lo que resulta menos efectivo es la música, que a veces es tan fuerte y melodramática que algunas escenas pueden llegar a evocar incluso asociaciones con videos de TikTok.

En definitiva, nos hallamos ante una cálida bienvenida para cualquiera que haya crecido en los ochenta y noventa. Gracias a la impresionante lista de entrevistados y al tono sincero, es fácil perdonar la deriva sentimental de lo que se nos cuenta. Sirva este documento como un testimonio cariñoso de un actor que encarnó el arquetipo del buen tipo como ningún otro, tanto dentro como fuera del set de rodaje.

Título: John Candy: Me agrado. Título original: John Candy: I Like Me. Dirección: Colin Hanks. Con Bill Murray, Chris Candy, Jennifer Candy-Sullivan, Steve Aker, Rose Candy, Pat Kelly, Terry Enright, Ennio Gregoris, Tom Davidson, Rita Davidson, Catherine McCartney, Dan Aykroyd, Dave Thomas, Martin Short, Eugene Levy, Andrea Martin, Andrew Alexander, Catherine O’Hara, Tom Hanks, Steve Martin, Conan O’Brien, Mel Brooks, Chris Columbus y Macaulay Culkin. Género: Documental. Calificación: AM 13 años. Duración: 113 minutos. Origen: EE.UU. Año de realización: 2025. Plataforma: Amazon Prime Video. Fecha de estreno: 10/10/2025.

Puntaje: 6 (seis)

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