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lunes, 29 abril 2024
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El árbol de lima: El árbol y el bosque

Por Pablo E. Arahuete

Ficciones y documentales sobre el conflicto histórico entre palestinos e israelíes pululan en el firmamento cinematográfico desde hace bastante tiempo y, salvo honrosas excepciones, la gran mayoría recurre a un cierto exceso de información con fines específicos de reforzar ideológicamente una posición u otra de acuerdo al bando en que estemos involucrados en calidad de espectadores.

Es justo decir que también existen directores pertenecientes a ambos países como es el caso de Elía Suleyman (el de Intervención divina), quien ha explorado las aristas de este complejo conflicto desde la ironía y la auto reflexión tanto como cineasta y ciudadano palestino en consonancia con su par israelí Avi Mograbi (Z32), conocido en estos pagos solamente en el circuito festivalero, un cineasta que también manifiesta su crítica a las prácticas de su gobierno y de sus conciudadanos más ortodoxos.

Podría decirse que, para entrar de lleno en el universo de El árbol de lima, del realizador Eran Riklis (La Novia Siria), calzaría perfecto aquel viejo refrán que reza que “por mirar el árbol no se ve el bosque”; aunque aquí los términos se invierten porque es justamente el pretexto del bosque el que acapara la atención y el que opaca al árbol, en este caso un limonero.

Más allá de la alegoría obvia que trae a colación el conflicto ancestral entre palestinos e israelíes a partir del litigio de la protagonista de origen palestino, Salma Zidane (Hiam Abbass), con su nuevo vecino que no es otro que el ministro de defensa de Israel (Doron Tavory) cuando éste -bajo el débil argumento de la seguridad nacional- pretende talar el bosque de limoneros que Salma heredó de su padre. Bajo esta anécdota, cuyo escenario no es otro que la franja entre Israel y Cisjordania, este sencillo relato propuesto por Riklis se nutre de una serie de elementos narrativos interesantes como las pequeñas historias que entrelazan a los personajes haciendo foco -igual pasaba en La novia siria– en las mujeres para quienes se reserva una cuota de sensibilidad y empatía en contraste con la rigidez machista, que no sólo encuentra su faz más visible en la figura del ministro de defensa, sino que también se ve exacerbada en su contraparte palestina, arrastrada la trama por las enormes diferencias culturales. A fuerza de sutilezas y en un franco compromiso con la historia, el realizador no se deja tentar por los maniqueísmos pero establece rápidamente una identificación con la víctima más que con los victimarios, dejando inclinada la balanza para el lado del sentido común.

Por suerte no se trata de una película hollywoodense con final feliz sino de un interesante enfoque contra el abuso de poder; las diferencias culturales; el rol femenino en la sociedad machista y la lucha desigual entre quienes tienen los recursos económicos y jurídicos contra aquellos que deben aceptar con la cabeza gacha las sobras que les dejan quienes prefieren mirar el bosque olvidando que siempre hubo árboles para conformarlo.

Título: El árbol de lima.
Título original: Etz Limon.
Dirección: Eran Riklis.
Intérpretes: Hiam Abbass, Ali Suliman, Rona Lipaz-Michael, Doron Tavory, Tarik Copty, Amos Lavie y Amnon Wolf.
Género: Drama, Bélica.
Calificación: Apta todo público.
Duración: 106 minutos.
Origen: Alemania/ Francia/ Israel.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de estreno: 29/10/2009.

Puntaje: 7 (siete)

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