Por Joan Segovia, corresponsal en España
Un bucle más con una visión distinta
Era inevitable que alguien quisiera volver a contar All You Need Is Kill, esa historia que ya ha pasado por novela, manga y cine sin terminar de agotarse. El Studio 4°C, con la producción de Warner, lo ha hecho, y el resultado sorprende por su coherencia visual y la convicción con la que abraza lo que todos ya conocemos. Lo más evidente es su acabado técnico: una animación 3D pulida hasta el detalle, donde los movimientos, la luz y la textura de los exotrajes encajan con precisión quirúrgica. Todo se siente armónico, fluido, sin ese artificio plástico que suele delatar a las producciones híbridas. Las batallas son vibrantes y espectaculares, con una claridad de acción que solo el mejor anime sabe sostener. Y detrás de esa superficie impecable, hay una música sutil y unos efectos de sonido perfectamente integrados, que acompañan sin imponerse, reforzando la tensión sin quitarle protagonismo.

La gran diferencia aquí es el foco. Donde la novela de Hiroshi Sakurazaka seguía el descenso psicológico de Keiji Kiriya y el manga de Takeshi Obata acentuaba la épica y el ritmo visual, esta película decide mirar también a Rita, la otra mitad del bucle. En esta versión Rita y Keiji entran en el bucle temporal a la vez y les vemos crecer juntos, aprendiendo como funciona su nueva situación y buscando ideas y enfoques nuevos para solucionarlo, a diferencia de la novela o de la película americana Al Filo del Mañana (Edge of Tomorrow, 2014) —la versión hollywoodense con Tom Cruise y Emily Blunt— donde ella ya salió de esa situación cuando su compañero la adquiere.
Aquí su relación con Keiji es el eje emocional del film, y funciona. No como un romance forzado ni como simple camaradería militar, sino como un lazo sincero entre dos personas destruidas, cada una encerrada en sus traumas, que solo pueden confiar en quien comparte su misma condena. Hay humanidad en cada gesto, en cada momento en que uno se cae y el otro lo levanta. Esa conexión, tan bien llevada, es lo que evita que la repetición del bucle caiga en la monotonía.
En ese sentido, esta versión se sitúa en un punto intermedio entre las anteriores: mantiene la crudeza de la novela, pero se permite más calor emocional que el manga, y sin recurrir al humor ligero con el que Edge of Tomorrow diluía el peso existencial de la historia. Allí, el espectáculo sustituía la angustia; aquí, la angustia se respira pero sin perder ritmo. La película de acción de Doug Liman transformó la fatalidad japonesa en redención americana. Esta nueva versión devuelve parte de la amargura original, pero sin despreciar la belleza del sacrificio.
Lo que se agradece de All You Need Is Kill versión animada es que no pretende reinventar lo imposible. Sabe que el público ya conoce la historia y, por eso, centra sus esfuerzos en cómo la cuenta, no en qué cuenta, aunque introduzca cambios en la trama para ello. La animación permite una escala imposible para el live action: los campos de batalla son visiones apocalípticas, las criaturas “Mimics” se mueven con una violencia hipnótica, y cada ciclo del bucle se siente distinto, con pequeñas variaciones visuales que mantienen la atención viva. No hay aquí el intento de subvertir la fórmula, sino de pulirla para centrarse en lo humano y no en la invasión que ya conocemos.
Es cierto que en su tramo final la película se pone más sentimental de lo que necesita. Rita y Keiji cruzan la línea del melodrama en algún que otro momento, y el guion fuerza una emotividad que no hacía falta subrayar. Pero incluso ahí, el film no se derrumba: el clímax funciona porque llega con una honestidad emocional construida desde el inicio. La historia, por mucho que la hayamos visto repetirse en todos los formatos posibles, sigue siendo efectiva cuando está bien contada.

Si algo deja claro esta nueva All You Need Is Kill es que no se trata una reinvención al uso, ni falta que le hace. Es una versión consciente de su herencia, sólida en lo técnico y sincera en lo humano, que demuestra que la repetición puede seguir siendo emocionante cuando hay corazón detrás. Studio 4°C entrega una obra que respeta su material de origen, lo adapta para mostrar su humanidad, lo actualiza sin imposturas y ofrece una experiencia visual tan poderosa como íntima. Una vuelta más al bucle, sí, pero esta vez con la sensación de que todavía merece la pena quedarse dentro.
All you need is kill (Japón, 2025).
Dirección: Kenichiro Akimoto.
Co-director: Yukinori Nakamura.
Voces originales: Ai Mikami y Natsuki Hanae.
Duración: 82 minutos.
Festival de Sitges 2025 – Sección Collection Anima’t.

