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jueves, 2 mayo 2024
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La reina de los condenados: Pasión vampira

Por Juan Blanco

Para disfrutar de La reina de los condenados, o al menos procurarse una buena cara una vez terminada la experiencia, hay que olvidarse de asociar la imagen del vampiro con la truculencia que uno acostumbra desprender del género de terror. Lo concreto es que este film inspirado en un libro de Anne Rice (Entrevista con el vampiro) adhiere más a los cuentos de vampiros folklóricos, en los cuales los chupasangre no asustaban, sino que seducían para lograr su cometido, uno por cierto bastante tenebroso, pero moralmente incuestionable según la naturaleza bestial de estos noctámbulos.

Si uno se remonta a Drácula, de Bram Stoker (la novela), la primer impresión que dejaba –y deja- su lectura tiene más que ver con la poesía y el romanticismo gótico, que con el terror que nos intentaba generar Frank Langella haciendo del conde en la versión cinematográfica de John Badham. Incluso lo último es un karma que el cine se encargó de arrastrar a lo largo de toda su historia con adaptaciones injustas de la misma novela. Pero esto es algo que cambió radicalmente con Francis Ford Coppola, quien si bien agregó para su Drácula (1992) mucho franeleo que la novela quizás sólo sugería, al menos captó esa pasión oscura que los vampiros suponen por sobre cualquier intención de aterrorizar al lector, o a la audiencia.

Aunque La reina de los condenados le deba quizás mucho más a Carmila, de Sheridan Le Fanu, que a Drácula, ya que acá el vampiro supremo, como ya se advierte desde su título, es una mujer tan bella como milenaria. Además, esta sí es una novela -25 años más vieja que Drácula- con la carga sexual que Coppola imprimió en su película, y que la misma Anne Rice utilizó para dar vida a su saga de Crónicas vampíricas. Para el caso, La reina de los condenados es el tercer libro de estas crónicas, siendo el primero de ellos Entrevista con el vampiro, texto a su vez llevado al cine con soberbia por el director Neil Jordan. Sólo que después de los cambios que realizó Jordan de la novela para su adaptación, el personaje del vampiro Lestat (entonces encarnado por Tom Cruise) ya no podría jamás corresponderse con ninguna de las otras aventuras.

Por eso, La reina de los condenados (la película) da rienda suelta a este personaje (ahora con el rostro de Stuart Townsend), y se permite lanzarlo al nuevo milenio como una estrella de rock que revela en sus canciones peligrosos secretos vampíricos, lo que ocasiona una guerra entre los inmortales. Por sobre este detalle, Lestat también despierta (esto sí pasaba en el libro) a la famosa Reina de los condenados (en este caso interpretada por la fallecida cantante Aaliyah), la cual quedará en medio de la disputa entre Lestat y el resto de los vampiros.

En lo que respecta a la realización, aparte de la adaptación y el tono de la anécdota, la película de Michael Rymer se destaca primero en el respeto hacia sus personajes, al tratarlos como seres dignos de una trascendencia en lugar bajarlos al utilitario del terror contemporáneo, y después en algunos rasgos estéticos que muestran al proyecto bastante esmerado y con cierto grado de ambición artística, lo que para la historia no resulta desacertado. Cabe destacar que sus ambiciones muy poco tienen que ver con la versión de cine de Entrevista con el vampiro, pero de alguna manera se atreve a hacerle frente, aún contando con la mitad de presupuesto y sin estrellas. Todo un riesgo.

Título: La reina de los condenados.
Título Original: Queen of the Damned.
Dirección: Michael Rymer.
Intérpretes: Stuart Townsend, Aaliyah, Marguerite Moreau, Vincent Pérez, Lena Olin, Paul McGann, Christian Manon, Claudia Black, Bruce Spence, Matthew Newton y Mark O’Halloran.
Género: Terror, Fantasía.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 104 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Warner Bros.
Fecha de Estreno: 20/06/2002.

Puntaje: 6 (seis)

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