Lejos del paraíso: Brillante ejercicio de estilo

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Por Omar Tubio

El panorama del cine independiente americano vio alumbrar hace ya algunos años, un muy particular y joven creador, que puntualmente con Poison (1991) y más tarde con Safe (1995) –ninguna de ellas estrenada comercialmente en nuestro país- se hizo un nombre que luego devino en prestigio. Velvet Goldmine (1998), esa maravillosa aproximación al mundo del glam rock, no hizo más que confirmar lo que ya se sabía: Todd Haynes era uno de los directores más talentosos surgidos en los últimos años.

Ahora el hombre sigue dispuesto a sorprender internándose de lleno en el universo de los melodramas del cine americano clásico de los 40 y 50. Para ello rescata la figura de un director clave en ese período y sin dudas emblemático en cuanto al género a retratar: Douglas Sirk.


Sirk fue un cineasta nacido en Alemania, de donde huyó ni bien Hitler accedió al poder, afincándose en Hollywood, que lo recibió con los brazos abiertos. Allí filmó más de una treintena de películas, de las cuales cabe destacar títulos como Magnifica obsesión (1954), All that heaven allows (1955), Escrito en el viento (1956) e Imitación a la vida (1959). Su sello característico eran sus muy cuidadas puestas en escena y su preciosismo en lo técnico y visual, donde destacaban el uso del color y el aprovechamiento del wide screen. Las historias eran casi siempre llevadas adelante por intrépidas y torturadas heroínas femeninas, personificadas en general por actrices como Jane Wyman, Lana Turner o Lauren Bacall.

En Lejos del paraíso, Haynes realiza un ostensible homenaje a todo ese cine, respetando todos y cada uno de los componentes que lo hicieron famoso. Desde los títulos de presentación a los créditos finales, acentuando con la música los climas dramáticos, deteniéndose en cada detalle y exagerando hasta lo posible los clichés de un género que hizo historia. Pero con un as en la manga, ya que introduce en la trama dos temas que en aquella época hubiera sido imposible tratar. En los 50 todavía regía en la industria una fuerte presión y censura en cuanto a los tópicos que debían o podían ser abordados por los guionistas. La homosexualidad y el esbozo de una posible relación interracial eran considerados ofensivos y contrarios a las buenas costumbres y al respeto de los valores familiares. O sea, de eso no se hablaba, pero aquí tenemos la oportunidad de ver un film ambientado y filmado como en los 50 y abordando esos temas, con la misma mesura y delicadeza que lo hubiera hecho Douglas Sirk.

De esa manera nos adentramos en la historia del matrimonio Whitaker, una pareja modelo y feliz en apariencia, con hermosos hijos, y una vida armada y apacible. Hasta que una noche Cathy (Moore) descubre fortuitamente dos hechos que la conmueven: su marido le es infiel y es homosexual. Toda su estructurada vida se le viene abajo, pero como madre y mujer abnegada que es, decide ponerle el pecho a la situación y trata de ayudar a su conflictuado esposo. A todo esto y mientras tanto, se va estableciendo una fuerte amistad entre ella y el encargado de su jardín, un hombre gentil y bien dispuesto, pero negro; y eso en un pueblo del sur en aquella época era complicado. Sobre todo porque a la muy necesitada de cariño Cathy le empiezan a nacer otro tipo de sentimientos, cosa que complica la cuestión aún más. Todo está servido para que las pasiones se desaten y arda Troya, pero no. Haynes controla con mano firme este material y no se desboca, dejando que el conflicto siga su curso y la historia cierre sin falsas excusas.

Julianne Moore entendió a la perfección el engranaje en el que estaba inmersa y su labor no tiene fisuras, y aunque el Oscar le fue esquivo, arrasó con varios premios de la crítica especializada. Dennis Quaid, sobrio y contenido, sorprende con un rol diferente, y Dennis Haysbert aporta calidez y mesura a un personaje muy parecido al que le tocó en suerte en Conflicto de amor junto a Michelle Pfeiffer hace algunos años atrás.

Un film diferente entre tanto efecto especial y digital, dirigido como los dioses, y que se presenta no solo como un cariñoso tributo a un maestro del género, sino como un brillante ejercicio estilístico que se inscribe entre lo mejor del año.

Título: Lejos del paraíso.
Título Original: Far from heaven.
Dirección: Todd Haynes.
Intérpretes: Julianne Moore, Dennis Quaid, Dennis Haysbert, James Rebhorn, Patricia Clarkson, Viola Davis, Kyle Smith, Celia Weston, Bette Henritze, Michael Gaston.
Género: Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 107 minutos.
Origen: EE.UU./ Francia.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 10/04/2003.

Puntaje: 9 (nueve)

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