De un tiempo a esta parte es tan feroz la competencia dentro del ámbito de la animación infantil que pareciera no haber tiempo suficiente para elaborar un guion más o menos cuidado. Estrenar cuanto menos un título por año es mucho para los estudios abocados a 
este métier que empiezan a denotar algunos signos de cansancio en el resultado final del producto. Madagascar, último esfuerzo de la DreamWorks Animations, es un ejemplo perfecto de este problema. No hablemos de Shrek cuya secuela se sostenía menos en una historia que en una serie de gags y viñetas cómicas mezcladas apresuradamente para facturar sin mayores escrúpulos (lo cual sin dudas logró). Si la película carece de una estructura argumental sólida y depende exclusivamente de los dardos de humor preparados para atenuar ese déficit… ¿qué sucede cuando éstos no funcionan como deberían? En el caso de Madagascar queda todo reducido al impacto de unos personajes simpáticos -con especial destaque para los pingüinos- prolijamente desarrollados que se agotan a la media hora de proyección. De ahí en adelante, algunos aciertos aislados no alcanzan para salvar el trabajo de los directores Eric Darnell (HormiguitaZ) y Tom McGrath (El show de Ren & Stimpy).
Los animales del zoológico de Nueva York son tratados con tantos mimos por el público y los empleados del lugar que en ningún momento se plantean cómo será vivir en su hábitat natural. Ni siquiera analizan el hecho de que fueron criados en cautiverio. Hasta que Marty, la cebra inconformista, decide hacer una incursión nocturna por la ciudad para desesperación del león Alex -la egocéntrica estrella del zoológico-, la coqueta hipopótamo Gloria y la hipocondríaca jirafa Melman que van en su búsqueda antes de que los humanos descubran la huida. Pero claro, las cosas no resultan como ellos pretenden y con una ayudita bastante caprichosa de los guionistas son devueltos a su tierra de origen. O esa era la intención ya que por accidente caen del barco que los transporta y van a parar a la isla de Madagascar. Allí deberán sobrevivir por su cuenta por primera vez en sus vidas.
Tras el vuelo técnico de propuestas como las ya mencionadas Shrek I y II y varias otras de la competencia (Pixar no puede dejar de mencionarse por el nivel de cada uno de sus productos), Madagascar es un retroceso para la animación computada. O al menos un estancamiento. Se parece demasiado a un dibujo bidimensional de los tradicionales y si
bien no está mal hecho, a esta altura la exigencia es tan grande que cada proyecto nuevo parece predestinado a superarse en el aspecto tecnológico si se pretende saciar las expectativas de una audiencia ya mal acostumbrada a los deslumbramientos constantes. No es lo que sucede en esta oportunidad pero, como buenos tahúres, los realizadores se guardaron un as en la manga con el que lograron destrozar la taquilla en los EE.UU. (180 millones de dólares en sólo un mes y medio de exhibición): un elenco impecable en el que se lucen Ben Stiller (Alex), Chris Rock (Marty), David Schwimmer (Melman) y Jada Pinket Smith (Gloria).
De más está agregar que es altamente recomendable ver la versión original de esta aceptable pero en definitiva fallida comedia con un mensaje final medio pifiado (como diría Mafalda: “en la línea del disconformismo, conformista, ¿no?”). En fin…
Título: Madagascar.
Título Original: Idem.
Dirección: Eric Darnell, Tom McGrath.
Voces originales: Ben Stiller, Chris Rock, David Schwimmer, Jada Pinkett Smith, Sacha Baron Cohen y Cedric the Entertainer.
Género: Animación, Comedia, Aventuras.
Clasificación: Apta para todo público.
Duración: 86 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 07/07/2005.
Puntaje: 6 (seis)
