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martes, 23 abril 2024
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Mad Max: Furia en el camino: Alegorías en las arenas del tiempo

Por Pablo E. Arahuete

En tres décadas y media el cine ha mutado, ha adquirido nuevos lenguajes pero las películas siguen siendo películas y ya. Eso parece haber ocurrido, tal vez, en la cabeza de George Miller, al encarar este reboot no convencional de su original película de 1979, aquella distopía que abrazaba al cine bizarro australiano de esos momentos y que con el correr de los años se transformara en trilogía con un joven Mel Gibson en la piel de un policía renegado, el desierto, los fierros, los metales y muchas ideas visuales con alegorías de por medio en los andariveles de dos géneros que se dieron la mano en esa extraña mezcla que fuera Mad Max y Mad Max 2: guerrero del camino: el western y la ciencia ficción.

Ahora bien, el reboot/remake/precuela de Mad Max deja en claro que el director australiano no traiciona la esencia de su original pero tampoco adscribe a las prerrogativas del cine mainstream que intenta seducirlo con un fuerte presupuesto y un elenco con estrellas de la talla de Tom Hardy y Charlize Theron. Eso no significa renunciar en absoluto a desplegar en pantalla la misma historia de 1979/81/85 pero adaptada a las tecnologías y a los lenguajes del cine de hoy. Mad Max: Furia en el camino, es una película que en términos narrativos transcurre por la ruta de lo clásico pero que en lo formal opta por tomar atajos insólitos donde se privilegia la palabra acción y adrenalina sin perder el horizonte de las lecturas alegóricas detrás de la trama en la que queda perfectamente definido quién es el bueno y quién el malo.

Ahí está el western salpicado de tecnología en función a la espectacularidad en las persecuciones con esos autos híbridos y quienes los conducen también híbridos entre lo semi humano y el personaje expulsado de un comic que nunca se ha filmado ni se filmará, porque da toda la sensación desde la impronta estética que el cineasta organizó la historia en viñetas, distribuyó los planos en una dialéctica muy parecida a la de un comic, con primeros planos o angulaciones de cámara rupturistas del clasicismo visual.

Por otra parte la violencia de esta película no tiene nada que ver con el esteticismo industrial, sino que se respira en esa atmósfera -por momentos lisérgica- que además adopta como recurso la velocidad en secuencias de acción donde es notorio el agregado de planos por segundo, aspecto que en el clima de la película contagia y no aturde, como así tampoco esa suerte de banda de sonido diegética (es decir, mostrando la fuente sonora en pantalla) que corona el vértigo de la acción y los gritos desenfrenados de los seguidores del villano Immortan Joe, referencia doble para la película de 1979, con un Hugh Keays-Byrne renovado e irreconocible.

Más allá de estos detalles, la que se lleva los laureles es la sudafricana Charlize Theron, protagonista absoluta que deja a Tom Hardy chiquito al lado de su entrega, tanto en lo físico como en lo compositivo de su Imperatore Furiosa, la encargada de desatar la hecatombe y la seguidilla de persecuciones en el desierto.

Título: Mad Max: Furia en el camino.
Título Original: Mad Max: Fury Road.
Dirección: George Miller.
Intérpretes: Tom Hardy, Charlize Theron, Nicholas Hoult, Hugh Keays-Byrne, Angus Sampson, Zöe Kravitz, Rosie Huntington-Whiteley, Nathan Jones, Riley Keough, Abbey Lee, Courtney Eaton y Josh Helman.
Género: Acción, Aventura, Ciencia-ficción.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 120 minutos.
Origen: Australia.
Año de realización: 2015.
Distribuidora: Warner Bros.
Fecha de Estreno: 14/05/2015.

Puntaje: 8 (ocho)

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