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domingo, 28 abril 2024
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Cazador de sueños: Lectura malinterpretada

Por Juan Blanco

Uno hubiese podido jurar que Lawrence Kasdan, uno de los realizadores más inteligentes, selectivos y previsores de Hollywood, era número puesto para convertirse en otro de los grandes a cargo de adaptar a Stephen King para la pantalla ancha (lo fueron De Palma, Carpenter, Cronenberg, Kubrick y Reiner, entre otros), pero el cazador de sueños, muy maldito él, se encargaría de que fuera todo lo contrario.

Suerte de grandes éxitos del loco anteojudo, Dreamcatcher (nombre original del libro y la película) encierra un poco de todo lo que se vio desfilar en las páginas de King desde hace más de 30 años. Resulta que hay un grupo de amigos entrañables que datan de la infancia (IT, Cuenta Conmigo, originalmente llamado “El Cuerpo”), todos ellos portadores de poderes paranormales (Carrie, La Zona Muerta, Ojos de Fuego), que de golpe se ven inmersos en un caso de invasión extraterrestre de lo más extraño (Los Tommyknockers). Desde ya, se trata de otro de los pueblitos americanos de costumbre, pasando por Maine y alrededores, donde el invierno nevado parece eterno (Misery), y donde el fin del mundo se avecina -milicos desquiciados mediante- inminente (Apocalipsis). Pero Cazador de Sueños es algo más que un compendio de lugares comunes kingescos; se trata de un espacio oscuro donde King pretende decretar una lógica universal casi cósmica, sin lograrlo. Hasta cabría decir que se está frente a un Stephen King con aires de Lovecraft, si es que se puede concebir tal osadía. Y lo gracioso es que más que la obra cumbre del maestro del horror contemporáneo, Cazador de Sueños resulta uno de sus trabajos más confusos, apurados y traicioneros de su propia tradición; una que ni su mismo creador parece interesado en respetar.

Cazador de Sueños es un libro que raya en la incoherencia, promueve al tedio y está plagado de fisuras, aún con sus más de 600 páginas en las que King intentó, aunque no pudo, explicar su absurdo. Y lo penoso es que Kasdan supo trasladar al cine cada imperfección literaria, a pesar de haberse esmerado por esquivarlas. No obstante, el director demuestra una vez más su habilidad para crear climas, para coreografiar a sus estrellas (y no estrellas a la vez) en contextos complejos, y para opinar por detrás de sus historias y personajes mismos. Hasta hay momentos en que se llega a traslucir el Kasdan melancólico de Reencuentro, corajudo de Wyatt Earp y sarcástico de Silverado. Pero a pesar de que a grandes rasgos su trabajo como guionista y director lo muestra altamente competente en el oficio de la narración y creación (en esos momentos Cazador de Sueños asusta, tensa y entretiene su cuota), como intérprete de una locura ajena Lawrence deja claro que no sirve para contar cuentos de otros, sino los propios. El libro era malo, pero la película sufre algo extra por problemas de interpretación, de condensación (algo propio del cine), de invenciones bienintencionadas para corregir algo que ya no tenía remedio, y por la necesidad de querer mostrarlo todo a puro golpe de efecto especial, como sólo saben hacerlo los que no saben nada. No es precisamente algo digno de Lawrence Kasdan; aunque nadie es perfecto, al menos no para siempre.

Título: Cazador de sueños.
Título Original: Dreamcatcher.
Dirección: Lawrence Kasdan.
Intérpretes: Morgan Freeman, Thomas Jane, Jason Lee, Damian Lewis, Timothy Olyphant, Tom Sizemore, Donnie Wahlberg y Jonathan Kasdan.
Género: Horror, Ciencia-ficción, Basado en novela.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 136 minutos.
Origen: EE.UU./ Canadá.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Warner Bros.
Fecha de Estreno: 17/04/2003.

Puntaje: 4 (cuatro)

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