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lunes, 29 abril 2024
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La sal de la vida: Cocina política: cine y recetas

Por Luis Pietragala

Hay un famoso dicho que advierte que “si no te ocupás en política, no hay problema porque seguramente la política se está ocupando de vos”. Desde la década pasada, en nuestro país, muchos jóvenes y adultos de ambos sexos pueblan las escuelas de cocina; parecería que la rápida e instantánea gratificación oral, unida al placer de la mezcla en pos de un resultado, se hace necesaria en tiempos de incertidumbre.

La sal de la vida combina las recetas culinarias con la incidencia de la política en la vida cotidiana de una familia de la clase media entre 1959 y la actualidad. Esta familia griega reside en la vecina Turquía, en Estambul para ser precisos; el punto de vista desde donde está contada la historia es desde un niño que crece junto a ella, donde el abuelo especiero es su mentor. Ese abuelo le enseñará a comparar el cosmos con las especias; de allí el chico formará su vocación de astrónomo. La crisis de Chipre de los años sesenta (aún hoy no resuelta) hará que la familia sea deportada a su Grecia natal y por ello quedará dividida.

Más allá de ciertos fallos de relato, de continuidad y/o de casting, que hacen que ese niño no crezca durante demasiados años, la receta puesta en juego es despareja. Acierta con la calidez de los personajes y actores, elude el estereotipo, convence con los ambientes, deleita con los colores de la cocina, despierta interés al mostrar ciudades, casas, momentos políticos, gente, costumbres desde la óptica desde los que viven allí; logra emocionar, atrapar y fundamentalmente decirnos que la política parecería ir por caminos que a la mayoría de la gente no le preocupan, aunque sufre sus consecuencias.

Pero lamentablemente también el filme no logra mantener una cohesión en cuanto a lo que se quiere contar, ya que está difuso: ¿cuál es su tema?, ¿qué intenta demostrar?, ¿sobre qué quiere hablar? La suma de bocadillos no da por sí sola una buena comida; como tampoco disponer de una receta. Del arte de quien lleve a cabo su preparación dependerá el resultado. Y éste está conectado con equilibrio de los componentes y su justa dosis.

La película tiene, reiteramos, zonas interesantes y a la vez características que hacen que se desinfle. Tal vez la clave esté en que despierta expectativas, propias de la novela decimonónica, que luego no desarrolla (el problema político o la evolución psicológica del protagonista, por ejemplo); de ese modo, se llega a un final donde los personajes deciden su destino sin que se entienda muy bien qué los mueve a tomar tal o cual determinación.

No cuaja, como diría André Bazin. No obstante, se deja comer (sobre todo al sopesar su convincente y emocional alegato pacifista y antiautoritario).

Título: La sal de la vida.
Título Original: Politiki kouzina.
Dirección: Tassos Boulmetis.
Intérpretes: Georges Corraface, Ieroklis Michailidis, Renia Louzidou, Stelios Mainas y Dina Michailidou.
Género: Comedia, Drama.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 108 minutos.
Origen: Grecia/ Turquía.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 01/09/2005.

Puntaje: 6 (seis)

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