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lunes, 29 abril 2024
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Agente internacional: Los nuevos enemigos

Cuando se pretende construir un thriller de ribetes actuales donde se fusiona la política mundial con la vetusta antinomia de buenos vs. malos sin apelar a la imaginación y con varias ingenuidades a cuestas, se corre el riesgo de entregar un producto sin alma y aburrido como lo es Agente internacional. De acuerdo a la época que nos toca vivir se suelen elegir los enemigos para esta clase de historias en la que se dan cita los espías de las agencias gubernamentales más variadas (llámese la CIA, la NSA, el MI6 o el Mossad). Los yanquis allá y a lo lejos nunca hesitaron en hacer carne de cañón de los rusos, árabes, alemanes o africanos que se ajustaban como un guante al perfil del villano de turno. Sin embargo, los tiempos cambiaron y hoy día es políticamente incorrecto involucrar a una nación en los crímenes perpetrados por el Némesis del héroe en las películas de espionaje. Una serie tan politizada como 24, por ejemplo, inventó un país en su última temporada para evitar los conflictos derivados de la acción armada anti-estadounidense que proponían algunos militares de origen sangalés (se supone que Sangala pertenece a África) en la ficción de este show protagonizado por Kiefer Sutherland. Una buena idea fue buscar el enemigo interno: lo han hecho tanto la misma 24 en repetidas oportunidades como la trilogía Bourne por mencionar sólo un par de casos.

Aprovechando los vientos de crisis que el panorama económico ha trazado sobre todo el globo terráqueo, los creadores de Agente internacional creyeron encontrarle una vuelta original al asunto dándole el rol antagónico a un banco europeo cuyos máximos responsables parecieran funcionar como un clan mafioso para saciar su necesidad de control y poder financiero con armas como el lavado de dinero, la corrupción a mansalva, la compra/venta de chiches nucleares y cuando la cosa apremia… incluso con el asesinato.

Louis Salinger (un acelerado Clive Owen) trabaja para la INTERPOL y desde hace varios años está obsesionado con desenmascarar a los capos detrás del International Bank of Business & Credit (IBBC). Logísticamente apoyado por la oficina del fiscal de distrito de Nueva York y, concretamente, por la abogada Eleanor Whitman (una desperdiciada Naomi Watts), Salinger cuenta con un operativo en danza que le permite hallar a un directivo del IBBC dispuesto a confesar las atrocidades cometidas por sus colegas entre los cuales se encuentran el CEO Jonas Skarssen (una creíble actuación del danés Ulrich Thomsen) y el encargado de seguridad Wilhelm Wexler (el gran Armin Mueller-Stahl). Obviamente, antes de que declare oficialmente el directivo es ejecutado junto con el agente de la INTERPOL compañero de Salinger. Esta situación provoca el viaje a Europa de Eleanor para asistir de primera mano a los acontecimientos que la lleva a transitar –siempre con Salinger de ladero- por ciudades tan cosmopolitas como Berlín, París, Londres, Milán, Nueva York y Estambul en una loca carrera contra el tiempo.

El guionista Eric Warren Singer deber haber visto muchas películas del género pero ya sea por inexperiencia (se trata de su primer libreto para el cine) o incapacidad jamás logra darle el realismo que la temática requería. El tono solemne, la previsibilidad en el accionar de los personajes y la escasa carnadura que demuestran conspiran contra la eficacia general del producto. El director alemán Tom Tykwer (aquél que se hiciera de un nombre gracias a Corre Lola corre… para enterrarlo después con la fallida En el cielo) filma como los dioses algunas escenas pero la trama se alarga mucho más allá de lo conveniente hasta que el tedio hace su entrada triunfal. A este Agente internacional le falta el rigor y nervio narrativo de otros exponentes recientes. La tensión brilla por su ausencia y la única gran secuencia de acción presente (el tiroteo en el museo Guggenheim, sin dudas lo mejor del film) da la sensación de ser más una imposición de la producción que un desprendimiento concreto de la cronología de eventos descritos en el guion. Es factible reconocerle a Singer & Tykwer la intención de brindarle algo nuevo al adepto al género. No alcanza porque el relato presenta fisuras tan evidentes como imperdonables a esta altura del partido. Por otra parte, que el villano de turno carezca de un rostro concreto simplemente no funciona. Es muy moderno eso de endilgarle la culpa de los problemas socioeconómicos a la banca internacional pero al viejo y querido film de espías sólo se le exige un buen hijo de puta al que odiar con absoluta intensidad. No lo busquen en la tibia Agente internacional porque no lo van a encontrar…

Título: Agente internacional.
Título original: The International.
Dirección: Tom Tykwer.
Intérpretes: Clive Owen, Naomi Watts, Armin Mueller-Stahl, Brian F. O’Byrne, Ulrich Thomsen y Jack McGee.
Género: Thriller, Espionaje.
Calificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 118 minutos.
Origen: EE.UU./ Alemania/ Reino Unido/ Francia.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: UIP.
Fecha de estreno: 26/03/2009.

Puntaje: 4 (cuatro)

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