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domingo, 28 abril 2024
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El primer día del resto de nuestras vidas: Los excéntricos Vuillard

Por Pablo Arahuete

Más cerca de los Simpsons que de los Campanelli o los Benvenuto, su versión más contemporánea, los Vuillard no responden al prototipo norteamericano de lo que se denomina “familia disfuncional”. Son, por el contrario, una típica familia burguesa francesa de la ciudad de Roubaix integrada por papá Abel (Jean Paul Roussillon), mamá Junon (la excepcional Catherine Deneuve), los hijos Elizabeth (Anne Consigny), Henri (Mathieu Amalric) e Ivan (Melvil Poupaud), sumado nietos, yerno y nuera (Chiara Mastroianni). No por casualidad esta ciudad también es el lugar de nacimiento de Arnaud Desplechin, realizador que en nuestro país recién se conoció al estrenarse su opus de ficción anterior Reyes y reina (2004), otro fresco coral como éste que gira en torno a los lazos familiares y los conflictos internos cuando una sábana de secretos oculta las miserias de cada miembro.

La idea de presentar una familia como un organismo vital que va fagocitando, ya sea a través de lo hereditario o de las transmisiones tradicionales, no es una novedad en materia cinematográfica. Basta con traer a la memoria por ejemplo alguna obra de Wes Anderson o de otros directores como Ingmar Bergman que han explorado sobre este punto en muchas de sus propuestas. Sin embargo, el director francés aborda esta suerte de árbol genealógico, cuyos frutos y raíces no parecen demasiado sólidos, a partir de un enfoque concentrado en la enfermedad. Es la enfermedad lo que determinó el destino de Abel y Junon cuando eran jóvenes, dado que uno de sus hijos Joseph, padecía un cáncer en la sangre para el cual no había otra solución que un transplante de médula. Así, Junon decidió volver a quedar embarazada y llegó Henri para de esta manera poder transplantar al hijo enfermo, es decir, sustituir un órgano por otro.

Sin embargo, Henri no era compatible y Joseph terminó muriéndose a los 6 años. Seis años después llegó Ivan también en su rol de sustituir al hijo muerto pero tuvo más suerte que Henri, la manzana podrida del árbol. Si esta historia fuera un cuento de hadas faltaría un final feliz. Y como precisamente no se trata de eso nuevamente en el presente los Vuillard se verán las caras en Navidad, unidos por la enfermedad de Junon, quien ahora necesita un transplante de médula ósea y el único en condiciones de brindárselo es nada más y nada menos que su desplazado hijo Henri.

Fiel a una estructura coral donde la multiplicidad de voces desdobla al narrador en cada personaje con el fin de que no prevalezca ningún punto de vista, Desplechin metaforiza en El primer día del resto de nuestras vidas, (traducción poco feliz de Un conte de Noël) la enfermedad tanto física como emocional como disparador de las relaciones intrínsecas de una familia burguesa. Y lo hace con absoluta libertad en cuanto al punto de vista estético y estilístico, apostando a la hibridez de tonos y registros dramáticos, que van desde escenas de profunda carga dramática a otras jugadas al paso de comedia o al vaudeville, con una estructura casi teatral que hace gala de la buena performance de un elenco de lujo encabezado por Deneuve, la magnética Emanuelle Devos (como la novia de Henri) y la sensibilidad de Chiara Mastroianni; pero al mismo tiempo resignifica la idea de representación al punto de poner en escena una obra teatral familiar.

Puede decirse, además, que el uso de la voz en off que narra, al comienzo, el pasado de este grupo familiar corresponde a la idea de presentar la historia a modo de gran novela, pero durante el desarrollo cuando los personajes hablan a cámara sobrevuela fuertemente el peso de lo teatral; el momento de escisión de cada personaje que abandona ese círculo invisible o lazo de unión. Escisión que se ve fuertemente marcada a veces en la continua disrupción del relato, aunque también acompañada por la banda sonora que introduce irrupciones musicales con arrebatos improvisados del piano de DuKe Ellington.

No obstante, no todo es cinismo o drama trágico para Desplechin, quien deposita en la figura paterna de Abel la necesidad de ternura y afecto que alguna vez parece haberle brindado a sus hijos y que el paso del tiempo fue degradando, así como el recuerdo del fantasma del hijo muerto vigente en cada atisbo de memoria.

Queda solamente por agregar que la enorme riqueza de personajes es lo que diferencia en calidad al film del director de Reyes y reina, quien se atreve con otra relectura sobre los lazos familiares a romper otros lazos con el cine convencional, sin volverse un cínico ni tampoco un nostálgico.

Título: El primer día del resto de nuestras vidas.
Título Original: Un conte de Noël.
Dirección: Arnaud Desplechin.
Intérpretes: Catherine Deneuve, Jean-Paul Roussillon, Mathieu Amalric, Anne Consigny, Melvil Poupaud, Emmanuelle Devos, Chiara Mastroianni, Hippolyte Girardot, Laurent Capelluto y Françoise Bertin.
Género: Comedia, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 152 minutos.
Origen: Francia.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: Pachamama.
Fecha de Estreno: 02/07/2009.

Puntaje: 8 (ocho)

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