Por Pablo Arahuete
Es Julianne Moore y su performance cargada de micro expresiones para dar vida a este personaje, Alice Howland, una experta en lingüística, es decir alguien que vive de la palabra, a quien de una manera temprana la afecta una suerte de Alzheimer extraño y progresivo, caso llamativo para la ciencia médica teniendo en cuenta la edad de la víctima.
El film de los directores y guionistas, Richard Glatzer y Wash Westmoreland, se desembaraza rápidamente de todos esos estadios previos habituales en este tipo de películas que marcan la dialéctica del antes y el después para entrar de lleno en los primeros momentos e indicios del deterioro progresivo, que empieza por olvidos o lagunas mentales hasta avanzar hacia la pérdida de la comprensión de la palabra y con ella de la propia identidad.
Siempre Alice bordea los lugares comunes pero no se queda estancada en ninguno de ellos, para progresar desde el punto de vista dramático tanto en el conflicto interno de la protagonista como desde las resonancias de su enfermedad en el entorno familiar y laboral. La etapa doméstica, o mejor dicho el drama cotidiano de la convivencia es uno de los puntos álgidos de la trama. Con un marido (Alec Baldwin) que paulatinamente procura
alejarse y concentrarse en su futuro profesional más que en la contención afectiva de su esposa, así como la relación tirante con tres hijos adultos, entre ellos la más rebelde Kristen Stewart, con quien a pesar de las diferencias entre madre e hija, hay un acercamiento importante, ocupan el corazón de esta película que busca dejar un mensaje positivo a la audiencia sobre la lucha contra la adversidad, sin negar la dureza del padecimiento por parte de una actuación ajustada de Julianne Moore, que le mereció el Oscar a mejor actriz.
En términos cinematográficos, es poco lo que pueda rescatarse al estar planteada la puesta en escena desde el punto de vista formal y muy funcional al drama que se quiere contar, sin ninguna variable creativa por delante, ni plano subjetivo para romper la linealidad del relato. A Siempre Alice no le falta ni le sobra un plano, pero carece de ideas que puedan poner en riesgo la propuesta de drama íntimo con alguna licencia de cine independiente. Esa meticulosidad a la hora de filmar por momentos la vuelve un tanto esquemática para el espectador, aunque es claro que la intención desde el punto de vista narrativo no es otra que la emoción o la identificación primaria con el público al que le gusta consumir este tipo de historias de auto superación que siempre ganarán Oscars.
Título: Siempre Alice.
Título Original: Still Alice.
Dirección: Richard Glatzer, Wash Westmoreland.
Intérpretes: Julianne Moore, Alec Baldwin, Kristen Stewart, Kate Bosworth, Hunter Parrish, Erin Darke, Shane McRae, Stephen Kunken, Eha Urbsalu y Kristin Macomber.
Género: Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 101 minutos.
Origen: EE.UU./ Reino Unido/ Francia.
Año de realización: 2014.
Distribuidora: Diamond Films.
Fecha de Estreno: 12/03/2015.
Puntaje: 5 (cinco)
