back to top
lunes, 29 abril 2024
InicioCríticaAdentro Mío Estoy Bailando: The Klezmer Project

Adentro Mío Estoy Bailando: The Klezmer Project

Por Mónica Grau-Setó

Un frustrado camarógrafo de fiestas judías, que siente rechazo hacia la religión de su familia, se enamora de una clarinetista de música klezmer y finge el rodaje de un documental sobre este estilo de música idish para pasar tiempo con ella. Terminará emprendiendo un viaje por Europa del Este en busca de las melodías klezmer perdidas que mantienen vivas los gitanos que vivían con los judíos antes de la guerra.

La historia empieza con un cuento inspirado en relatos de Isaac Bashervis Singer, este transcurre en 1908 cerca de los Cárpatos, el Diablo nos dice, bajo la voz de la escritora Perla Sneh:

Hijos míos quiero contarles una historia, es una historia de amor, Podría decirse.
Tal vez la historia de un impostor, cuyas mentiras tuvieron consecuencias catastróficas
También es la historia de un pueblo que decidió enterrar su historia y cultura.
Mi nombre es Satanás o como dicen los judíos “Aquél”.

Resulta difícil de definir esta propuesta cinematográfica, por un lado, estamos ante un film de investigación presentado como si fuera un falso documental, con toques dramáticos, que se convierte en un viaje que busca respuestas sobre la música Klezmer judía y una historia de amor que es el verdadero motivo del protagonista.

El filme ha ganado Premios como la Mejor Ópera Prima en la Berlinale, y Mejor Película de la Competencia Argentina del 38° Festival Internacional de Cine de Mar de Plata.

En esta película hay varias capas que la conforman, como es la propuesta inicial de documental, la duplicidad entre directores y actores, el uso de personajes ficticios con reales, también la historia de un amor prohibido y las mentiras con similitudes del cuento de Yankel y la hija del rabino, y el paralelismo entre la historia de ficción entre Leandro, un joven camarógrafo que subsiste grabando bodas, que se enamora de Paloma, una joven que pertenece a un grupo de música Klezmer y que actúa en bodas. El juego da mucho de sí, ya que el joven cineasta y la artista en realidad son los dos directores del filme Leandro Koch y Paloma Schachmann, interpretando además a los dos personajes principales.

Los dos directores son nietos de inmigrantes judíos, crecieron escuchando historias de sus abuelos, de un judaísmo muy diferente al actual. Vemos la abuela de Koch recordando con viejas fotos, no se trata de romantizar el pasado, sino de buscar porque tras el Holocausto fue desapareciendo la cultura ídish. Se generó una pregunta por parte de ellos, ¿por qué el pueblo judío que fomenta la memoria historia decidió omitir una parte de su identidad? La realidad es un trauma doloroso, la identificación del idish con el exilio, sin territorio.

Hay un paralelismo que veremos durante todo el filme, la historia de los protagonistas y el antiguo cuento que escuchamos con la voz en off de la profesora de yiddish de la propia Paloma. El cuento y el viaje actual por Europa se van alternando por todas las similitudes en la historia: enamoramiento, mentira, manipulación hacia otros, destinos separados y aprendizaje. La narradora del cuento nos explica la historia de un amor imposible, el protagonista es un joven aprendiz de sepulturero llamado Yankel que se enamora de Taibele, la hija del rabino local. Para poder acercarse a ella, el muchacho descubre que la joven estudia los textos sagrados a escondidas, él le miente diciendo que es un estudioso de esos textos, estos estaban prohibidos a las mujeres. Con ignorancia e inocencia el sólo ha leído un libro de Baruch Spinoza, justamente un judío que fue excomulgado por una ruptura con el judaísmo más ortodoxo. Cuando se presenta para recitarlo ante el rabino y sus discípulos, este es expulsado y repudiado. La hija decide que ese es el momento de buscar libertad y huye del pueblo para iniciar una nueva vida, Yankel la buscará y mentirá a más personajes para poder llegar hasta ella, y la muchacha con su nueva vida habrá cambiado y no lo necesitará.

Del mismo modo que Yankel en el cuento, Leandro en la ficción es un chico que se gana la vida como camarógrafo en bodas en Buenos Aires, en una de ellas actúa un grupo de música tradicional Klezmer y se queda prendado de una de las componentes del grupo que se llama Paloma. Para conseguir un acercamiento inventa que es mucho más que un trabajo, y que esas grabaciones en bodas forman parte de un proyecto de investigación que realiza sobre los orígenes europeos de este tipo de música casi desaparecido. Ella justamente tiene que ir una temporada a Europa del Este y este será el pretexto que utilizará Leandro para mentir a más personas y poder seguirla, la excusa de un falso documental.

Paloma tiene videos antiguos de grupos que también tocaban esta música, ella ha investigado hace tiempo sobre esta temática. Ya a inicios de siglo XX surgieron dos movimientos políticos dentro del judaísmo: el sionismo que buscaba identificarse territorialmente y el regreso del hebreo, y los bundistas en los que prevalecía el ídish. La cultura del pueblo judío cambió radicalmente desde la creación del estado de Israel, antes de la segunda guerra Mundial la mayoría de los judíos rechazaban las ideas sionistas, pero cuando finalmente se fundó el Estado de Israel no solo se adoptó el hebreo como lengua oficial, sino que se marginó el ídish (de origen judeo-alemán y sus descendientes que sobrevivieron al Holocausto emigraron), por lo que tuvo una doble persecución tanto por el nazismo como por los propios judíos, que en un nuevo inicio reivindicaron el hebreo y también olvidaron la música Klezmer vinculada al ídish.

El término “Klezmer” deriva del hebreo “Kli Zemer” que significa Instrumento de canto, antiguamente era una forma de música popular y hasta tenía cierto significado peyorativo, los Klezmoirim actuales son descendientes de músicos judíos viajeros.

El klezmer es un género musical étnico que se originó en la tradición askenazi de Europa del Este. Es una música que se utiliza en festividades religiosas alegres, como en el festival de carnaval de Purim, en bodas, la celebración de la Torá (Simjat Torá) o en una inauguración de una Sinagoga, también es una música de exilio, por lo que ha evolucionado en el tiempo y espacio, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, muchos judíos que viajaron a América dejaron que este género quedará en el olvido, pero en las décadas de los 70 y 80 volvió a resurgir.

Los instrumentos suelen ser de cuerda: violines y una viola da gamba, a veces acompañadas de “tsimbl” (Una cítara de mesa golpeada con mazos), con el tiempo se fueron ampliando los instrumentos y añadiendo flautas, clarinetes y hasta percusión con tambor “thsekal” o bombo “puk”.

Leandro traza un plan en una celebración en Buenos Aires contacta con los músicos Klezmer César Lerner y Marcelo Moguilevsky, ya que estos pronto inician su gira en Austria, y les propone acompañarlos y grabarlos, de este modo acortará distancias con Paloma, y podrá mantener el engaño de trabajar en un reportaje e investigación sobre esta música festiva.

Como gran desconocedor del tema, debe buscar información y tomar notas, del mismo modo que el joven sepulturero quiso aprender de forma autodidacta los textos religiosos. Debe investigar las posibles causas de la casi desaparición de la música Klezmer, siguiendo una recomendación de la joven música, empieza a leer un libro de Susana Skura.

Skura es una reputada antropóloga lingüista especializada en el ídish, asimismo es la fundadora y coordinadora del área de investigaciones en Artes del Espectáculo y Judeidad en el Instituto de Artes del Espectáculo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. El origen de la lengua ídish, que en realidad significa “judío” fue la lengua más utilizada por los askenazíes (estos habitaban en el centro y este de Europa), pero también fue la lengua del hogar y de las mujeres, ya que las mujeres tenían totalmente prohibido rezar en hebreo, traducían los textos religiosos al ídish. Hubo varias causas que afectaron al ídish y otras tradiciones como la música, motivos ideológicos con el sionismo, cuando surgieron movimientos políticos antagónicos dentro del judaísmo: el sionismo que era territorial y quería el regreso y predominio del hebreo en Israel. El recuerdo del ídish les recordaba el dolor, el dejar su antigua tierra y raíces, y su uso se fue reduciendo.

El protagonista empieza el viaje por Europa, acompaña a los músicos hasta Austria y allí aprovecha para visitar a un viejo amigo y director de cine Lukas Rinner, de nuevo incluye a una persona real en este filme de ficción que simula a su vez ser un documental. Lukas Valente Rinner, aunque nació en Austria, estudió en la Universidad de Cine de Buenos Aires y destaca su filme Los Decentes. Curiosamente hay una escena en esta película donde vemos varios espectadores saliendo de una sala de cine tras la proyección de esta.

El personaje de Leandro sigue aprovechándose, se despide de los músicos en Austria y transmite la necesidad de grabar un documental sobre la música Klezmer a Lukas, el director ve una magnífica idea y consigue patrocinadores y un equipo de grabación, gracias a sus contactos con la televisión pública, y de este modo la farsa se convierte en realidad.

Con una furgoneta inician su viaje hacia Europa del Este, convirtiéndose en una especie de road movie con trasfondo de amor. Su primera parada es Ucrania, donde buscan indicios y testimonios sobre este estilo música, pero sin demasiada suerte, hasta que localizan a un profesor de música que antaño tocó en la Técsői banda, esta tocaba melodías de todas las nacionalidades de la zona, canciones ucranianas, húngaras, rumanas, gitanas y también judías, pero ahora nadie las canta ya. Él les indica que deben dirigirse a Moldavia, pero de nuevo el protagonista miente al equipo y quiere ir primero a Rumania en busca de la chica. La búsqueda es más complicada de lo que creían, encontrar los vestigios de esta cultura casi extinguida, hay que localizar a músicos gitanos que convivieron con esta cultura.

Tras todo el documental hay un trabajo de investigación real por parte de los dos actores/directores, estos se conocieron en 2015 y decidieron indagar en la desaparición en muchas partes del mundo de la música Klezmer y el desuso del ídish, viajando por Polonia, Ucrania, Rumania y Moldavia, buscando esos orígenes, ya que sorprende que en Buenos Aires la consciencia y el valor del Klezmer están en alza, mientras en Europa apenas quedan vestigios.

Visualmente es una preciosidad, no vemos grandes ciudades europeas, sino pueblecitos rurales, recónditos, bosques y sus humildes hogares, en esos espacios encontramos rastros de sus antiguos habitantes judíos y sus sinagogas cerradas y abandonadas, pero la huella nunca desaparece del todo. En el Valle de Iza sus habitantes son muy conservadores, se refugian en las tradiciones y aun visten con ropa folclórica a diario, y la música es importante y tiene valor como cultura, afortunadamente en esos pueblos aún recuerdan esas viejas melodías, pero cuando sus ancianos habitantes desaparezcan el Klezmer europeo puede desaparecer con ellos. El problema del folclore judío después del holocausto es que no había a quien preguntar, y en los pueblos cuando necesitaban música ya no disponían de esos grupos judíos, entonces contactaron con músicos gitanos, así que aún existen clanes gitanos que conservan recuerdos de esa música judía. Los guían Victor Covaci y Bob Cohen, etnomusicólogo que también investiga el klezmer, es una búsqueda de los hilos que atan la identidad judía con la música y encuentran más huellas en lugares como Maramuers, donde un tercio de la población era judía. Tanto los judíos como los gitanos de la zona compartían la idea de usar el violín como parte central en esos temas musicales alegres. En toda esa geografía, Moldavia es la zona que más significado tiene para el director, ya que su origen familiar proviene de esa tierra, antiguamente conocida como Besaravia.

El filme finaliza con una escena de una boda, con un baile alegre de fanfara de la Valea mare. Es realmente difícil entender una cultura musical cuando apenas quedan trocitos y los testimonios son ancianos. ¿Qué define una nación? La lengua, las tradiciones y la cultura como es la música, en la mayoría de los países existe esta conciencia sobre la música tradicional y nacional, pero en los judíos tras la Segunda Guerra Mundial no la valoraron y se fue perdiendo, crearon una nueva nación y de alguna forma dejaron el dolor de la diáspora atrás. Al final, aunque el idish estuvo a punto de desaparecer, la música Klezmer ha conseguido sobrevivir y transmitirse, y este documental de algún modo es un testimonio más de su existencia ante el futuro.

Título: Adentro Mío Estoy Bailando.
Título original: Idem.
Dirección: Leandro Koch, Paloma Schachmann.
Intérpretes: Leandro Koch, Paloma Schachmann, Perla Sneh, Rebeca Ianover, César Lerner, Marcelo Moguilevsky, Lukas Rinner, Vanya Lemen, Ivan Popovych, Simkhe Nemet, Vasile Rus, Bob Cohen, Victor Covaci, Dumitru Covaci, Nicolae Covaci y Gheorghe Covaci.
Género: Falso documental, Drama, Música, Road movie.
Calificación: no suministrada.
Duración: 117 minutos.
Origen: Argentina/ Austria.
Año de realización: 2023.
Distribuidora: SantaCine.
Fecha de estreno: 07/01/2024.

Puntaje: 8 (ocho)

La película se exhibe en el Malba todos los domingos de enero:

domingo 07 de enero de 2024 a las 18:00
domingo 14 de enero de 2024 a las 18:00
domingo 21 de enero de 2024 a las 18:00
domingo 28 de enero de 2024 a las 18:00

NOTAS RELACIONADAS

ÚLTIMAS PUBLICACIONES