Por Omar Tubio
Si hay un director francés al que le encanta unir estrellas famosas en sus films, ese es Claude Lelouch, quién a estas alturas debe estar muerto de envidia por el logro de François Ozon de contar con un verdadero seleccionado de las más famosas actrices del cine galo. Sólo faltaría la Adjani para que fuera completo, pero a falta de esta hace una aparición especial nada menos que la inolvidable Romy Schneider de un modo que no revelaremos aquí.
Ozon, quién no se caracteriza por su cine masivo precisamente (en Argentina sólo se conocieron Gotas que caen sobre rocas calientes y Bajo la arena) se convierte con este film en el niño mimado de Francia, ya que gracias a sus stars la película arrasa con la taquilla de su país. Lo curioso es que muchos se llevarán una sorpresa, ya que salvo por su reparto no es un film para el gran publico y requiere de este un acuerdo tácito para entrar en el juego. Porque de eso se trata finalmente. El que acceda a ese juego la disfrutará plenamente y él que quede afuera se sentirá estafado.
Con una puesta abiertamente teatral (está basada en una obra de Robert Thomas de los 60) la trama es mínima e intrascendente. Estamos en los años 50 en una casa de campo aislada por la nieve en vísperas de Navidad. Ocho mujeres están reunidas allí y todas están
ligadas de alguna manera al único hombre de la casa, quién yace muerto en su habitación con un puñal en la espalda. Todas son sospechosas y todas tienen motivos para asesinarlo. La esposa, la cuñada, la suegra, sus hijas, su hermana y las dos empleadas de la casa se cruzan acusaciones y develan sus secretos tratando de descubrir a la culpable.
Pero como dijimos, esto es lo de menos, porque el director se sirve de este material para realizar una profunda radiografía del carácter femenino, pero con mucho humor y toneladas de ironía. Es también un cariñoso homenaje a sus actrices y al cine de toda una época. La cámara de Ozon no hace diferencias y las adora una por una en primerísimos planos, dándoles a todas la posibilidad de lucirse. Ellas tienen asignado un color determinado, una manera de vestir, un sello personal, que no casualmente es el mismo que nosotros como espectadores les tenemos asignado. Así Deneuve es la belleza fría, sofisticada y elegante, Ardant es la voluptuosa e intrigante, Huppert la neurótica y frustrada, y Beart la sensual y embustera. Todo está llevado al limite de la exacerbación: los colores, los decorados, la luz, la música e incluso las actuaciones que son totalmente exteriores y estereotipadas, como diciéndonos todo el tiempo…miren que esto no es en serio, eh! Como si esto fuera poco cada personaje tiene su canción, que no siempre cumple con una función específica, pero que acierta al dejar a sus actrices (sin doblarlas) jugar a ser cantantes.
La película está repleta de guiños cinematográficos y cada uno reconocerá y elegirá el que más le plazca, pero la escena que juegan Deneuve y Ardant en cierta secuencia hará las delicias de más de uno. Atención también a Isabelle Huppert, que saca a relucir un registro desconocido en ella y se divierte como nunca.
Quién no se la tome muy en serio y se deje llevar por sus enormes actrices podrá disfrutarla sin complejos.
Título: 8 mujeres.
Título Original: 8 femmes.
Dirección: François Ozon.
Intérpretes: Catherine Deneuve, Emmanuelle Béart, Isabelle Huppert, Fanny Ardant, Virginie Ledoyen, Danielle Darrieux, Ludivine Sagnier y Firmine Richard.
Género: Musical, Comedia, Crimen.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 103 minutos.
Origen: Francia/ Italia.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: CinemaFilm.
Fecha de Estreno: 08/08/2002.
Puntaje: 7 (siete)
