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domingo, 28 abril 2024
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Figli/Hijos: Lazos rotos

Por Pablo E. Arahuete

La desaparición de personas, el Proceso de reorganización nacional y los centros clandestinos de detención fueron temas tratados por nuestro cine desde diferentes enfoques. Algunos realizadores más osados que otros intentaron reflejar el horror de esa triste parte de nuestro pasado en sus films, apelando a la alegoría y a la metáfora para mostrar cinematográfica y conceptualmente un punto de vista sobre los hechos, evitando de este modo la opción de lo emotivo y lo sentimental como único recurso válido para tocar la fibra sensible del público.

Resulta oportuno aclarar que cuando hago referencia al aspecto emocional no es mi intención darle un tinte peyorativo, sino simplemente establecer una diferencia de criterios. Por citar dos ejemplos antagónicos que refuerzan esta idea tenemos a La historia oficial y a Vidas privadas. Mientras una se detiene en los sentimientos, la otra aborda los acontecimientos a través de la alegoría. Claro que estamos hablando de épocas diferentes y sería justo decir que para que existiera un enfoque distinto, lo necesario es el recurso emocional para retratar hechos tan dolorosos.

El cineasta Marco Bechis había logrado en Garage Olimpo un equilibrio asombroso entre lo sensible y lo meta-lingüístico, sin traicionar la historia. Su film sobre los desaparecidos acertaba desde la puesta en escena, la fotografía y la contundencia de las imágenes. Se despojaba de la esfera discursiva para elaborar una mirada valiente, profunda y muy personal.

Figli/Hijos, su segunda película, quiere repetir conceptualmente a Garage Olimpo, concentra su atención en los elementos y no en las palabras, pero se queda a medio camino. Es casi imposible no tomar a Figli/Hijos como una continuación de aquella desde dos puntos de vista: la historia en sí y la propuesta cinematográfica. Ambas forman un díptico, se entrelazan, comparten el estilo.

Para simplificar el esquema se puede decir que mientras la primera reflejaba la historia de los padres, y con ellos el pasado triste de nuestra historia contemporánea, Figli/Hijos abarca el presente y las consecuencias de ese pasado en la piel de los sobrevivientes. Desde el primer minuto las dos vertientes se unen. Un parto en un hospital custodiado por asesinos trae al mundo a dos niños, cuyo destino ya está sellado. Pasado y presente se amalgaman en el fragmento siguiente, donde el vuelo de la muerte que arrojaba hombres y mujeres vivos al agua, ahora se convierte en un vuelo de paracaidismo. A partir de allí se gesta la historia de Rosa y Javier, dos jóvenes que viven en realidades opuestas y cuyo vínculo es el correo electrónico. Rosa viaja de Argentina hacia Italia para conocer a Javier, su posible gemelo a quien buscó por más de veinte años. El nunca le respondió sus e-mails y la rechaza desde el primer minuto en que se conocen. Unas fotos, la perseverancia de Rosa y el silencio cómplice de sus padres expropiadores son suficientes para que Javier continúe con Rosa la búsqueda de su identidad.

Con este disparador, Figli/Hijos va construyendo un relato fragmentado con la intención de prolongar esa grieta en la vida de sus dos protagonistas, y enmarcarse en un viaje de búsqueda sin tomar partido. Bechis elabora un testimonio demasiado distante y frío para lo que pide la historia que tiene entre sus manos. Es manifiesta su intencionalidad de no manipularla, ni a sus personajes, además de abrir un espacio de reflexión frente al espectador.

Sin embargo, el exceso en el control de las emociones con el propósito de transmitir la ambigüedad y el vacío que recorta la historia de Rosa y Javier, asfixian al relato, lo terminan convirtiendo en un discurso sin forma, hueco, y donde nada logra su cometido.

A diferencia de Garage Olimpo, donde el peso se sustentaba en la puesta en escena, Figli/Hijos no consigue transmitir mediante el clima sombrío y angustiante la misma intensidad que sí aparecen al principio y al final del relato. Desacierta además en el reparto, porque sus actores no se comprometen con la historia, no encajan, y a veces hasta rayan en la torpeza. Por todo ello, y con el antecedente de su ópera prima, este es un film mediocre que no plasma en la pantalla aquello que promete en la idea.

Título: Figli/Hijos.
Título Original: Idem.
Dirección: Marco Bechis.
Intérpretes: Carlos Echeverria, Stefania Sandrelli, Enrique Piñeyro, Antonella Costa, Julia Sarano.
Género: Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 92 minutos.
Origen: Italia/ Argentina.
Año de realización: 2001.
Distribuidora: Primer Plano.
Fecha de Estreno: 27/03/2003.

Puntaje: 5 (cinco)

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