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domingo, 28 abril 2024
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Bienvenidos a Collinwood: Un homenaje que no hará historia

La mente de los cineastas del primer mundo funciona de manera misteriosa para el resto de los mortales. Tomemos como ejemplo el caso del premiado Steven Soderbergh, cuya ópera prima Sexo, mentiras y video (1989) costó una nimiedad, aún para los parámetros normalmente aceptados en el cine independiente, y resultó una excelente carta de presentación para la crítica mundial y para un público que supo asimilar su audaz propuesta –por cierto mucho más jugada que la típica receta manufacturada “made in Hollywood”-. Soderbergh sumó prestigio al ganar la Palma de Oro en el Festival de Cannes, y de hecho esa historia con James Spader y Andie MacDowell en los roles protagónicos fue para él un salvavidas artístico/comercial en los oscuros años que siguieron, porque ninguno de sus films posteriores, sea Kafka, El rey de la colina o Schizopolis, tuvieron la repercusión esperada.

Ante este panorama, y a pesar de haberse declarado como un acérrimo defensor del cine indie, resolvió dar un giro de 180 grados en la temática de su obra, para plasmar Un romance peligroso (1998), policial de notable sofisticación y con la sexy presencia de la pareja conformada por George Clooney y Jennifer Lopez. Esta sorpresivamente exitosa adaptación de una novela del gran Elmore Leonard redundó en un segundo hito para Soderbergh, que a partir de ese momento alternó proyectos personales con otros más pasatistas destinados al consumo rápido. Vengar la sangre (1998) no anduvo tan bien comercialmente pero el periodismo especializado la ensalzó -quizás en demasía para mi gusto-. Erin Brockovich (2000) confirmó que además estaba capacitado para lidiar con mega estrellas de la talla de Julia Roberts (quien le debe agradecimiento eterno por la estatuilla que logró con su actuación) y Traffic (2000), una de las películas más sobrevaloradas de los últimos tiempos, le redituó un valioso premio de la Academia de Hollywood: el de Mejor Director. Por su impecable relación con Clooney, en el 2000 unieron fuerzas para formar una compañía productora, Section Eight, que depende de los estudios Warner.

Con esta nueva sociedad se produjeron sus más recientes opus, además de posibilitar el debut directorial de su amigo George con la deliciosa Confesiones de una mente peligrosa (2002). Eso sí: ocasionalmente su espíritu indie lo impulsa a correr riesgos, al fin y al cabo no lo son tanto, y decide apadrinar a algún que otro nuevo talento. En esta oportunidad los que cantaron bingo y corrieron a cobrar por caja fueron los hermanos Anthony & Joe Russo, oriundos de Cleveland, quienes llamaron la atención de Soderbergh con su largo Pieces, exhibido en el Festival de Cine Slamdance en su edición correspondiente a 1997. El creador de las aquí inéditas Solaris y Full frontal los llamó y les ofreció luz verde para producirles su próxima realización, sin que los hermanos dispusieran siquiera una sinopsis de la trama a filmar. Ejem, si esto no es confianza ciega le pasa raspando. La resultante de este esfuerzo conjunto es Bienvenidos a Collinwood (2002), que acaba de estrenarse en nuestra querida tierra argenta.

Joe & Anthony Russo son fanáticos auto-declarados de la cinematografía europea e indudablemente admiran a Mario Monicelli, porque Bienvenidos a Collinwood es una remake de la célebre comedia Los desconocidos de siempre (1958), cuyo elenco conformado por Vittorio Gassman, Marcello Mastroianni, Renato Salvatori, Totó y Claudia Cardinale, entre otras luminarias, permanece en los anales del séptimo arte. Lo que tal vez no muchos recuerden es que ya existe un film que adaptó I soliti ignoti para el gusto norteamericano. En 1984 esta idea sobre un accidentado atraco perpetrado por perdedores tan queribles como torpes, fue trasladada a imágenes por el desaparecido cineasta francés Louis Malle, quien reunió a Donald Sutherland, Jack Warden, Sean Penn, Wallace Shawn y Christine Baranski para que se pongan en la piel de estos delincuentes de poca monta. Crackers fracasó rotundamente en su época y en mi opinión es el título más débil de toda la filmografía de Malle. Pero volvamos a Bienvenidos a Collinwood.

En el guión se intenta respetar el perfil de la mayoría de los personajes creados por Suso Cecchi d’Amico y Mario Monicelli en Los desconocidos de siempre, pero modificando, como no podía ser de otra manera, la ambientación geográfica. La acción transcurre en Collinwood, barrio de gente trabajadora de la ciudad de Cleveland, que otrora pujante y progresista en la actualidad es un cementerio de fábricas metalúrgicas y un lugar donde la desocupación va de la mano con la delincuencia. Sin entrar en detalles innecesarios sobre el argumento se debe decir que hay varios personajes bien caracterizados cuyo destino depende de un robo a una joyería cercana.

Hay un boxeador acostumbrado a recibir más golpes de los que da, un fotógrafo frustrado con su esposa en prisión y un bebé de meses a cargo, un raterito con problemas de conciencia, una chica de ascendencia latina presuntamente ninfómana y, entre varios más que desfilan sin solución de continuidad, un especialista en violar cajas fuertes. En este papel, secundario pero picante, se luce uno de los productores: el mismísimo George Clooney.

La mecánica de la película es muy sencilla: presenta a los caracteres principales, los embarca en la aventura y en un tono de farsa tragicómico los hace caer gradualmente en un humor directo, físico, que parece querer homenajear tanto al filme italiano como a las comedias mudas de la época de oro. No obstante, hay un inconveniente: el homenaje condiciona la libertad creativa porque la recreación, aún bien hecha, de decenas de gags que son tan viejos como el primer proyector de los Lumière limita su efectividad y desaprovecha la profesionalidad de unos actores realmente capaces, pero que aquí se observa estancados, casi deslucidos.

En definitiva, Bienvenidos a Collinwood no es otra cosa que la clásica fórmula sobre perdedores glorificados sembrada de chistes que, obsoletos y todo, siguen rindiendo dividendos, pero aclaremos que la inspiración y el auténtico talento circulan por otro carril. Como entretenimiento se puede tolerar siempre y cuando se extirpe de raíz cualquier comparación posible con la obra maestra de Monicelli.

¿Y Steven Soderbergh? Bien, gracias.

Título: Bienvenidos a Collinwood.
Título Original: Welcome to Collinwood.
Dirección: Anthony Russo, Joe Russo.
Intérpretes: Sam Rockwell, William H. Macy, Isaiah Washington, Michael Jeter, Patricia Clarkson, Andrew Davoli, Luis Guzmán, George Clooney, Jennifer Esposito y Gabrielle Union.
Género: Remake, Comedia, Crimen.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 86 minutos.
Origen: EE.UU./ Alemania.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Nu Visión de Argentina.
Fecha de Estreno: 05/06/2003.

Puntaje: 6 (seis)

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