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domingo, 28 abril 2024
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Perdidos en Tokio: Dos almas perdidas

Por Sergio Dobosz

Ya en 1999 la joven directora Sofía Coppola sorprendió a la crítica y al público con la película Las vírgenes suicidas. Cuatro años después nos entrega su segundo largometraje, Perdidos en Tokio, film que descansa sobre un plano emocional humanamente creíble. En forma indiscutible, bajo una apariencia simple y a veces contemplativa, Sofia Coppola da muestras de un valorado talento para llevar a buen puerto lo que tal vez cualquiera hubiera llevado al naufragio.

El film no es más ni menos que un retrato simple e intimista de una decadente estrella del cine norteamericano, de nombre Bob Harris (Bill Murray), que viaja a Japón con el fin de grabar un comercial de whisky. En su estadía, éste experimenta un resonante choque cultural, por lo que pasa la mayor parte del tiempo libre en su hotel; allí precisamente es donde conoce a Charlotte (Scarlett Johansson), una mujer recién casada que acompaña a su marido fotógrafo en viaje de negocios. Sumidos en el aturdimiento de las imágenes y los sonidos de la inmensa ciudad, Bob y Charlotte comparten el descontento de sus vidas. Poco a poco se hacen muy amigos y a medida que exploran la urbe juntos, empiezan a cuestionarse si su repentina amistad se transformará en algo más elevado.

Perdidos en Tokio no sólo habla del hecho de estar estancado en una vida no añorada, sino también de cuán desconocido es el mundo. El film se articula gracias a numerosos silencios, momentos reflexivos y plagados de soledad, en los que la apatía y la sensación de aislamiento consume a unos protagonistas que verán el uno en el otro la salvación a dicho tedio; la soledad que dos almas comparten en un país extraño, y que supone el punto de encuentro que los llevará a mantener una relación a medio camino entre lo platónico y lo paternal. Cabría de esperar, como en la mayoría de los films, la inclusión del tema sexual como para mantener el interés del espectador. Sin embargo, Coppola prefiere adornar su relato con sutiles pinceladas, pequeños gestos y silencios, dando lugar a un extraño cocktail entre drama existencial y la comedia romántica. Las aventuras de la pareja protagonista son francamente mundanas e insípidas, pero por debajo de la frivolidad turística se desarrolla un fuerte lazo emocional entre ambos, que no se expresa mediante el gran drama sino con marcada sutileza. Debido a ello, la credibilidad e impacto de la historia es mucho mayor que las ubicuas situaciones que Hollywood acostumbra producir, en donde las emociones son tan extremas y evidentes que atentan contra toda credibilidad.

Pero Perdidos en Tokio padece de algunas debilidades; por ejemplo, el choque cultural mencionado se manifiesta en algunos pasajes con el uso de recursos cómicos demasiado livianos: las personas bajitas que se arquean en reverencia y dan los regalos a Bob, demenciales conductores de programas de televisión, o los mismos protagonistas bromeando sobre el extraño acento japonés. Dramática y cómicamente también, Perdidos en Tokio padece la abstinencia; Coppola, resistiéndose a lo que ella considera vulgar, impone como verdad su propia sensibilidad, sintiendo cierto orgullo ante su decisión de impedir que la relación central vaya en otra dirección, dejando de esta manera que la película sólo quede como estudio de una atracción en el aislamiento.

Por el lado de los actores, Bill Murray ofrece un desempeño controlado y naturalista, que no ignora su gran sentido del humor, pero que tampoco lo reduce a un simple “clown patético”. Por su parte, la joven Scarlett Johansson encaja perfectamente como la joven que apenas comienza el duro camino del matrimonio, y que encuentra en Murray una pareja no necesariamente romántica, sino simplemente comprensiva e igualmente conflictuada.

Más allá de lo expuesto, hay que destacar que Coppola explora y nos deja con su trabajo esas inesperadas relaciones que a veces entablamos y que pueden o no durar, pero que recordamos para siempre.

Título: Perdidos en Tokio.
Título Original: Lost in Translation.
Dirección: Sofia Coppola.
Intérpretes: Bill Murray, Scarlett Johansson, Giovanni Ribisi, Anna Faris, Fumihiro Hayashi, Akiko Takeshita, Catherine Lambert, Akiko Monou.
Género: Comedia, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 102 minutos.
Origen: EE.UU./ Japón.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 05/02/2004.

Puntaje: 7 (siete)

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