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sábado, 27 abril 2024
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Mambo italiano: Criminal mambo

“Frases hechas, mentiras todo lo que me dijiste, te di todo el amor que me pediste y ahora tú me dices que te vas”. Este extracto de una canción de Roberto Livi -por pudor no pienso citar al cantante que solía interpretarla- ilustra un poco la agonía emocional que embarga a Angelo Barberini (Luke Kirby) al ser abandonado por su adoradísimo Nino (Peter Miller). Y es que Angelo realmente soportó las mil y una tras confesarle a sus tradicionales, ultra conservadores padres de origen itálico (impecables Paul Sorvino y Ginette Reno en su deliberada desmesura) su condición de homosexual. La famiglia, que será lo primero pero dista de ser tolerante con los que se alejan de la senda preconcebida para cada uno de sus miembros, se desgañita, llora, grita, enloquece de dolor al saber la trágica noticia de boca del nene (que dicho sea de paso, cuenta con veintisiete pavos añitos). Como los Barberini, Mambo italiano se pasa de rosca en su chirriante, grotesca, galería de estereotipos al uso. Aún reconocibles en sus reacciones, hay tanto exceso, tanta vocinglería acumulada en la hora y media de película que al salir de la proyección uno no puede más que considerar seriamente la posibilidad de hacer un retiro espiritual. El silencio es salud, señores.

La moda desatada a partir de la poco inspirada Mi gran casamiento griego vuelve a manifestarse en el filme de Émile Gaudreault. El tema es buscar una colectividad étnica determinada trasplantada a un país cuyas costumbres son muy diferentes a las propias y cargarla de personajes coloridos incapaces de adaptarse a los tiempos que corren. Jugando con el destino, otro ejemplo paradigmático, mechaba romance y deporte para enmarcar su radiografía de un grupo de hindúes en el West London. La historia de Mambo italiano transcurre en Montréal (Canadá) y como en los títulos ya aludidos hay un tufillo a receta rancia desde la misma concepción de la idea: joven gay que quiere asumir su sexualidad como se debe pero que no se atreve a enfrentar las consecuencias de su decisión. Como no podía ser de otra manera, hay una boda –no voy a revelar nada más para no arruinarle la “sorpresa” a nadie-, lugares comunes varios, gags disparados a la velocidad de la luz pero más viejos que Tutankamón, sin mencionar un final reconciliador tan feliz como poco convincente. Agréguese al relato, la versión que hizo la banda Cake con el clásico himno de Gloria Gaynor “I will survive” y está todo dicho.

Mientras el eficaz elenco hace proezas para que la chispa no decaiga, Émile Gaudreault y Steve Galluccio –autor de la pieza teatral en la que se basa el guión- boicotean su propio trabajo subestimando al espectador con lecciones de moralina absolutamente innecesarias. Algún inocente de espíritu puede hallar diversión con este Mambo italiano. No sé si quedó claro, pero no es mi caso. La advertencia queda hecha.

Título: Mambo italiano.
Título Original: Idem.
Dirección: Émile Gaudreault.
Intérpretes: Ginette Reno, Paul Sorvino, Luke Kirby, Peter Miller, Sophie Lorain, Mary Walsh, Claudia Ferri, Pierrette Robitaille, Dino Tavarone, Johnny Griffin, Mary Walsh y Tara Nicodemo.
Género: Comedia, Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 88 minutos.
Origen: Canadá.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 06/05/2004.

Puntaje: 4 (cuatro)

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