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lunes, 29 abril 2024
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La demolición: Demoliendo utopías

Por Pablo E. Arahuete

Tributaria de la pieza teatral estrenada en 2002 en un momento de convulsiones sociales, tras la caída del Presidente De La Rúa, llega la versión cinematográfica de La demolición. Por aquellas épocas, el auge de las asambleas populares, la agitación de cacerolas y la bronca desplegada en consignas como “que se vayan todos” reivindicaba la idea de la resistencia social y alimentaba la sensación de que si el cambio no provenía desde el pueblo, desde el seno de la comunidad, resultaba imposible salir de la crisis.

Los primeros indicios del cambio tuvieron como epicentro de acción la toma y recuperación de fábricas por parte de sus obreros, donde la autogestión recuperó el espíritu de solidaridad y alejó ciertos fantasmas de un país al borde de la extinción. Sobre este eje, el dramaturgo Ricardo Cardoso circunscribió esta historia donde prevalecen las aristas de los conflictos laborales que forman parte de la decadencia del país.

Focalizada en el interior de una fábrica textil abandonada, cuyas maquinarias permanecen arrumbadas como su pasado de prosperidad y años de producción, la obstinada resistencia de un viejo empleado dilata los planes de una futura demolición. En una actitud que para los ojos de su interlocutor -y del espectador- parece de un demente porque atiende un teléfono que no existe o escribe en una añeja máquina de escribir, Alberto Luna (Enrique Liporace) se parapeta en su escritorio cuando el encargado de la cuadrilla de demoliciones (Jorge Paccini) lo insta a desalojar el lugar. Ambos defienden su puesto laboral, conscientes de la crítica situación social y las remotas chances de conseguir un trabajo dada su avanzada edad. Sin llegar a un acuerdo ni encontrar una solución razonable, un rumor despierta la atención de un canal televisivo que a fuerza de tergiversar los hechos convierten el episodio en un caso policial.

A medio tono entre el grotesco y la sátira costumbrista liviana, el film de Marcelo Mangone no se desembaraza de los vicios de un cine argentino moroso, declamativo y de poco vuelo como el ya caduco de la primavera alfonsinista, como por ejemplo Plata dulce. Por otro lado, el atraso cinematográfico del film no se compensa con la originalidad del planteo, cuya actualidad al día de hoy queda un tanto desfasada.

Desde el guion, coescrito por el propio autor y la puesta en escena, demasiado concentrada en el aspecto teatral, da la sensación de que las subtramas y los personajes secundarios no funcionan como elementos dramáticos que remarcan las resonancias del conflicto principal, sino como mero relleno para sacarle el tinte anecdótico al relato.

Poco atractiva como propuesta cinematográfica, la película de Mangone no aprovecha la riqueza del grotesco para profundizar sobre una temática que el cine argentino reciente supo abordar con mejores resultados como es el caso de Próxima salida.

Título: La demolición.
Título Original: Idem.
Dirección: Marcelo Mangone.
Intérpretes: Jorge Paccini, Enrique Liporace, Mimí Ardú, Roly Serrano, Gastón Pauls, Marcelo Mazzarello, Ernestina Pais, Floria Bloise, Fernando Roa, Pascual Condito, Marcelo Alfaro, Nicolás Condito, Alejandro Pous y Alfredo Sánchez.
Género: Comedia.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 80 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: No disponible.
Fecha de Estreno: 02/02/2006.

Puntaje: 4 (cuatro)

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