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domingo, 28 abril 2024
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Dear Wendy: Las palabras y la acción

Por Emiliano Fernández

El danés Thomas Vinterberg se hizo mundialmente famoso con una de las primeras y mejores películas realizadas bajo el Dogma ’95, La celebración (Festen, 1998). Luego de un proyecto experimental para la televisión danesa, D-dag (2000), reapareció con un film fallido e insufrible, Todo es por amor (It’s All About Love, 2003). Buscando redimirse por aquel traspié, se asoció con su antiguo colega del Dogma, el genial Lars Von Trier, y juntos construyeron Dear Wendy, una película excelente y demoledora para con la sociedad yanqui. Aquí Von Trier aporta el guión mientras que Vinterberg dirige: ambos sientan posición con respecto a la fascinación que Estados Unidos siente hacia las armas.

Dick Dandelion (Jamie Bell) es un joven que vive en un pueblito del sudeste norteamericano. Se considera a sí mismo un perdedor porque no posee amigos, se lleva mal con su padre y no le agrada la idea de trabajar toda su vida en la mina de carbón, el principal medio de subsistencia del lugar. Cuando un día fallece su padre, y con su madre muerta desde hace años, se ve obligado a aceptar un puesto de repositor en un pequeño supermercado. Pero su autoestima continúa por el piso. Sin embargo, todo cambia cuando encuentra un diminuto revolver en una tienda de baratijas. A partir de allí desarrollará una gran atracción hacia el arma, una obsesión que lo llevará a formar, junto con otros jóvenes excluidos, un club de autodenominados “pacifistas” que adoran y humanizan, paradójicamente, a las armas.

Lars Von Trier considera al espectador un ser pasivo y prejuicioso que se muestra poco propenso a la reflexión social o política. La solución que encontró para revertir esta situación es sencilla, directa y eficaz: aplicar reiterados golpes al estomago y combinarlos con momentos de tensión que sobrepasan las delgadas líneas del verosímil cinematográfico y/o aquellas que separan lo socialmente aceptable del sadismo más puro. Todos sus films generan esa revulsión, por lo que la adhesión apasionada o el rechazo absoluto suelen convivir entre el público receptor de su obra. Como buen aprendiz de Stanley Kubrick, utiliza al cinismo como mecanismo principal de expresión, y al nihilismo como doctrina fundamental a partir de la cual construir su discurso. En ambos cineastas vemos la marca del genio que busca poner en tela de juicio todos y cada uno de los valores, concepciones e instituciones que controlan, dirigen o usufructúan con la vida. Dear Wendy, desde ya, no es la excepción.

Mientras que Vinterberg controla soberbiamente los hilos narrativos, aportando realismo y meticulosidad, Lars Von Trier construye un relato que deja progresivamente al desnudo la ignorancia, el chauvinismo, la intolerancia, la estupidez, la hipocresía y la violencia de la sociedad norteamericana, todos rasgos culturales y sociales que Hollywood ensalza en más de un noventa por ciento de su producción. Los “Dandies”, tal el nombre con el que deciden bautizarse estos chicos amantes de las armas, son un modelo a escala de todo un país con aspiraciones imperialistas y una sed de poder infinita. Cuando las cosas empiecen a salir mal, tanto dentro como fuera del grupo, la paranoia y la competencia más absurda darán paso a innumerables charcos de sangre, sazonados con justificaciones intelectuales totalmente ridículas, falaces y delirantes.

Como en todos los films de Kubrick, aquí la maestría formal va a la par de una inabarcable riqueza que encontramos en el orden del contenido. Si las lecturas que se abren son numerosas y de amplio alcance, es debido al despiadado afán critico de los realizadores. Dear Wendy va construyendo una parábola perfecta del sinsentido y el fascismo que caracterizan a los norteamericanos, unos tipos encantados de practicar el onanismo más masoquista mientras que los caños de sus armas permanecen humeantes. La película es prácticamente una nota al pie, que conforma el apartado “armas”, dentro de la trilogía “Estados Unidos, tierra de oportunidades” (Dogville del 2003, Manderlay del 2005 y la futura Wasington). Tan valiente y oportuna como valiosa y necesaria, Dear Wendy denuncia un estado de cosas muy pocas veces tratado con tanto rigor y talento. Sin moralizaciones baratas, el film deja bien en claro que las armas son como las mujeres, les encantan las “palabras”, eso del “pacifismo”, pero realmente lo que piden a gritos es “acción”.

Título: Dear Wendy.
Título original: Idem.
Dirección: Thomas Vinterberg.
Intérpretes: Jamie Bell, Bill Pullman, Michael Angarano, Danso Gordon, Novella Nelson, Chris Owen, Alison Pill y Mark Webber.
Género: Comedia, Crimen, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 16 años, con reservas.
Duración: 105 minutos.
Origen: Alemania/ Dinamarca/ España/ EE.UU./ Francia/ Holanda/ Inglaterra/ Italia.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de estreno: 21/09/2006.

Puntaje: 10 (diez)

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