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domingo, 28 abril 2024
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Imaginadores – La aventura de la historieta argentina: La felicidad dosificada en cuadritos

Aquellos que superen la treintena deben recordar el año 1979 por muchas cosas. Algunos lo asociarán con situaciones políticas complejas, como la nefasta etapa del proceso, y otros con hechos meramente coyunturales como la aparición del álbum conceptual The Wall de Pink Floyd o, por citar alguna referencia típica más, la obtención en Japón del campeonato mundial sub 19 por parte de la selección argentina de fútbol –liderada por la imborrable dupla que conformaron Diego Maradona con Ramón Ángel Díaz-. ¿Qué cinéfilo podría olvidar que en ese año Kramer vs. Kramer le arrebató insólitamente el Oscar a Apocalypse now? En lo personal, yo lo relaciono con “mi” primera tapa de la revista D’Artagnan. Me alucinaban los misteriosos ojos incoloros de Dax ilustrados por la perenne exquisitez de Alfredo De la María. Pero el plato fuerte estaba en su interior y, concretamente, en el primer episodio de Nippur de Lagash que leí en mi vida. Una escena de tortura graficada con el dramatismo que sólo un dibujante del nivel de Carlos Leopardi podía brindar me persiguió durante largas noches infiltrada en mis pesadillas de niño. Hoy somos todos conscientes de que el verdadero horror no pasaba por ahí, pero a esa tierna edad… ¿qué podía uno saber de semejantes avatares? Si sobreviví durante tanto tiempo a las aterradoras imágenes de hierros al rojo vivo mutilando la piel de un soldado ya nada me haría cambiar de opinión. El cómic en cuanto género me había atrapado definitivamente.

Quienes crecimos leyendo historietas nacionales estamos en deuda con la novel realizadora Daniela Fiore (ver entrevista) y su equipo por entregarnos un documental tan entrañable como Imaginadores – La aventura de la historieta argentina. Además de una fuente de información muy valiosa la película se constituye en un indispensable ejercicio de nostalgia que se hace carne en uno mientras por la pantalla desfilan los personajes más característicos que alimentaron la imaginación de varias generaciones. Son tantos los guionistas y dibujantes que han dejado una marca indeleble en este bendito arte (el noveno, como se le ha bautizado) que sería imposible que estén todos presentes. Y es cierto, algunas omisiones (Quino, Lino Palacio, el escritor Robin Wood) escandalizarán a más de un fanático. Los distintos motivos por los cuales el film no los registra parecieran obedecer a criterios de producción que pueden o no conformar al espectador calificado. Robin Wood vive alternadamente en Paraguay y Europa y no se encontraba disponible para participar del proyecto. Esto no significa que se le niegue su insoslayable rol en la historieta argentina e incluso mundial. Después de Héctor Germán Oesterheld –que sí recibe el crédito que se merece-, Wood ha sido el autor de mayor prestigio y popularidad desde su debut en 1967. Como si en un solo hombre convivieran dos monstruos del calibre de William Shakespeare y Stephen King (no son tan antagónicos como cabría pensar). La historieta de humor gráfico se menciona acá y allá pero Imaginadores no pretende dedicarle el mismo protagonismo que a la llamada novela o álbum, por lo que se justifica algo más la ausencia de dos grandes como Quino y Palacio.

Afortunadamente, a la fiesta no faltó casi nadie más: el dúo Carlos Trillo & Horacio Altuna (El loco Chávez, Las puertitas del señor López), el ya nombrado H.G. Oesterheld (representado por Elsa Sánchez, su viuda; recordemos que el creador de Sherlock Time fue secuestrado y desaparecido por los militares) & Francisco Solano López (El eternauta I y II), Alberto Breccia (Mort Cinder, Un tal Daneri), su hijo Enrique (Alvar Mayor y el sueñero), Hugo Pratt (Sargento Kirk y Ernie Pike; el Corto Maltés surgiría recién tras su regreso a Italia), Carlos Meglia (Cybersix), Caloi (que cuenta una anécdota muy graciosa sobre Breccia padre), el prematuramente fallecido “Negro” Roberto Fontanarrosa (por supuesto, no podían faltar Inodoro Pereyra ni Boogie, el aceitoso); los hermanos Ricardo (Nippur de Lagash) y Enrique Villagrán (impagable la historia que da cuenta de las similitudes físicas entre Nippur y Argón, el justiciero); Quique Alcatena (La fortaleza móvil), Oswal (Sónoman), Ernesto García Seijas (El “Negro” Blanco, Especies en peligro), Jorge Lucas (Cazador) y Eduardo Maicas (Clara de noche, Yironside). Otros entrevistados que ayudan a trazar un panorama general son el periodista y escritor Juan Sasturain, el semiólogo Oscar Steimberg, el especialista en cómics Andrés Accorsi (fundador de la revista Comiqueando) y los editores Andrés Cascioli y Javier Doeyo (ambos de vasta experiencia en el rubro).

La realizadora estructuró el documental apoyándose en un orden cronológico para ilustrar las distintas épocas de la historieta. Comienza en la era de oro que comprende las décadas del 40 al 60 con publicaciones tan populares como Hora Cero, Frontera, El Tony, Intervalo y Misterix. Los siguientes veinticinco años son menos fecundos desde un punto de vista comercial pero los violentos cambios sociales, económicos y políticos que se suscitan en el mundo y, sobre todo, en nuestro país se ven reflejados –directa o más oblicuamente- en las páginas de Satiricón, Humor®, El Péndulo y Skorpio, entre otras. La llegada de la democracia en 1983 posibilita una libertad de expresión absoluta a los artistas y Andrés Cascioli lanza al mercado la revista Fierro, que ha sido considerada por los expertos como la más arriesgada y madura de todas. No obstante las ventas ya no redituaban como otrora, por lo que las editoras inician un lento pero seguro derrape que derivaría en el cierre definitivo de la gran mayoría. En los ‘90s se produce el fenómeno de los fanzines (Catzole, el más conocido), impresos a pulmón por algunos historietistas jóvenes impedidos de publicar su trabajo de otra manera. El recorrido histórico que establece Daniela Fiore prioriza el homenaje antes que el estudio minucioso. Como tal fue concebido y como tal se lo disfruta. Para diseccionar el cómic nacional existe una profusa bibliografía a disposición de quien la requiera. No está de más para complementar lo que propone Imaginadores.

La técnica de las cabezas parlantes en el documental está lejos de resultar atractiva si el motivo de la charla carece de interés para el espectador. Fiore ha urdido un plan maestro para asegurarse la atención de su público rodeando al entrevistado –que aparece recortado en un cuadrito- con la rotación de viñetas, cubiertas de álbumes clásicos e incluso con animación tradicional donde se le da movimiento por primera vez a conspicuas creaciones como El eternauta, Las puertitas del señor López, Boogie, el aceitoso o Cazador. Estéticamente, Imaginadores supera las expectativas para convertirse en una obra de arte por méritos propios. En su acabado formal se adivina la pasión invertida a fuerza de talento, esmero técnico y creatividad. El saldo final es de una rara y subyugante belleza que no se parece en nada a la generalmente densa producción nacional. Este 2008 será evocado por muchas cosas. Imaginadores – La aventura de la historieta argentina estará para mí entre ellas.

Título: Imaginadores – La aventura de la historieta argentina.
Título Original: Idem.
Dirección: Daniela Fiore.
Entrevistados: Francisco Solano López, Horacio Altuna, Carlos Trillo, Enrique Breccia, Oswal, Carlos Meglia, Caloi, Ernesto García Seijas, Maicas, Ricardo Villagrán, Quique Alcatena, Jorge Lucas, Juan Sasturaín y Roberto “Negro” Fontanarrosa.
Género: Documental.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 80 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: Primer Plano.
Fecha de Estreno: 20/03/2008.

Puntaje: 8 (ocho)

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