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sábado, 27 abril 2024
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Los expedientes secretos X – Quiero creer: Réquiem para una serie de culto

La franquicia de Los expedientes secretos X remite a esos ávidos seres del cine y la literatura que buscan propagarse en el tiempo cuando la finitud indica que deberían desaparecer para siempre. Sin medias tintas, esta segunda rentrée cinematográfica a la mitología creada por -el aquí también director- Chris Carter es un muerto que camina. Reanimado por medios artificiales, se mueve espasmódicamente y nada en su proceder recuerda a la serie que aprendimos a querer allá por mediados de los noventa. En ese cuerpo que se arrastra no hay alma que valga. ¿Por qué y para qué la hicieron seis años después de la desaparición del show televisivo? Inexplicable como la ausencia en su guion de todos los tópicos que le dieron fama en la pantalla chica. No hay aquí conspiraciones gubernamentales, sucesos paranormales ni extraterrestres que te animen la fiestita. La trama principal peca de minimalista en exceso (tal es así que un episodio promedio de Criminal minds o de Bones le pasa por encima en complejidad argumental) para concentrarse en diatribas morales ya gastadas por el mismo programa a lo largo de sus excesivas e irregulares nueve temporadas de aire. El intento no califica ni como ejercicio de nostalgia, y el hecho de ver a Mulder y a Scully ya entrados en años provoca más dolor que placer. A esta altura uno quisiera conmemorarlos por todo lo que representaron para la ficción en un momento especialmente mediocre de la cultura televisiva. Sacar a la dupla de sus confortables ataúdes en el cementerio de la 20th. Century Fox cada vez que sople un viento propicio (por no decir el capricho de lo ejecutivos de turno) no va a cambiar el pensamiento de sus muchísimos seguidores, pero… ¿acaso aporta algún elemento válido a la saga que justifique tan extemporánea resurrección fílmica? Claramente no. Ni siquiera como película de género… por más raro que esto parezca.

La excusa de Chris Carter y su habitual co-guionista Frank Spotnitz para poner en marcha la vieja maquinaria responde a un caso bastante pedestre cuyo disparador es la desaparición de una agente del FBI. Buscando una redención que la sociedad le niega por su pasado de pedófilo, el padre Joe (un Billy Connolly muy bien consustanciado en un rol harto complicado) se presenta antes los responsables de la investigación como un supuesto visionario que puede ayudar a dar con el paradero de la mujer. Debido al perfil de tan particular sujeto, la agente Whitney (Amanda Peet) resuelve solicitar el asesoramiento técnico del experimentado Fox Mulder, quien se encuentra escondido del mundo en un lugar recóndito al que sólo tiene acceso su ex colega, la doctora Dana Scully. Tras un prólogo más o menos patético en el que Mulder (David Duchovny cuenta canas pero su encanto permanece intacto) se hace rogar para volver a la acción, tenemos al dúo más mentado de nuevo en las calles. En realidad, el único interesado es Mulder, porque Scully (la ya madurita Gillian Anderson en un papel más exigente de lo esperado) ahora trabaja en un hospital con la dedicación que todos le conocemos. La clásica dicotomía entre la fe de él y el escepticismo de ella vuelven a enquistarse en una trama demasiado pendiente de los conflictos internos. En la serie esto se fusionaba con la línea argumental de cada episodio generando de esta manera el ADN de Los expedientes secretos X. Quiero creer, en cambio, se olvida por extensos lapsos de la historia principal para dedicarse a una subtrama en la que Scully debe lidiar con la enfermedad incurable de un niño al que ella –no sólo como profesional de la salud sino como madre frustrada- no logra resignarse a perder. Además de la ciencia, la respuesta parece estar en la fe… un ítem cuestionable sobre el que Carter vuelve una y otra vez como si nunca hubieran tocado el tema antes. Verdaderamente, un déjà vu interminable…

Diez años luego de Combate al futuro -el sólido largometraje de Rob Bowman que sirvió de enlace entre las temporadas 5 y 6- Chris Carter retoma a sus personajes más célebres para involucrarlos en un thriller desganado donde las cuitas existenciales se terminan devorando a una narración por demás anecdótica. La química entre Duchovny y Anderson no se ha perdido pero la magia del producto, lastimosamente, sí. Considerando que Quiero creer fracasó comercialmente en los Estados Unidos a uno sólo le queda lamentarse de que el final, triste y definitivo, haya sido de una chatura tan pavorosa. Si este fue el adiós, telón de fondo y silencioso piadoso. La verdad, una vez más, está ahí afuera…

Título: Los expedientes secretos X – Quiero creer.
Título original: The X-Files: I Want to Believe
Dirección: Chris Carter.
Intérpretes: David Duchovny, Gillian Anderson, Adam Godley, Amanda Peet, Billy Connolly, Callum Keith Rennie, Mitch Pileggi y Nicki Aycox.
Género: Crimen, Drama, Terror.
Calificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 104 minutos.
Origen: EE.UU./ Canadá.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: Fox.
Fecha de estreno: 14/08/2008.

Puntaje: 4 (cuatro)

El staff opinó:

Si de querer creer se trata, me imagino que más de uno hubiese querido creer que esta segunda película de The X Files no podía ser tan frustrante como ya se venía rumoreando desde el norte; lo es. Confieso no haber visto más de dos o tres episodios en mi vida de la serie, pero conozco (por esas cosas de la vida y del marketing todoterreno de la TV) lo suficiente del producto como para saber que esta película no le hace ninguna justicia al show que la excusa. Simple, pero en el sentido haragán del término, anémica desde lo narrativo y extremadamente morosa como entretenimiento de género; me atrevería a decir que Quiero creer no sirve ni para los nostálgicos devoradores de expedientes. David Duchovny, por otra parte, sigue siendo un capo, haga lo que haga, y hace lo suyo con altura junto a una Gillian Anderson que sabe recibir y devolver tanta calidad. Ahh, y la música (sobre todo el tema “Broken” de Gavin Clark que suena en el final) es excelente. A conformarse con lo que se pueda, no?…Juan Blanco (4 puntos)

Es muy probable que el film dirigido por Chris Carter sea en realidad un capítulo doble de alguna temporada intermedia de la serie, omitido durante el apogeo absoluto de Mulder y Scully. Los expedientes secretos X: Quiero creer revive con gran eficacia el alma de aquellos primeros episodios: la terquedad de él, la incredulidad de ella, las tendencias paranoicas, la frustración existencial, las inconsistencias argumentales y la eterna lucha entre ciencia y religión. Sólo falta el “fumador” y tenemos cartón lleno. A diferencia de la película anterior, aquí el minimalismo lo determina todo. Contamos con una pequeña anécdota, ambiciosa en términos conceptuales pero pequeña al fin. Ojalá que algún día el señor encuentre la vuelta para retomar aquella genialidad llamada Millennium…Emiliano Fernández (7 puntos)

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