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lunes, 29 abril 2024
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Coraline y la puerta secreta: A través del espejo

Por Emiliano Fernández

Coraline Jones es una niña melancólica y un tanto pedante. A pesar de su disconformidad, no le queda más remedio que mudarse a una casona victoriana dividida en departamentos. Mientras que sus padres no le prestan demasiada atención, absortos en la redacción de un catálogo de jardinería, ella recorre la zona circundante y conoce a sus vecinos. Sin embargo lo más interesante estaba frente a su nariz: en el living de la casa encuentra una pequeña puerta escondida detrás del papel tapiz. Del otro lado descubre un mundo similar pero a la vez mucho mejor, donde las modificaciones que siempre quiso están a la orden del día. Lástima que todos tienen botones en lugar de ojos y su “mamá alternativa” la invita a quedarse para siempre. Para ello sonríe y le ofrece hilo, un par de botones y una aguja…

Henry Selick vuelve a la animación stop-motion luego de la paupérrima Monkeybone (2001). Precisamente gracias a esta técnica artesanal se hizo conocido en los ’90 con la exquisita El extraño mundo de Jack (The Nightmare Before Christmas, 1993) y la fallida Jim y el durazno gigante (James and the Giant Peach, 1996). Sin los segmentos musicales de aquellas, Coraline y la puerta secreta (Coraline, 2009) es casi el opuesto exacto de El cadáver de la novia (Corpse Bride, 2005) de su antiguo colaborador Tim Burton: si en ésta última teníamos una súper producción que iluminaba a conciencia una oscuridad soporífera, ahora contamos con una obra minimalista que pretende narrar con crudeza una clásica historia en la tradición de “Alicia en el país de las maravillas” del eterno Lewis Carroll.

Aunque ambos realizadores hicieron suya la estética de El extraño mundo de Jack, ninguno pudo recuperar el nivel alcanzado ni repetir el suceso de público y crítica. Desde ya que sus trabajos recientes son mucho más que dignos, pero lamentablemente huelen a fórmula gastada y condescendencia. Aún así Selick redondea una película más sincera y menos ampulosa que la de Burton, un cineasta que comienza a aburrir después de más de dos décadas de filmar siempre lo mismo. Coraline y la puerta secreta se sostiene en una animación áspera de colores vivos y contrastes marcados, sobre todo en lo que respecta a los fondos y las criaturas. Más allá de los personajes estereotipados, resulta placentero disfrutar de un film tan bello en términos visuales y orientado a los espectadores adultos.

Nuevamente nos tenemos que contentar con la omnipresente versión en castellano pero por suerte en esta oportunidad existe una compensación: la copia en 3D digital intensifica la riqueza de la imagen, aprovecha la tecnología sin saturar la percepción y justifica por completo el precio de la entrada. El guión del propio Selick, basado en una novela de Neil Gaiman, se centra en las aspiraciones infantiles caídas en desgracia y coquetea con el terror en general y el tópico de las brujas en particular. La falta de originalidad no le juega tan en contra al relato debido a que está muy bien llevado por el director hacia las fronteras oníricas de los reflejos distorsionados y los deseos perseverantes. Con un poco más de desarrollo, inteligencia y profundidad, este juego de espejos hubiera llegado más lejos.

Título: Coraline y la puerta secreta.
Título Original: Coraline.
Dirección: Henry Selick.
Voces originales: Dakota Fanning, Teri Hatcher, Jennifer Saunders, Dawn French, Keith David e Ian McShane.
Género: Animación, Drama, Familia.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 100 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 12/03/2009.

Puntaje: 7 (siete)

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