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lunes, 29 abril 2024
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G.I. Joe: El origen de cobra: Hipérbole nostálgica

Por Emiliano Fernández

Estamos ante una verdadera sorpresa. Nadie apostaba ni un centavo al regreso de Stephen Sommers luego de cinco largos años de retiro forzado como consecuencia del estrepitoso fracaso de Van Helsing (2004). El realizador es un experto en el cine exploitation de aventuras y sabe de sobra cómo redondear productos eficaces para el entretenimiento masivo. En G.I. Joe: El origen de Cobra (G.I. Joe: The Rise of Cobra, 2009) vuelve a combinar fantasía estrambótica y súper acción, alcanzando resultados bastante positivos al volcar nuevamente la balanza hacia el drama light, el interés romántico y un humor que no llega a la parodia.

Al igual que en La Momia (The Mummy, 1999) y La Momia Regresa (The Mummy Returns, 2001), aquí el ritmo vertiginoso y el tono familiar-canchero no dejan espacio para la intencionalidad ideológica de muchas producciones hollywoodenses contemporáneas. De hecho, resulta más que evidente que Sommers evita caer a conciencia en el militarismo chauvinista y la torpeza narrativa de Michael Bay… recordemos Transformers (2007) y Transformers: La venganza de los caídos (Transformers: Revenge of the Fallen, 2009). Por suerte el típico maniqueísmo político está neutralizado y domina la hipérbole nostálgica.

Para aquellos que no conozcan la serie televisiva de animación de los ’80 inspirada en la línea de juguetes de Hasbro, el eje argumental es el siguiente: un equipo internacional de elite llamado “G.I. Joe” vive en eterno conflicto con una organización maligna que responde al nombre de “Cobra”. No hay mucho más que agregar al respecto, sólo que la saga primordial era simple aunque adictiva y los muñecos siempre fueron superiores a sus homólogos de la pantalla chica. El encanto infantil pasaba por las batallas descomunales y la vistosa cúpula de Cobra: el inefable Comandante, el gran Destro y la sexy Baronesa.

En esta oportunidad el director y su equipo de guionistas decidieron concentrarse en el surgimiento de ambos bandos. La historia gira en torno a cuatro ojivas de última tecnología, capaces de destruir ciudades enteras en segundos. Llama poderosamente la atención el elenco reunido para el convite (pagaban muy bien o son todos fans): Jonathan Pryce, Dennis Quaid, Christopher Eccleston, Arnold Vosloo, Joseph Gordon-Levitt, Rachel Nichols, Channing Tatum, Marlon Wayans y hasta hay un cameo de Brendan Fraser. Pero nadie se luce demasiado porque la película hace de los CGI’s sus elementos centrales.

Sommers construye dos horas repletas de latiguillos simpáticos, vehículos futuristas, chicas con delanteras generosas, artilugios de toda clase y un sinfín de escaramuzas (en este sentido, la escena de la persecución por las calles de París es extraordinaria). El “desarrollo de personajes” se reduce a un puñado de flashbacks en donde se nos presenta el pasado de los protagonistas, fuente de las disputas del hoy. G.I. Joe: El origen de Cobra invoca el espíritu belicista del original, esquiva el concepto de “terrorismo” y edifica con relativo éxito una enorme explosión de testosterona. Limitaciones y estereotipos aparte, como pasatiempo cumple…

Título: G.I. Joe: El origen de Cobra.
Título Original: G.I. Joe: The Rise of Cobra.
Dirección: Stephen Sommers.
Intérpretes: Channing Tatum, Ray Park, Lee Byung-hun, Sienna Miller, Joseph Gordon-Levitt, Marlon Wayans, Brandon Soo Hoo, Karolina Kurkova, Adewale Akinnuoye-Agbaje, Rachel Nichols, Christopher Eccleston, Arnold Vosloo, Dennis Quaid.
Género: Acción, Aventura, Ciencia-ficción.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 118 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 06/08/2009.

Puntaje: 6 (seis)

El staff opinó:

-Si bien es innegable la acción que no descansa ni un segundo, también es justo decir que cuando la parafernalia digital y los efectos especiales rebalsan en la pantalla se acaba el cine. Y eso es lo que vuelve a G.I. Joe un video juego en 35 mm. con una interacción completamente nula entre el espectador y un guión que bordea la idiotez con la misma importancia que el realizador de La momia le da a la historia que tiene entre manos. La actuación de Dennis Quaid en perfecta sintonía con su personaje: un muñeco de plástico…- Pablo E. Arahuete (4 puntos)

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