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viernes, 3 mayo 2024
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El último maestro del aire: Los avatares de Shyamalan

Por Pablo E. Arahuete

Es conveniente para introducirnos en el universo de El último maestro del aire, nuevo intento desesperado por parte de M. Night Shyamalan por salir de la chatura que últimamente vino arrastrando en sus films, desde La dama en el agua hasta la fecha, tomar contacto con la historia original y repasar a grandes rasgos de qué se trata a fin de encontrar en la versión cinematográfica algún valor si es que lo hubiese o desaciertos en la adaptación que costó la friolera de 150 millones de dólares.

Para eso se deben entender los pilares que sustentan el relato animado: hay 4 naciones que responden a uno de los 4 elementos (aire, agua, fuego y tierra), que permanecen en un equilibrio justamente por no dominarlos a todos y existen los avatares, seres de carne y hueso con poderes místicos que tienen la capacidad de reencarnarse y manipular conjuntamente dichos elementos naturales con fines pacíficos tendientes a conservar la armonía universal. El resto de los mortales es gente común que sólo responde en momentos de guerra y espera la llegada del avatar para torcer la balanza de poder, aunque en cada nación existen los maestros que tienen la habilidad de controlar uno de los elementos. La tribu más primitiva es la del fuego y su rey detenta el poder absoluto por lo que desata una guerra al poseer capacidad militar con la que consigue rápidamente sojuzgar al resto. En contrapartida, se encuentran las tribus del agua –elemento que se opone al fuego- cuya particularidad es hacerse fuertes gracias a la influencia de la luna llena. Los del fuego se valen cada 100 años de la llegada del cometa sozin para acumular energía. Sin embargo, en el caso de los nómadas del aire, todos sus habitantes son maestros (monjes) a diferencia del resto de las naciones con las que conviven.

Así las cosas, con la llegada del cometa sozin a la tierra la nación del fuego inicia la guerra rompiendo el equilibrio a pesar de la advertencia de los espíritus.

Transcurridos esos 100 años de guerra en los que la nación del fuego ha exterminado a todos los maestros del aire, la historia comienza cuando Katara (última maestra del agua de la tribu del sur) y su hermano Sokka (simplemente un guerrero de la misma tribu) descubren a un niño llamado Aang congelado en un iceberg, quien resulta ser el último maestro del aire vivo, que tras estar hibernando 100 años mantuvo su cuerpo de niño de 12 pero en realidad es un anciano de 112 que tendrá como misión y destino aprender a dominar los 4 elementos y convertirse en Avatar para entonces recomponer el equilibrio del mundo cumpliendo un ciclo y luego reencarnar sucesivamente. En medio de la travesía, eje central del film, Aang y sus laderos son perseguidos por Zukko, el hijo destronado del rey del fuego. Luego por su hermana Azula,- es lo que se anticipa como la segunda parte- quienes intentan apoderarse del niño para evitar que cumpla su destino.

Ahora bien, de los 20 capítulos que componen la primera temporada de este dibujo animado estadounidense de los creadores Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko, hecho en Corea del Sur con fuertes influencias del animé y el manga oriental en su concepción y del taoísmo, budismo, hinduismo y mitología asiática en su filosofía, se nutre el guión escrito por el propio M. Night para dar paso a una supuesta trilogía en correspondencia con las temporadas de la serie que se definen con el nombre de cada uno de los elementos, siendo el agua el primero.

Quizás se trate de la película más impersonal del director hindú que cometió el pecado de la condensación de capítulos y sus subtramas en pos de lograr un producto aceptable y entretenido, pero que carga con el defecto mayúsculo de no encontrar un público porque es muy complejo para niños y demasiado elemental para adultos, quedando a merced del ánimo de los fans de la serie o los adolescentes que busquen aventura, fantasía y acción a granel. Nada de eso llega de forma equilibrada en esta primera entrega de la saga, salvo un mix que mezcla algunos conceptos básicos de la filosofía oriental en la que puede apreciarse al protagonista Aang (Noah Ringer) efectuando virtuosos ejercicios de tai chí; un cúmulo de efectos visuales que en 3D no se explotan adecuadamente y cierta galería de personajes poco desarrollados, entre los que se destacan el antagonista Zuko (Dev Patel), Katara (Nicola Peltz) y Sokka (Jackson Rathbone).

Tal vez analizando la filmografía del director de La aldea (su última obra aceptable) pueda trazarse alguna línea de continuidad con tópicos recurrentes. Por ejemplo la idea del héroe que no puede renunciar a su destino trabajada en El protegido; la coexistencia de realidades, en este caso el mundo terrenal y el espiritual al que sólo acceden algunos como en Sexto sentido y el mundo de los muertos; y la fuerte tensión entre el orden y el caos o la armonía y la destrucción, que sostiene una mirada maniquea, binaria y elemental sobre el mundo explotada en El fin de los tiempos, su anterior traspié que con este nuevo paso por Hollywood anticipa una inevitable caída.

No obstante sería injusto decir que El último maestro del aire, pese a la superficialidad y torpezas narrativas; pese a su tono solemne y poco amistoso sea una película completamente descartable tratándose –siempre es bueno recordarlo- de una adaptación que sin dudas en el original es mucho más interesante y profunda.

Título: El último maestro del aire.
Título Original: The Last Airbender.
Dirección: M. Night Shyamalan.
Intérpretes: Noah Ringer, Dev Patel, Jackson Rathbone, Nicola Peltz, Shaun Toub, Aasif Mandvi, Cliff Curtis, Jessica Andres, Seychelle Gabriel, Keong Sim, Katharine Houghton.
Género: Acción, Aventura, Familiar.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 103 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2010.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 12/08/2010.

Puntaje: 6 (seis)

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