Por Juan Blanco
Bahía Mágica es otra de esas infames películas nacionales para chicos (en co-producción con España) que se preocupa más por intentar educarlos que entretenerlos. Primer error. Y también es de esas que entre sus desfasajes prioritarios cuenta con una de las peores técnicas en animación en dos y tres dimensiones en simultáneo, en un intento –desprolijo y apurado- de coexistencia entre ambas como si la transición fuese una mera formalidad a la que no vale la pena prestarle cuidado. Segundo error, y grave, si se tiene en cuenta que al dibujito hay que sumarle actores de carne y hueso, entre los que se “destacan” Jean-Pierre Noher y un par de ballenas y lobos marinos, siendo lo más trágico del asunto ese plus de descuido que supone agregar un universo estético más a aquel de animación tan desorientado del principio, aunque el orden no sea necesariamente ese; los actores venían primero, pero el orden de los factores no altera –ni salva- el producto.
La excusa para este relato ecologista tiene que ver con un barco malo que, tras su fachada como transportador de juguetes, pretende contaminar las costas del sur argentino, lo que acarreará una huelga por parte de unos animales marinos (todos sacados del Sea World en castellano, y en lo que pareciera el chivo más alevoso desde el que hizo Náufrago con Fedex), quienes junto a unos niños habrán de ofrecer la debida resistencia Greenpeace ante la amenaza. Y ganarán, como es debido, pero no antes de que durante casi una hora veinte, uno –ya sea chico o grande- tenga que sufrir la tesis Billiken guionada e interpretada como para televisión; voz en off constante, fea e innecesaria mediante.
Para el caso, debería quedar claro que si en una película con los animales de Mundo Marino lo mejor terminan siendo los bichos (aunque nadie como Willy o Shamú), entonces el mérito de Bahía Mágica no es de ningún guionista o responsable de ilustrar el proyecto, sino de aquel entrenador de neoprene que seguro cobró unas buenas horas extras por trascender el oceanario. El resto son penas y olvidos, culpa de dos o tres cerebros (alguno gallego en el medio) convencidos de que para divertir al pibe hay que primero engañarlo, y en el transcurso ir haciéndole de padre, para que al final los verdaderos tutores del niño se coman que semejante despropósito les devolvió el dinero, y a los chicos la hora y pico de tiempo perdido.
Para saber más en detalle sobre lo que este tipo de películas le hacen al cine, sugiero pasar por el texto publicado en este mismo site sobre Micaela, una película mágica. Para ser honesto, es casi lo mismo pero con otro olorcito. Y como a nosotros, los redactores, nos irrita sobremanera repetirnos, lo más prudente es acabar esto antes de que empiece la redundancia; tema del que por cierto el cine nacional infantil puede dar cátedra tranquilo.
Título: Bahía Mágica.
Título Original: Idem.
Dirección: Marina Valentini.
Intérpretes: Jean Pierre Noher, Carlos Álvarez-Novoa, Liz Lobato, Roberto Carnaghi, Alfredo Allende, Fabián Arenillas, Martín Coria, Francisco Corvalán, Débora Cuenca, Soledad Delgadillo, Camila Deppe y Freddy Friedlander.
Género: Animación, Aventura, Infantil.
Clasificación: Apta para todo público.
Duración: 89 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: No disponible.
Fecha de Estreno: 26/12/2002.
Puntaje: 3 (tres)