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sábado, 27 abril 2024
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Iris, recuerdos imborrables: El antes y el después

Por Omar Tubio

Iris Murdoch fue una reputada novelista irlandesa cuyas obras han sido publicadas a lo largo de gran parte del siglo XX. Que se le dedique toda una película a revisionar su vida tiene quizás más que ver con su lucha contra un mal implacable que la devastó, que a un interés particular sobre su obra misma. De esa manera se explica que su trabajo pase a un segundísimo plano, para hacer hincapié en la singular relación que la unió al crítico literario John Bailey, y en los estragos que causó en su lúcida mente el mal de Alzheimer.

El film se desarrolla específicamente en dos períodos claves en la vida de la escritora. En primer lugar la vemos en su fogosa juventud de estudiante, que todo lo pregunta y todo lo discute y en la cual conoce a Bailey, un tímido y poco agraciado profesor de Literatura. Iris es audaz, avasallante, con una inteligencia poco común y sin prejuicios de ninguna índole, incluidos los sexuales (se deja entrever su posible bisexualidad). Bailey es todo lo contrario, pero los opuestos se atraen y terminan por enamorarse.

Por otro lado la encontramos en su vejez, con una carrera brillante a cuestas, dando conferencias y compartiendo su plácida vida junto a su viejo compañero de toda la vida. Hasta que los primeros síntomas de la enfermedad van apareciendo y somos testigos, con lujo de detalle, de como la pobre Iris va alejándose de la realidad que la rodea para internarse en un mundo propio y oscuro del cual no hay pasaje de vuelta.

Los dos períodos se van alternando continuamente, convirtiendo a los flashbacks que nos remiten al pasado en el mayor acierto de la película –su edición-, ya que los momentos en los que estos se producen son tan naturales que fluyen de una manera casi imperceptible. Aunque el film se resiente por otras varias razones que tienen que ver con un desarrollo algo moroso, con cierta redundancia y regodeo en cuanto a lo que implica padecer Alzheimer (abarca casi toda la media hora final), y que acentúa ostensiblemente el melodrama ya de por sí instalado en la situación misma. También vale aclarar que la visión de este mal está bastante alejada de la que ofrecía, por ejemplo, nuestra versión más dulcificada en El hijo de la novia. Aquí no hay lugar para la sonrisa.

El otro logro más saliente de Iris es sin dudas el actoral. Tanto Judi Dench como Kate Winslet responden a la perfección a los requerimientos del difícil rol, brillando cada una en su momento y logrando una rara simbiosis que hace que creamos realmente que se trata de la misma persona. Jim Broadbent no se queda atrás, brindando una composición entrañable que le valiera un par de años atrás un merecido Oscar. Y Hugh Bonneville es un hallazgo, logrando convertirse mágicamente en un Broadbent joven.

En suma podríamos decir que se trata de la típica película de qualité, prolija por donde se la mire, impecable en sus rubros técnicos, y actuada de manera inmejorable, pero que no termina de satisfacer del todo debido a la falta de una pizca de riesgo, de vigor, de búsqueda, que la rescate de su encorsetada medianía.

Título: Iris: Recuerdos imborrables.
Título Original: Iris.
Dirección: Richard Eyre.
Intérpretes: Kate Winslet, Judi Dench, Jim Broadbent, Hugh Bonneville, Eleanor Bron, Penelope Wilton, Juliet Aubrey.
Género: Biopic, Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 91 minutos.
Origen: Reino Unido/ EE.UU.
Año de realización: 2001.
Distribuidora: Primer Plano Film Group.
Fecha de Estreno: 20/09/2003.

Puntaje: 6 (seis)

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