back to top
domingo, 28 abril 2024
InicioCríticaCuatro hermanos: Venganza interracial

Cuatro hermanos: Venganza interracial

Por Juan Blanco

Alguna vez John Singleton fue un director de carácter, más preocupado por el contenido de sus películas que por sus formas o el paquetito en el que venían envueltas. Es uno de los pocos realizadores negros dentro de Hollywood, y a pesar de merecer más una comparación con, por ejemplo, F. Gary Gray (El Mediador, La Estafa Maestra) que con Spike Lee (su obra tampoco hubiese podido ambicionar tal cosa), al menos para Singleton hubo una época en la que temas como la violencia en los barrios negros, las guerras de pandillas en los suburbios en los que creció, o bien las pujas raciales en el ámbito académico en pleno ocaso del siglo XX fueron problemas dignos de considerar y cuestionar. Y su cine temprano lo hizo.

Como resultado de esa búsqueda surgieron Boyz’n the Hood (o bien Los Dueños de la Calle) y Duro Aprendizaje, dos títulos que sin ser grandiosos pegaban lo suficientemente fuerte como para osar ilusionarse con este -en ese entonces- nuevo director negro pseudo-militante dentro de una industria demasiado cómoda para tales aspiraciones. Después llegó Rosewood, un drama- western sobre una colonia de esclavos en la Florida de principios de la década del 20 que se convirtió en el último buen trabajo, o al menos con cierta búsqueda de trascendencia discursiva, de este realizador que más tarde arruinaría sus prospectos con una remake ultrafachista de Shaft y una bobada pop (o popó) sobre picadas ilegales con la secuela de Rápido y Furioso.

Y así fue… John Singleton se había perdido entre los verdes de Hollywood; se había vendido al mejor postor y comenzado una carrera confortable, de esas que un buen artesano en el oficio (porque narrar sabe y bien) puede hacer rendir y perdurar unos cuántos años. Ahora, en el 2005, entrega Cuatro Hermanos, una película que oscila entre el cine de Singleton que hoy es y el que alguna vez fue.

Parte historia de venganza, comedia racial, melodrama familiar y también policial, Cuatro Hermanos comete un gran pecado: no tener identidad más allá de ciertos rasgos de absurdez irreverente -teóricamente calculados- que invitan a no tomársela tan en serio como a uno le gustaría; sobre todo si alguien recuerda, o gusta de recordar, al Singleton de antaño. La película, concretamente, no es nada, al tiempo que quiere serlo todo. Apuesta tanto al drama con el que Singleton rememora sus batallas contra el racismo de las calles de Detroit, a la acción con que se regodeó en Shaft y al mismo tiempo al tono burlón que le sirvió para las picadas ilegales, rápidas y furiosas un par de años atrás. Un popurrí que a lo sumo puede que caiga simpático en tanto uno deje de buscarle una lógica más allá del prólogo, en el que se nos participa del asesinato de Evelyn Mercer, la anciana madre (o más bien madrastra) de los cuatro jóvenes del título. Nadie sabe por qué ni en qué circunstancias se cometió el crimen, pero los hermanos Mercer (dos negros y dos blancos violentísimos ellos) están dispuestos a abatir cualquier sistema legal, cualquier tabú racial y organización criminal con tal de hacer pagar con sangre a los que mataron a su Má.

Todo esto da lugar a una historia de venganza con la típica investigación a los palazos, con su buena cuota de acción y no pocas sorpresas. Pero con ese sentido del humor tan ajeno a la película, un nervio narrativo que casi nunca alcanza los niveles adecuados y con más excusas que explicaciones convincentes sobre lo que se muestra, Cuatro Hermanos se va al tacho. Cuando mucho, caben algunas risas tontas y emoticonadas viscerales con un Mark Wahlberg que afortunadamente lo abarca casi todo y cierta empatía hacia este grupo de hermanos fachos que por algún motivo (que todavía no desculamos) incentivan a seguirles los pasos. Se cuelan, además, algunos que otros detalles curiosos (el de la “vieja fantasmal” que aconseja a sus hijos desde la tumba es el más bizarro) que convierten al film en un proyecto tan pifiado como raro.

Hoy en Hollywood hay que conformarse con tan poco que cabe decir que un film anómalo o de difícil categorización ya merece la pena ser visto tan sólo por eso. Dada su extrañeza, por lo menos en este caso se puede decir que durante gran parte del relato es difícil anticiparse a los hechos; lo digo a modo de tímido cumplido.

Título: Cuatro hermanos.
Título Original: Four brothers.
Dirección: John Singleton.
Intérpretes: Mark Wahlberg, Tyrese Gibson, André Benjamin, Garrett Hedlund, Terrence Howard, Chiwetel Ejiofor, Taraji P. Henson, Sofia Vergara, Fionnula Flanagan, Josh Charles, Barry Shabaka Henley y Lyriq Bent.
Género: Crimen, Drama, Acción.
Clasificación: Apta para mayores de 16 años.
Duración: 109 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 29/09/2005.

Puntaje: 5 (cinco)

NOTAS RELACIONADAS

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

ÚLTIMAS PUBLICACIONES