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sábado, 27 abril 2024
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Tres minutos: Todavía a tiempo

Por Pablo E. Arahuete

Sobran los dedos de las manos para contabilizar los intentos del cine argentino por incursionar en el campo de lo fantástico. Aunque tenga sus defectos, quizás sea Moebius ese film puente que podría haber traspasado el umbral hacia el género, asumiéndose de antemano la escasa cantidad de recursos. Pero por diversas circunstancias -que sería farragoso enumerar en esta nota- la realidad indica que para que funcione lo fantástico se requiere de dos elementos insustituibles; esto supone un riesgo extra cuando los recursos son mínimos: una buena historia que justifique la introducción del dispositivo fantástico y un guion lo suficientemente sólido que permita desarrollarlo en las coordenadas de lo verosímil.

Tres minutos, ópera prima de Diego Lublinsky, cumple con estas dos condiciones y, pese a sus desniveles narrativos o ciertas concesiones del guion, afronta con buenas ideas, seriedad (no solemnidad) y nobleza este duro desafío de buscar otra cosa, de no pretender más de lo que se puede. Y esa sensación de saber el rumbo y hacia dónde se quiere llegar, en esta ocasión resulta vital para no malograr el intento.

A grandes rasgos podría decirse que Diego Lublinsky introdujo un elemento fantástico en una historia de amor, la de Alex (Nicolás Pauls) y Ana (Natalia Amado y Julieta Zylberberg luego), ambos condicionados por el paso del tiempo cronológico: él bordea los treinta y ella apenas llega a los catorce.

Sin embargo, en Tres minutos cambia la percepción del tiempo cuando se ingiere una pastilla roja proveniente de una gruta, cuya sustancia misteriosa posibilita -a quien la toma – vivir tan acelerado que es imposible percibirlo en el espacio. Bajo el efecto de las pastillas, Alex y Ana (Zylberberg) se pueden encontrar en un tiempo relativo, donde cada segundo puede estirarse como una bandita elástica; donde el pasado y el presente quedan suspendidos y la gente quieta, como si alguien hubiese apretado el botón de pausa. No obstante, al desaparecer el efecto de aceleración Alex pierde a Ana en una nebulosa temporal y vuelve al presente. En ese presente, Alex está casado con Julieta (Antonella Costa), y pese al momento crítico de la pareja decide acompañarla a una misión periodística: han desaparecido tres personas en una gruta, entre ellas el hijo de una actriz que en la época de oro del cine argentino se había ganado la fama de femme fatal; y tras circunstancias poco claras en pleno éxito de su carrera desapareció del mapa.

Detrás de la enigmática desaparición de la actriz se esconde un secreto; quizás la respuesta esté en aquella gruta. De este modo Pauls y compañía llegan a un remoto hotel de un pueblo con el objetivo de informar lo que allí acontece. A primera vista, la historia de la femme fatal trae reminiscencias de la vida de la cantante de tangos Ada Falcón, cuya extraña desvinculación con el mundo del dos por cuatro en pleno éxito de su carrera se convirtió, con el tiempo, en una de esas leyendas imposibles de olvidar. Y es precisamente el tiempo el eje y conflicto que entrelaza a los personajes en su derrotero ficcional. El de Ana adolescente (Amado) se relaciona con su edad para rendir un examen de piano en el conservatorio. Ella es muy joven para enfrentar tal desafío y apenas le queda un año para poder ingresar, pero necesita experiencia que sólo se consigue con el paso del tiempo. Además, está la brecha generacional con Alex, quien necesita que los minutos se detengan para cumplir con sus deseos, entre ellos terminar su relación con Julieta, para quien el tiempo fue sinónimo de desgaste en la pareja.

Es claro, por otro lado, que el conflicto de la actriz lo constituye el miedo a envejecer y de ahí su anhelo de perdurar en el recuerdo como aquella estrella del cine y no como una anciana en el presente. Por ese motivo puede pensarse que en realidad la historia de Tres minutos bucea en el terreno de lo fantástico, pero desde un punto de vista conceptual más que literal.

Lublinsky consigue un relato bastante verosímil donde se mezcla un tono desacartonado y hasta por momentos farsesco, valiéndose de un buen reparto y buenas ideas para ir hilvanando esta trama de paradojas temporales que le hacen muy bien a este cine, para el que el tiempo a veces es un enemigo más que un aliado.

Título: Tres minutos.
Título original: Idem.
Dirección: Diego Lublinsky.
Intérpretes: Nicolás Pauls, Julieta Zylberberg, Antonella Costa, Natalia Amado, Lidia Catalano, Marcos Ferrante, Axel Pauls, Gonzalo Urtizberea, Horacio Peña, María Alché, María José Gabín y Franklin Caicedo.
Género: Comedia, Romance, Ciencia-ficción.
Calificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 82 minutos.
Origen: Argentina.
Fecha de realización: 2007.
Distribuidora: Primer Plano.
Fecha de estreno: 21/02/2008.

Puntaje: 7 (siete)

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